El Congreso Internacional de Lingüística y Poética Cognitiva inaugurado hoy en la ciudad califal atrae a expertos nacionales y europeos en estas disciplinas, una de las corrientes más jóvenes nacidas de las ciencias del lenguaje.
Una de las corrientes más renovadoras de la lingüística actual, la poética cognitiva, es la protagonista de un congreso que hoy y mañana reúne en Córdoba a algunos de los principales investigadores españoles y europeos en la materia.
En esta corriente, la lingüística clásica se une a otras ciencias humanas o experimentales como la psicología, la antropología, la inteligencia artificial o la neurolingüística.
Para Maria Luisa Calero, catedrática de la UCO y una de las organizadoras del evento, “el congreso supone un acercamiento, y un punto de unión para tratar el estado de esta disciplina en nuestro país, ya que hasta ahora está ocurriendo que los lingüistas trabajaban por su lado y no tenían contacto con expertos en retórica o neurociencia”.
En la conferencia inaugural, el profesor de la Universidad de Valencia Ángel López García-Molins informó de que en España, y paralelamente a los trabajos realizados en América, surgió en los ‘80 una teoría lingüística cognitiva: la gramática liminar. Sus principios, formulados por López, son que “el lingüista debe situarse en el límite entre lenguaje y metalenguaje”, siguiendo los preceptos de la Escuela de Praga y la llamada Teoría de la Gestalt.
La gramática liminar es considerada la primera corriente cognitiva española, aunque su impulsor, en declaraciones a SINC, no cree que en estos casi 30 años se haya avanzado mucho: “las humanidades en España alcanzaron un estatus magnífico, pero su nivel hoy día es simplemente lamentable”, dice López García-Molins, en cuyo grupo de la UV han establecido gramáticas liminares de lenguajes como el balta, el japonés o el quechua.
La lingüística cognitiva surge en Estados Unidos en los años ‘80 a partir de gramáticos generativistas como Mark Johnson o George Lakoff. Su objetivo era integrar las habilidades cognitivas del hablante (es decir, cómo se aprende el lenguaje y cómo se utiliza) en la descripción semántica de las lenguas.
Otra de las vertientes de la lingüística cognitiva es el estudio de la metáfora o la metonimia. Es decir, analizar estas figuras que se dan en el lenguaje cotidiano como “proyecciones (desplazamientos semánticos) asimétricas de un dominio fuente a un dominio meta” en palabras de Antonio Barcelona, catedrático de la Universidad de Córdoba.
Así, frases como “Washington es insensible a las necesidades del pueblo”, “Tiene buena mano para la cocina” o “Proust es difícil” adquieren en este congreso un sentido académico de mezcla de campos semánticos en un dominio común.
Algunos de los expertos extranjeros que han acudido a Córdoba son los franceses Maurice Toussaint, investigador en la Universidad de la Sorbona y en la École Normale Supérieure de París, o Didier Bottineau de la Universidad de Nanterre.
Según María Luisa Calero, “son expertos reconocidos que dan una visión del punto en que están la poética y la lingüística cognitiva en Francia”.
En cuanto a nuestro país, dice la catedrática, “hay grupos dispersos, y tan sólo Madrid tiene un área potente establecida de este tipo de estudios”.