El tiempo de la desmesura. Historias insólitas del cine y la guerra civil española es el nuevo libro del catedrático de la Universidad de Alicante, Juan Antonio Ríos Carratalá. La obra recoge experiencias cinematográficas inauditas. Actrices que con su desnudez revolvieron al Madrid de los años anteriores de la Guerra Civil, otras que con su defensa del voto femenino y del divorcio auguraban y eran imagen de tiempos de cambio, directores anarquistas al servicio de importantes productoras, y tantos otros que quedan retratados en este libro de audaz estilo, dilatado esfuerzo de documentación y fina caracterización del pasado español.
El rodaje de una película durante la guerra civil era una aventura con protagonistas inesperados y un guión repleto de sorpresas. Algunos cineastas vivieron entre 1936 y 1939 experiencias sepultadas por el olvido, el miedo y el interés. Este libro las reconstruye en el marco de una España violenta. La recuperación de la memoria histórica se convierte así en un relato cuyo rigor es compatible con la singularidad de vivencias hasta ahora ignoradas: eran demasiado reales como para resultar ejemplares.
El tiempo de la desmesura cuenta tres grandes historias que, a su vez, son reflejo de tantas otras acaecidas en los años de preguerra. “Carne de fieras”, “El genio alegre” y “Rojo y negro”. Protagonizadas por bellas mujeres que encarnaban nuevos estilos y fueron portada e inspiración de las revistas de la época, estos clásicos recuperados merecen incorporarse a la Historia. El catedrático de la UA los ha descubierto para el gran público y creado nuevamente para las mentes de la actualidad.
Juan A. Ríos Carratalá es, además, autor de numerosos ensayos sobre el teatro y el cine españoles. Entre sus últimos libros destacan Una arrolladora simpatía: Edgar Neville (2007), La sonrisa del inútil. Imágenes de un pasado cercano (2008, La obra literaria de Rafael Azcona (2009) y Tricicle: treinta años de risas (2010).
Marlène Grey, la Venus Rubia
La imagen de la francesa desnuda que provocaba el asombro de los viandantes madrileños en la primavera de 1936 era concreta e inmediata. La fotografía ilustra la portada del libro de Ríos Carratalá. La imagen era una sensual melodía de aires cosmopolitas en tiempos de marchas militares e himnos que invitaban al heroísmo. Su atractivo, concreto e inmediato, sorprendía. Como un oasis apenas entrevisto cuando tantas voces reclamaban valentía y sacrificio; incluso la muerte. La recompensa era una metáfora vinculada a un futuro cuya gracia radicaba en la vaguedad, aunque en febrero de 1936 la revista Tararí publicara un convenientemente ilustrado reportaje para anunciar: España se preparaba una revolución al grito de "¡Arriba las faldas!" y "¡Abajo los pantalones!".
Rojo y Negro
En 1993 se descubrió el negativo de Rojo y Negro (1942). Algún investigador soñaría por entonces con la posibilidad de aclarar el enigma de una película de inspiración falangista que se consideraba perdida y hasta prohibida. La bibliografía de orientación franquista apenas se había ocupado de un título cuya singularidad se remitía al espacio propio de una nota a pie de página. Sus comentarios obviaban la carga polémica de un film que casi nadie había visto. Tampoco era reivindicado por algún sector concreto. Su recuerdo resultaba incómodo, difícil de justificar. Se optó por la discreción del silencio. Sin embargo, en los estudios críticos que, a partir de los años setenta, renovaron nuestro conocimiento del cine español se aborda el caso de la película del madrileño Carlos Arévalo (1906-1989).
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