El Ártico seguiría enfriándose si no fuera por las emisiones de CO2

Un equipo internacional de científicos ha confirmado que en la década de los '90, las temperaturas del Ártico alcanzaron los niveles más cálidos de los últimos 2.000 años. El estudio, que aparece hoy en Sience, incluye registros geológicos y simulaciones por ordenador que evidencian que el Ártico seguiría enfriándose hoy si no fuera por las emisiones de gases de efecto invernadero que sofocan los patrones climáticos naturales.

El Ártico seguiría enfriándose si no fuera por las emisiones de CO2
Lago Cascade en Alaska (EE UU). Foto: Darrell Kaufman.

Investigadores de la Universidad del Norte de Arizona (EE UU) y del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica (NCAR, por sus siglas en inglés) han reconstruido por décadas las temperaturas de verano en el Ártico de los últimos 2.000 años, y han ampliado la visión del clima por encima de los 400 años de registros en el Ártico previamente disponibles en ese nivel de detalle.

Los científicos han descubierto que, en la actualidad, si no fuese por las emisiones de dióxido de carbono y de otros gases de efecto invernadero, continuarían miles de años de enfriamiento gradual en el Ártico, en relación con los cambios naturales en la órbita de la Tierra.

“Este resultado es particularmente importante porque el Ártico, quizás más que ninguna otra región de la Tierra, está afrontando drásticos efectos debido al cambio climático”, explica David Schneider, coautor del estudio e investigador en el NCAR.

“Nuestro estudio nos proporciona un registro a largo plazo que revela cómo los gases de efecto invernadero producidos por las actividades humanas están ahogando el sistema climático natural del Ártico”, añade Schneider.

Los resultados de la investigación, que se publica esta semana en Science, indican que el calentamiento reciente es más anómalo que el previamente documentado. “Los científicos saben desde hace tiempo que el período de calentamiento actual fue precedido por una tendencia de enfriamiento a largo plazo”, señala Darrell Kaufman, autor principal y responsable del proyecto de síntesis en la Universidad del Norte de Arizona. “Pero nuestra reconstrucción cuantifica el enfriamiento con mayor certeza que anteriormente”, subraya Kaufman.

Archivos naturales del clima ártico

Para hacer una reconstrucción de las temperaturas del Ártico de los últimos 2.000 años, el equipo de investigación incorporó tres tipos de datos de campo. Cada uno de ellos capturaba la respuesta de un componente distinto del sistema climático del Ártico a los cambios de la temperatura.

Las reconstrucciones se basaron en la evidencia proporcionada por los sedimentos de los lagos árticos, que proporcionan dos tipos de claves: cambios en la abundancia de los restos de sílice depositados por las algas, que reflejan la longitud de la temporada de crecimiento, y el grosor de las capas de sedimento depositadas cada año y que aumenta durante los veranos más cálidos al igual que aumentan los depósitos del deshielo glacial.

La investigación también ha incorporado datos publicados previamente del hielo glacial y los anillos de los árboles que se calibraron en relación al registro de temperatura instrumental.

Los científicos compararon las temperaturas inferidas de los datos de campo con simulaciones realizadas mediante el modelo del sistema climático de la comunidad, un modelo informático del clima global que se encuentra en el NCAR. La reducción de la luz solar estacional en el Ártico estimada por el modelo y el enfriamiento resultante fueron consistentes con el análisis de los sedimentos de lagos y otros archivos naturales.

Los resultados dan a los científicos más confianza en las proyecciones informáticas de las temperaturas futuras del Ártico.

“Este estudio ofrece un claro ejemplo de cómo el aumento de los gases de efecto invernadero ya está cambiando nuestro clima, poniendo fin a al menos 2.000 años de enfriamiento del Ártico”, apunta Caspar Ammann, coautor del estudio e investigador en el NCAR.

Este trabajo es la continuación de la anterior investigación, que ya mostró que las temperaturas en el último siglo se han calentado casi tres veces más rápido en el Ártico que en ningún otro lugar del Hemisferio Norte. Este fenómeno, llamado ‘amplificación del Ártico’, se produce cuando el hielo y la nieve del Ártico, que son muy reflectantes, desaparecen, permitiendo que la tierra oscura y el océano expuesto absorban más luz solar.

“Dado que sabemos que los procesos responsables de la pasada amplificación del Ártico siguen activos, podemos anticipar que continuarán en el próximo siglo”, manifiesta Gifford Miller, miembro del equipo del estudio e investigador de la Universidad de Colorado en Boulder (EE UU).

“Consecuentemente, el calentamiento del Ártico continuará superando los aumentos de la temperatura en el resto del Hemisferio Norte, dando como resultado una pérdida acelerada del hielo de la tierra y un mayor ritmo en la subida del nivel del mar, con consecuencias globales”, puntualiza Miller.

Los gases de efecto invernadero rebasan un ciclo natural

El estudio es el primero en cuantificar un enfriamiento dominante en el Ártico de una década a otra relacionado con una oscilación cíclica de aproximadamente 21.000 años en la inclinación de la Tierra con relación al Sol. En los últimos 7.000 años, el momento en el que la Tierra pasa más cerca del Sol ha cambiado de septiembre a enero. Esto ha reducido gradualmente la intensidad de la luz solar que llega al Ártico en el período estival, cuando la Tierra se encuentra en el punto más alejado del Sol.

El análisis de temperatura que realizó el equipo de muestra que las temperaturas del verano en el Ártico, al compás de la energía reducida del Sol, se enfriaban a un ritmo medio de unos 0,2ºC cada mil años. Las temperaturas tocaron fondo durante la Pequeña Edad de Hielo, un prolongado período de enfriamiento que duró del siglo XVI hasta mitad del XIX.

Aunque el ciclo orbital que produjo el enfriamiento continuó, fue contenido en el siglo XX por el calentamiento inducido por el ser humano. El resultado fue que las temperaturas en verano en el Ártico para el 2000 eran de unos 1,4ºC más de lo que se esperaba únicamente con el enfriamiento cíclico continuado.

“De no ser por el aumento en los gases de efecto invernadero producidos por el ser humano, las temperaturas del verano en el Ártico deberían haberse enfriado gradualmente en el último siglo”, asevera Bette Otto-Bliesner, investigador en el NCAR que ha participado en el estudio.

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Referencia bibliográfica:

Darrell S. Kaufman, David P. Schneider, Nicholas P. McKay, Caspar M. Ammann, Raymond S. Bradley, Keith R. Briffa, Gifford H. Miller, Bette L. Otto-Bliesner, Jonathan T. Overpeck, Bo M. Vinther, y autores de la edición especial del Journal of Paleolimnology. “Recent Warming Reverses Long-Term Arctic Cooling” Science, 4 de septiembre de 2009.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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