“Perdemos suelo a un ritmo diez veces superior de lo que la naturaleza recupera”

“La erosión y desertificación son problemas sociales y económicos; somos deudores de la tierra y lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a sus habitantes”, advirtió el catedrático de Geografía Física de la Universidad de Murcia Francisco López Bermúdez el 9 de mayo en el Ateneo Riojano durante su conferencia ‘Erosión y desertificación: la vulnerabilidad del territorio español’, primera del ciclo ‘A ciencia cierta’, organizado por la Unidad de Cultura Científica de la Universidad de La Rioja.

Francisco López
Francisco López, trabajando sobre el terreno.

Francisco López Bermúdez es Premio Nacional de Investigación ‘Juan Sebastián Elcano’ del CSIC, académico de Número de la Real Academia Alfonso X El Sabio, presidente de la Sociedad Española de Geomorfología y miembro del equipo redactor del Plan de Acción Nacional contra la Desertificación (PAND).
Bermúdez define la erosión como “un proceso con un origen natural que el ser humano ha ido acelerando por su mala gestión de los recursos naturales básicos como el suelo, el agua y la vegetación. Sin suelos, paisajes y ecosistemas productivos no puede haber futuro ni vida porque nuestra calidad de vida está íntimamente ligada a la calidad de los ecosistemas, el suelo, el agua, la vegetación y el paisaje. La gran reserva de producción alimentaria del mundo es el suelo y su gestión adecuada es imprescindible para el desarrollo sostenible”. La erosión ha existido siempre pero en la actualidad se ha agudizado porque la tasa de pérdida de suelo provocada por el hombre es muy superior a la capacidad de la tierra para responder a esa pérdida. El suelo en España es capaz de regenerar entre una y cinco toneladas por hectárea y año, mientras que su pérdida alcanza las 23 toneladas de media. Perdemos, por tanto, diez veces más de lo que la naturaleza recupera. Estamos, a juicio de Bermúdez, ante una “patología creada por el ser humano, que es a la vez su principal víctima, en un proceso de ‘feedback’ positivo o retroalimentación”. A nivel global, se estima que en todo el mundo hay 3.600 millones de hectáreas de suelo que han dejado de producir.

Como explica Bermúdez, la erosión del suelo y la desertificación están considerados actualmente como dos de los problemas medioambientales más acuciantes de nuestra sociedad, especialmente en las regiones áridas y semiáridas. Sin embargo, son procesos muy lentos y sus consecuencias tardan mucho tiempo en hacerse evidentes. La erosión provoca la pérdida de los nutrientes que hacen fértil la tierra, un efecto que no se ve a simple vista y que supone la muerte del suelo. Y cuando esto sucede, “aparecen las piedras y sobre ellas no se puede cultivar nada”.

Precisamente, esta erosión del suelo es, junto a la explotación de las aguas subterráneas, los incendios y la salinización, la principal causa de la desertificación. Un fenómeno provocado por la variabilidad climática y las conductas humanas irresponsables que conllevan una pérdida de productividad de los ecosistemas y del valor del suelo. Además, desertificación y cambio climático se encuentran íntimamente relacionados. La primera implica una aridez del suelo causada por la desaparición de la cubierta vegetal y la capacidad de absorción de CO2. Una situación que conlleva una mayor variabilidad de temperaturas y precipitaciones y, en definitiva, una alteración del clima.

Y en este contexto, España es actualmente el país de la Unión Europea con mayor riesgo de sufrir la desertificación. Nuestro territorio se encuentra en una situación especialmente delicada porque, como asegura Bermúdez, España es “uno de los países más afectados, según todos los modelos, por su situación astronómica; se encuentra en una especie de sándwich climático, entre las altas presiones subtropicales muy remisas a las precipitaciones al sur y un clima atlántico con borrascas asociadas al frente”. La climatología española es resultado del influjo de la NAO -oscilación del Atlántico norte-, el anticiclón de las Azores -auténtico guardián de la circulación atmosférica de la península- y la configuración montañosa del relieve, que obstaculiza el paso de las borrascas asociadas al frente polar.

Y aunque la península ibérica ha sufrido muchas crisis ambientales a lo largo de su historia, la erosión de nuestros suelos se ha intensificado en los últimos años debido a una presión excesiva sobre los recursos naturales básicos por parte del ser humano. Y, en este contexto, las regiones españolas más vulnerables son Canarias y el sudeste español (Almería, Murcia y Alicante), además de la depresión del Ebro.

Sin embargo, y a pesar de la gravedad de esta situación, Bermúdez prefiere evitar el alarmismo: “En la actualidad se conocen los problemas y se han identificado sus causas. Tenemos medios, tecnología y financiación suficiente para abordar, mitigar y prevenir este problema. Además, contamos con los programas que financia la Comisión Europea, los de I+D+i y los de las Comunidades Autónomas.”

Para este catedrático en Geografía Física la solución pasa por la actuación política: “El problema es que la respuesta de los sistemas naturales es lenta, superior a los cuatro años que dura una legislatura, y las actuaciones políticas normalmente exigen respuestas inmediatas”.

En 1994, España firmó el Convenio de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y el Parlamento lo ratificó en 1996. Con esta iniciativa se pretende fomentar las políticas que reduzcan la sobreexplotación de las aguas subterráneas, permitan prácticas de laboreo de tierras compatible con la sostenibilidad del suelo y se limite el uso de pesticidas y herbicidas que contaminan los ecosistemas. Desde su entrada en vigor, se asumió que cada dos años se celebraría una reunión en alguno de los países afectados y España acogió la octava cita, conocida como Conferencia de las Partes (COP), en septiembre de 2007.

A juicio de Bermúdez, “España lidera en el Mediterráneo estos problemas pero falta voluntad política para aplicar eficazmente el Plan de Acción de Lucha contra la Desertificación”.

Fuente: UCC LA RIOJA
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