¿Es posible llamar Cervantes a la estrella mu Arae, y Dulcinea, Rocinante, Quijote y Sancho a sus cuatro planetas? Claro que sí. Este el mensaje que lanzan la Sociedad Española de Astronomía, el Planetario de Pamplona y el Instituto Cervantes para animar a votar por internet para que el genio de las letras españolas tenga su astro en el universo.
La Unión Astronómica Internacional (IAU) ha puesto en marcha un proceso internacional para recibir propuestas y votar cómo nombrar 20 nuevos sistemas planetarios que se han descuierto en los últimos años.
La comunidad astronómica española se ha fijado en uno de ellos: la estrella μ (leído ‘mu’) Arae o Ara y los cuatro planetas que la orbitan. El objetivo es que la estrella sea bautizada como Cervantes y los planetas se llamen como cuatro de los personajes de su obra principal: Quijote, Rocinante, Sancho y Dulcinea.
El sistema planetario μ Arae se encuentra a 49,8 años luz de distancia, en la constelación Ara (el altar). Los cuatro planetas hasta ahora se conocen como μ Arae a, b, c y d, aunque pronto podrían tener el nombre del autor del Quijote y sus personajes.
Representación del sistema planetario μ Ara o Arae. / SEA
La iniciativa parte del Planetario de Pamplona y la Sociedad Española de Astronomía. Tras varios meses de preparación, la votación internacional ya está abierta en la web NameExoWorlds de la IAU (no hace falta registrarse, solo confirmar no ser un robot), y también se puede participar desde la web española www.estrellacervantes.es. El plazo, hasta el próximo 31 de octubre.
La campaña estrella Cervantes cuenta con esta web propia en la que, además de las instrucciones para votar, se incluye más información del sistema planetario, los exoplanetas y la relación de Cervantes con la ciencia, entre otros temas. Además, se ha creado una página de Facebook y una cuenta en twitter, y se anima a los internautas a que muestren su apoyo mediante el hashtag #YoEstrellaCervantes.
El eslogan de esta campaña es "En el cielo hay una estrella de cuyo nombre podrás acordarte..." Con esta propuesta, apoyada por el Instituto Cervantes, y que prácticamente coincide con la celebración del 400 aniversario de la publicación de la segunda parte de la novela, se reclama para el famoso caballero de la Mancha, sus compañeros y su creador el lugar que se merecen entre las estrellas.
Los promotores de la idea consideran que no hay duda de la trascendencia de Miguel de Cervantes y de su obra principal, el Quijote, en la cultura universal. Sin embargo, mientras que Shakespeare ya tiene nombres de su personajes, como algunos satélites de Urano, Cervantes ha sido hasta ahora excluido de las esferas cósmicas.
La estrella Cervantes compite con seis propuestas rivales de todo el mundo, por lo que la movilización de votantes será la clave para que nuestro autor más afamado ocupe un lugar en el firmamento de estrellas del universo.
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Daikokuten es la opción que viene desde Japón para dar nombre a la estrella. Daikokuten es la principal esencia divina de Shichifukujin, un dios con siete deidades que se cree que trae buena suerte en este país oriental. En concreto, la deidad de Daikokuten es la riqueza. Los nombres de los cuatro planetas que orbitarían en torno a esta estrella corresponden a otras deidades del dios principal, como Ebisu (el dios del comercio), Bishimonten (la deidad de la lucha), Benzaiten (un dios artístico) y Fukurokuju (el dios de la prosperidad).
Lusitania es el nombre con el que los romanos llamaron a la región de la península ibérica que hoy corresponde a Portugal, y el nombre con el que los portugueses quieren rebautizar a mu Arae. Para nombrar a los cuatro planetas esta candidatura propone nombres de origen portugués con distinto significado. De este modo encontramos Caravela, un barco utilizado para los descubrimientos oceánicos de los siglos XV y XVI; Adamastor, un gigante con poderes similares a Neptuno de la mitología portuguesa; Esperança, la que sentían los marinos lusitanos en la época de los descubrimientos; y Saudade, un sentimiento de añoranza muy recurrido como tema principal en los fados.
Robert Heinlein es la propuesta de los estadounidenses para mu Arae. Heinlein, que se graduó en la US Navy y trabajó para el gobierno de los EE UU durante la Segunda Guerra Mundial, está considerado como uno de los mejores escritores de ciencia ficción junto a Isaac Asimov y Arthur C. Clarke. Y relacionados con sus obras, los cuatro planetas que orbitan alrededor de la estrella llevarían el nombre de algunos de los personajes de sus novelas. Se trata de Podkayne, la protagonista principal de una historia en Marte; Pixel, un gato de una de sus obras; Lazarus Long, un personaje muy longevo gracias a ciertos experimentos; y Noisy Rhysling, conocido como el cantante ciego de los Spaceways.
Humantahú. Así es como llaman al Sol los Embera-Katio, un pueblo indígena que habita en los bosques de la región de Darén, entre Panamá y Colombia. Es la propuesta que llega desde Sudamérica, y protagonistas de la mitología de este subcontiente son los que sirven de referencia para nombrar a los planetas cercanos a Humantahú. Los términos propuestos son Karagabi (el dios de la sabiduría), Dabeiba (la hija de Karagabi), Tutruica (el señor del inframundo) y Armucura (un mundo creado por Tutruica).
Riza es el nombre que propone otro pueblo, el griego, cuya mitología ha servido para nombrar a muchos cuerpos celestes. Riza es una metáfora del griego antiguo que significa 'origen o causa', y se aplicaría para llamar a mu Arae. Para los planetas, la candidatura helena sugiere nombres de plantas como Lotus, referente a la flor de loto; Helianthus, nombre científico del girasol; Hibiscus, símbolo de la belleza fugaz al tratarse de una flor que solo vive un día; y Camellia, una flor que muestra su esplendor a finales del invierno.
Minerales es la última alternativa, que se podría calificar como global, dado que los nombres que se presentan son deseos que la humanidad lanza a este sistema planetario. El término para la estrella formula el deseo de que en su sistema planetario se encuentren nuevos minerales. El resto de deseos dan nombre a cada uno de los cuatro planetas: Otra Gaia, para desear que este planeta sea similar a la Tierra; Termas, que sería un planeta templado al que viajar en el futuro; Mysteria, para que se resuelva el misterio de la vida y, finalmente, Reitoh, un gélido planeta muy rico en minerales.