Descubren dos nuevas especies de gusanos marinos en una cueva de las Islas Baleares

Un equipo internacional de investigadores ha encontrado poliquetos nunca antes descritos en una cueva de Mallorca. Los ejemplares presentan rasgos únicos que los distinguen de los ya conocidos y su hallazgo abre interrogantes como su origen y antigüedad.

Descubren dos nuevas especies de gusanos marinos en una cueva de las Islas Baleares
Una de las dos especies nuevas halladas en la cueva de Mallorca. / María Capa.

Un equipo de investigación -liderado por la Universidad de Baleares (UIB), el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA-CSIC), y con la participación del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC) y el Consiglio Nazionale Delle Ricerche italiano ha descubierto nuevas especies de poliquetos en una cueva anquialina de la isla de Mallorca.

Este tipo de cavidades están aparentemente alejadas del mar, pero llenas de agua distribuida en dos capas: la de arriba, es de lluvia, procede de la superficie. La inferior, es salobre, llega, generalmente por filtración lenta desde el mar. La cueva es de muy difícil acceso, carece de luz natural y, también por su aislamiento, tiene pocos nutrientes y oxígeno disuelto en el agua. Por todo ello, la entrada y supervivencia de los organismos están muy limitados. A dieciocho metros de profundidad, bajo los sedimentos de la cueva, viven los poliquetos.

El primero, pertenece a una especie desconocida hasta ahora. Su morfología difiere de la de las especies y géneros ya descritos. Por eso, también se ha tenido que erigir un nuevo género. El anélido mide unos dos centímetros, no tiene ojos y es casi transparente (se ve el cerebro, característicamente pigmentado de un rojo intenso). El dorso está cubierto de escamas, como los demás miembros del grupo taxonómico al que pertenece, conocido vulgarmente como “gusanos escamosos”. Además, posee dos pares de mandíbulas con forma de pico de loro.

Aunque vive en el sedimento, con la llegada de los submarinistas, fue capaz de salir y nadar rápidamente con movimientos sinusoides. Sorprendentemente, este anélido está emparentado con linajes que habitan las profundidades abisales del Pacífico y la plataforma continental de la Antártida. Esto hace pensar en una posible conexión muy antigua, cuando la configuración de los continentes era totalmente diferente.

Este anélido está emparentado con linajes que habitan las profundidades abisales del Pacífico y la plataforma continental de la Antártida

El segundo es un género ya conocido, pero la especie es nueva, nunca antes descrita. Se
incluye al grupo taxonómico conocido vulgarmente como gusanos espagueti, porque viven dentro de tubos construidos por ellos mismos con los sedimentos de alrededor y, en condiciones normales, solo se ve sus numerosos tentáculos, largos y delgados, con los que obtienen el alimento. Mide unos cinco centímetros, aunque su cuerpo es muy blando y se contrae y estira significativamente. Es de color amarillento, pero también bastante transparente y podría ser bioluminiscente (esta cuestión se comprobará en futuras expediciones a la cueva).

Una de las dos nuevas especies descritas en el estudio. / María Capa

Una de las dos nuevas especies descritas en el estudio. / María Capa

Un tercer hallazgo de menor importancia

La misma cavidad anquialina ha sido el escenario de un tercer hallazgo, pero de menor
relevancia taxonómica. Se trata de un poliquete que ya estaba catalogado, pero siempre en cuevas conectadas directamente con el mar y en ambientes semioscuros del cicalitoral rocoso. 

Este descubrimiento plantea enigmas como la forma en que el poliquete ha accedido a la cavidad; la posibilidad de que lo hiciera hace mucho tiempo, cuando el nivel del Mediterráneo era más alto; si verdaderamente puede considerarse de la misma especie que sus parientes marinos; o el interrogante de cómo habrían podido mantenerse aisladas las dos nuevas especies si en algún momento ha habido comunicación directa con aguas abiertas.

La historia del descubrimiento empezó el 2019, con una primera expedición científica a la cueva

La historia del descubrimiento empezó el 2019, con una primera expedición científica a la cueva. Un año más tarde, el equipo volvió a realizar inmersiones. Posteriormente se ha ido realizando la labor de investigación que ha permitido confirmar los descubrimientos y avanzar en la caracterización de los poliquetos. Este 2022 se ha descrito uno, el primero. Lo ha hecho el equipo de la UIB, liderado por María Capa.

Actualmente, los científicos preparan la descripción y catalogación de la otra nueva especie, así como la estrategia para resolver las preguntas surgidas con los tres hallazgos. Esta tarea se lleva a cabo dentro del proyecto de investigación que acaba de conceder el estado español en el marco del programa “Generación de Conocimiento” y que permitirá llevar más trabajo de campo a las cuevas de las Islas Baleares, para estudiar la biodiversidad.

Fuente:
CSIC
Derechos: Creative Commons.
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