Un estudio realizado en roedores ha demostrado que estos animales producen más linfocitos TH17, responsables de la inflamación crónica del intestino, cuando se modifica la cantidad de horas de luz que reciben.
Aunque hay indicios de que trabajar en el turno de noche o sufrir jet lag influye en el desarrollo de enfermedades inflamatorias intestinales, los científicos aún no conocen el mecanismo que lo explica. Ahora un grupo de investigadores estadounidenses y japoneses ha probado que, al manipular los ritmos biológicos de los ratones, cambia su producción de linfocitos TH17, las células del sistema inmunitario que protegen el intestino de infecciones.
El trabajo de estos expertos de las universidades de Texas y Iowa (EE UU), publicado esta semana en la revista Science, revela que los ritmos circadianos –las variaciones fisiológicas producidas por cambios ambientales, como la luz– ejercen un control directo sobre la regulación del sistema inmune de los mamíferos.
Los TH17 se encargan de producir una respuesta para combatir la acción de virus y bacterias. Además, se cree que estos linfocitos son los responsables de la inflamación crónica en las dolencias autoinmunes del intestino –como la enfermedad de Crohn–, ya que fabrica moléculas mediadoras que causan daño en los tejidos del propio organismo.
En el ensayo, los científicos utilizaron ratones para identificar los genes y proteínas responsables de la producción de este grupo de células protectoras.
Los individuos elegidos tenían aproximadamente la misma edad y habían recibido la misma alimentación para garantizar la similitud de los microbios de su intestino, ya que se sabe que estos influyen en la abundancia de estos linfocitos.
Tras los análisis, los expertos descubrieron que la producción de los TH17 seguía patrones específicos con una frecuencia diaria. Al interrumpir los ciclos habituales de luz que recibían los animales, la presencia de estos linfocitos en su intestino aumentó, así como su susceptibilidad a sufrir una enfermedad inflamatoria intestinal.
El causante de este efecto es el factor de transcripción NFIL3, una proteína que inhibe la producción de los linfocitos TH17.
Los científicos explican que son los ritmos circadianos los que controlan directamente la fabricación de la proteína NFIL3 a través del gen responsable de su expresión. Por ello, “la producción de las células inmunes TH17 depende a su vez de los ritmos biológicos del animal”.
Los hallazgos sugieren que las interacciones entre el reloj biológico y el sistema inmune pueden ser la base de ciertos problemas a los que se enfrentan los trabajadores con un turno de noche, los viajeros que sufren un jet lag y todas aquellas personas que presenten interrupciones importantes en sus ritmos diarios.
Referencia bibliográfica:
Xiaofei Yu, Darcy Rollins,Kelly A. Ruhn, Jeremy J. Stubblefield, Carla B. Green, Masaki Kashiwada, Paul B. Rothman, Joseph S. Takahashi, Lora V. Hooper. “TH17 Cell Differentiation Is Regulated by the Circadian Clock”. Science, 7 de noviembre de 2013.
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