Diseñan una vacuna contra la leishmaniosis

El grupo de Parasitología del Centro de Biología Molecular “Severo Ochoa” (CSIC-UAM) ha centrado sus investigaciones en la búsqueda de una vacuna que active la inmunidad frente al parásito causante de la leishmaniosis.

Diseñan una vacuna contra la leishmaniosis
Esquema de la organización interna del nucleosoma. Las ocho proteínas histonas aparecen coloreadas de forma diferente. La doble hélice de ADN rodea al octámero de histonas y las colas amino-terminales de las histonas interactúan con el ADN.

Existen evidencias que demuestran que es posible diseñar una vacuna eficaz para prevenir la leishmaniosis. Una de las claves consiste en identificar que componentes utiliza el parásito para causar patología. Posteriormente, aislando estos componentes y presentándolos adecuadamente al organismo conseguiremos alertar a nuestras defensas inmunitarias ante una posible infección.

Las leishmaniosis constituyen un amplio grupo de enfermedades causadas por parásitos protozoos intracelulares del género Leishmania, con cuadros clínicos y epidemiológicos diversos. Estos parásitos son transmitidos por un insecto díptero conocido como flebótomo (especie de mosquito), que actúa como vector y cuyo género varía en función del área geográfica considerada. Las leishmaniosis humanas están distribuidas por todo el mundo y según datos procedentes de la OMS, la prevalencia de la enfermedad es de 12 millones de casos y actualmente amenaza a 350 millones de personas en 88 países diferentes, principalmente en zonas tropicales y subtropicales.

En España, la leishmaniosis canina constituye un problema en sí mismo ya que cerca del 50% de los perros infectados desarrollan una sintomatología clínica que en la mayoría de los casos conlleva a la muerte del animal debido a la ineficacia de los métodos de tratamiento y a la toxicidad de sus efectos secundarios. Además, el perro doméstico está considerado como el principal reservorio de Leishmania infantum en la región mediterránea, jugando un papel clave en la transmisión del parásito a seres humanos a través del flebótomo.

Por otro lado, no hay que olvidar el actual incremento de casos de leishmaniosis humanas en individuos en fase avanzada de SIDA cuyas defensas inmunológicas están muy debilitadas. Aunque son poco frecuentes, también se han descrito recientemente casos de leishmaniosis en gatos y en especies equinas en varios países mediterráneos así como en otros sudamericanos.

Entre los factores determinantes del control de la enfermedad están la virulencia de la especie de Leishmania implicada, así como el nivel de inmunocompetencia y predisposición genética del hospedador. Atendiendo a los síntomas clínicos de la enfermedad, las leishmaniosis han sido clasificadas en 4 tipos: leishmaniosis visceral, cutánea, cutáneo-difusa y muco-cutánea.

Muchos de los componentes de Leishmania son invisibles al sistema inmunológico lo que permite al parásito evadir nuestras defensas antimicrobianas para lograr establecer la infección. Posteriormente, cuando el parásito comienza a diseminarse por nuestro organismo, otros de sus componentes (los patoantígenos) se hacen visibles al sistema inmunitario. Estos últimos tienen una gran importancia ya que están implicados en la generación de patología.

En este contexto, los trabajos realizados en el Centro de Biología Molecular “Severo Ochoa” (CSIC-UAM) por investigadores del grupo de Parasitología entre los que se encuentran los Doctores Javier Carrión y Carlos Alonso, se han centrado en el estudio de las histonas (proteínas responsables del empaquetamiento del ADN).

Como pone de manifiesto su último trabajo publicado durante el mes de febrero en la revista Vaccine, las histonas son unos de los componentes más importantes de los que se vale el parásito para definir su grado de virulencia. Mediante el aislamiento de estos componentes y utilizando diversas metodologías del ámbito de la parasitología molecular, estos investigadores han desarrollado estrategias de inmunización que auguran un futuro prometedor en el ámbito de la vacunación frente a la leishmaniosis.

Fuente: UAM
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