Las excavaciones que se realizan actualmente en los yacimientos de Atapuerca, en Burgos, han sacado a la luz algunos espacios que moradores del Neolítico adecentaron para vivir. Según sus descubridores, se trata de los primeros suelos especialmente preparados para crear un hogar, hace unos 7.000 años.
Los modelos climáticos actuales incluían una hipótesis que indicaba que la biomasa de las plantas y el carbono del suelo aumentarían de forma conjunta a lo largo de este siglo. Ahora, un estudio publicado en Nature asegura que no es así, por lo que plantas y suelo no podrán absorber a la vez más CO2, con consecuencias climáticas.
Un equipo internacional de investigadores alerta sobre la necesidad de incorporar en las estrategias y políticas internacionales de conservación la biodiversidad del suelo. Se estima que cada año se pierden alrededor de 24 mil millones de toneladas de suelo fértil en todo el mundo.
Las costras biológicas, compuestas por comunidades de organismos que viven en la superficie del suelo, pueden mitigar los efectos inducidos por el aumento de temperatura y la disminución de lluvia sobre la disponibilidad de metales en el suelo. Así lo demuestra un experimento de campo de siete años de duración en el que participa la Universidad Autónoma de Madrid.
Los animales se enfrentan a múltiples amenazas en muchas regiones del mundo. Un estudio ha combinado por primera vez a gran escala el impacto de la caza y el cambio en el uso del suelo en más de 1.800 mamíferos tropicales y concluye que ambas presiones reducen entre el 40 % y el 50 % la distribución de estas especies.
El cambio climático afecta a la disponibilidad del hierro, zinc, manganeso y cobre, elementos esenciales para la fotosíntesis vegetal y el crecimiento y reproducción animales. Esta es la principal conclusión de un estudio liderado por la Universidad Autónoma de Madrid, con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
El calentamiento global está dejando cada vez más muestras evidentes en las regiones sensibles a la existencia de permafrost del planeta, según demuestra un estudio comparativo global realizado por la red internacional de permafrost GTN-P, en el que han colaborado expertos de 26 países.
Han analizado por primera vez los efectos del fuego en más de 7500 componentes de la materia orgánica del suelo. Es la primera vez que se aplica la espectrometría de masas de ultra-alta resolución al estudio del suelo. Los resultados indican que la materia orgánica de los suelos afectados por el fuego se vuelve más resistente a la biodegradación, con lo que disminuyen las emisiones de carbono.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y del centro INIA han demostrado que la sustitución del barbecho por los llamados cultivos cubierta mejora la calidad del suelo, aumenta sus niveles de carbono y nitrógeno, y mitiga la lixiviación de nitratos. Estos cultivos de cobertura ayudan a proteger el suelo durante el periodo invernal y proporcionan materia orgánica.
Un sustrato procedente de desechos de la industria papelera, cenizas de la quema de biomasa y lodos de la fabricación de cerveza podrá ser usado para la regeneración de bosques afectados por el fuego. Este nuevo material biodegradable, desarrollado por investigadores de la Universidad de Jaén, resulta más económico, sostenible y fácil de instalar en los terrenos quemados que los usados actualmente.