En la constelación de Casiopea, a unos 21 años luz de distancia, se encuentra HD 219134b, el planeta rocoso más próximo al nuestro fuera del sistema solar. El descubrimiento se ha hecho gracias a los instrumentos del Telescopio Nazionale Galileo en La Palma (Canarias) y el telescopio espacial Spitzer de la NASA.
En los cielos del hemisferio norte se puede observar, sobre todo en otoño, la constelación de Casiopea. Se reconoce fácilmente por sus cinco brillantes estrellas formando una W, pero en esta región del cielo también se encuentra otra menos llamativa, aunque visible a simple vista en noches oscuras y despejadas: HD 219134.
Ahora un equipo internacional de investigadores acaba de descubrir orbitando alrededor de esta estrella a un nuevo exoplaneta, HD 219134b. Se trata del planeta rocoso más próximo a la Tierra fuera de nuestro sistema solar. El hallazgo se va a publicar en la revista Astronomy & Astrophysics, con la investigadora Ati Motalebi del Observatorio de Ginebra (Suiza) como primera autora.
El exoplaneta rocoso se ha podido identificar mientras eclipsaba a intervalos regulares el disco de su estrella madre, una enana de tipo K, similar a nuestro Sol pero ligeramente más fría y más pequeña. El año de HD 219134b, es decir, su periodo orbital, dura tan solo tres días, lo que hace que esté próximo a su estrella y tenga una temperatura casi incandescente.
Este planeta no es exactamente un gemelo de la Tierra, en un sentido estricto, pero es un objeto raro para los astrónomos, ya que lo alberga una estrella brillante (de quinta magnitud) y a tan solo 21 años luz de distancia.
"Es el planeta rocoso más cercano a nosotros que se ha confirmado, lo que ofrece perspectivas emocionantes para estudiar su atmósfera en un futuro cercano" explica Giusi Micela, directora del Observatorio Astronómico de Palermo del Instituto Nacional de Astrofísica (INAF) en Italia y coautora del trabajo.
Este nuevo mundo se ha descubierto con el instrumento HARPS-N, el ‘cazador de planetas’, un espectrógrafo de muy alta resolución instalado en el Telescopio Nazionale Galileo (TNG) en el Observatorio Astrofísico del Roque de Los Muchachos (La Palma, Canarias).
Este instrumento es capaz de medir la velocidad radial de la estrella que alberga un planeta con una precisión que no tiene rival en el hemisferio norte. Fue esto lo que permitió identificar al exoplaneta gracias al leve ‘balanceo’ que su presencia induce gravitacionalmente sobre la estrella.
Una 'supertierra' no tan lejana
La medida permite determinar la masa del planeta, que en este caso es de cuatro veces y media la masa terrestre. Se considera una 'supertierra', aunque solo es un poco más grande que nuestro planeta, pero mucho más pequeño que Urano y Neptuno.
Al conocer el volumen y la masa se puede determinar la densidad y se puede establecer si el planeta es rocoso como la Tierra o gaseoso como Júpiter. Esta investigación requirió la potencia de otro instrumento: el telescopio espacial Spitzer de la NASA, que trabaja en las longitudes de onda infrarrojas.
Midiendo la luminosidad de HD 219134, Spitzer registró una mínima disminución de luz en un intervalo de pocas horas: el tránsito de HD 219134b. De la magnitud de esta disminución se estableció que el radio del planeta es apenas 1,6 veces el radio terrestre, que combinado con la masa medida por HARPS-N lleva a una densidad de aproximada de 6 g/cm³, un valor muy parecido al de nuestro planeta.
HD 219134b es el miembro más interno de un sistema planetario compuesto por otros tres planetas. Son, respectivamente, otra supertierra de 2,7 masas terrestres en una órbita con periodo de 6,8 días, un planeta neptuniano de 9 masas terrestres y 47 días de periodo, y finalmente un planeta gigante (62 masas terrestres, casi dos tercios de Saturno) mucho más distante con tres años de periodo.
"Es un resultado sin precedentes. Es el exoplaneta rocoso más próximo, con características muy similares a las de la Tierra", insiste Giampaolo Piotto, de la Universidad de Padua y miembro del equipo que ha llevado a cabo el descubrimiento, que añade: "Es un planeta incandescente, no hospitalario para la vida, pero lo más importante es que cada vez nos acercamos más a la identificación de un planeta análogo a la Tierra".