Investigadores españoles recuerdan que la gripe no es una enfermedad banal e insisten en la importancia de la vacuna en los principales grupos de riesgo. La vacuna antigripal, incluso en años en los que la efectividad es menor de lo esperado, reduce la transmisión, la gravedad de la enfermedad y evita muertes.
La gripe no es una enfermedad banal y la vacuna antigripal evita muchas hospitalizaciones y muertes relacionadas. Así concluyen los profesionales del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) en el resumen de la temporada de gripe 2017-2018 que acaban de finalizar. Según las estimaciones, cerca de 800.000 personas padecieron la enfermedad.
En la pasada temporada, “la epidemia gripal se caracterizó por una circulación mixta de virus de la gripe B y A(H3N2) y una duración mayor de lo habitual”, apunta Amparo Larrauri, investigadora del CIBERESP en el Centro Nacional de Epidemiología-ISCIII. “Los mayores de 64 años se vieron más afectados que en temporadas anteriores, produciéndose un número considerable de hospitalizaciones con gripe grave y defunciones”.
Se calcula que el número de afectados fue de 752.000 personas. En 52.000 de los casos fue necesaria hospitalización, 14.000 de estos tuvieron complicaciones graves y 3.000 requirieron ingreso en la UCI.
Vacuna antigripal: impacto muy positivo
Los profesionales reiteran que “la vacuna antigripal es la mejor forma de prevenir o disminuir la gravedad de la gripe en los principales grupos de riesgo, porque incluso con una efectividad moderada, la vacuna antigripal previene muchos casos leves y graves de gripe, así como muertes relacionadas con gripe”.
Según los expertos, el programa de vacunación antigripal en mayores de 64 años ha prevenido el 11 % de los casos leves de gripe, el 17% de los casos hospitalizados con gripe y el 39% de las muertes entre los casos hospitalizados con gripe.
La vacunación antigripal está recomendada en aquellos grupos con mayor riesgo de complicaciones por gripe, en los que la enfermedad produce una mayor morbilidad y mortalidad: mayores de 64 años.; personas de cualquier edad con enfermedades crónicas o con obesidad y embrazadas en cualquier trimestre del embarazo.
El número de episodios de gripe evitados por la vacuna habría sido mucho mayor si se hubieran vacunado más personas del principal grupo de riesgo, las personas mayores. Solo el 55% de los mayores de 64 años se vacunaron en la temporada 2017-18.
Los profesionales insisten en que “incluso en años en que la efectividad de la vacuna antigripal es menor de lo esperado, la vacuna reduce la transmisión, la gravedad de la enfermedad y evita muertes”.
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