Un millar de piezas conforman la nueva exposición permanente ‘Biodiversidad’, que reúne ejemplares únicos como el lobo marsupial o el alca gigante. El objetivo es dar a conocer este concepto desde un punto de vista científico y de la conservación.
El presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Emilio Lora-Tamayo, y el director del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC, Esteban Manrique, han inaugurado hoy martes, 27 de marzo, Biodiversidad, una nueva muestra permanente integrada por un millar de piezas, algunas de ellas únicas, que tiene como objetivo explicar la importancia de este concepto desde un punto de vista científico y de la conservación.
La muestra, que ocupa un espacio de 1.000 metros cuadrados en la zona de Biología, cuenta con un gran número de ejemplares procedentes de las colecciones del Museo, entre ellos, el elefante africano, un esqueleto de ballena de 21 metros de largo o el diorama de los abejarucos realizado por José María Benedito en el siglo XX. Asimismo, reúne ejemplares únicos, como el lobo marsupial o el alca gigante, ambos extinguidos, y otros amenazados como el leopardo de las nieves, el urogallo o el oso pardo.
Para el presidente del CSIC Lora-Tamayo: “La nueva exposición del Museo refleja a la perfección cómo es el trabajo que se lleva a cabo en el centro, donde se combina la faceta de investigación y de laboratorio con la de educación de la ciencia”.
“La exposición, en la que hemos colaborado unos 30 investigadores del Museo, no sólo está dedicada a la biodiversidad; también profundiza en los conceptos de evolución y conservación. El fin último es concienciar a los visitantes, al mismo tiempo que mostrar proyectos concretos para que vean que detrás de todo museo de historia natural hay científicos trabajando en todos estos campos”, destaca el investigador del CSIC Miguel Bastos, comisario de la exposición. También ha asistido al acto de inauguración el presidente de la Sociedad de Amigos del Museo Nacional de Ciencias Naturales, José Lladó y la vicedirectora de Exposiciones del Museo, Soraya Peña de Camus.
Clasificar la vida
La exposición, la primera permanente de carácter bilingüe, ya que todas las explicaciones aparecen escritas en español y en inglés, se articula en torno a tres ámbitos: biodiversidad, evolución y extinciones.
El primero de ellos explica cómo se distribuyen las especies en los diferentes biomas o áreas bióticas del mundo y cómo se manifiesta la biodiversidad en las formas, colores y relaciones entre los diferentes organismos que componen los ecosistemas.
Grandes colecciones de insectos y conchas de moluscos sirven para ilustrar los distintos niveles en los que la biodiversidad está presente, desde la de los genes hasta la de los ecosistemas. Otro espacio muestra de qué manera los científicos intentan ordenar la biodiversidad clasificando y dando nombre a los seres vivos.
Los visitantes podrán comparar los mamíferos de mayor tamaño, como el elefante y la ballena, con algunos de los más pequeños, como las musarañas o topos, y también comprobar que animales de aspecto externo muy similar están muy alejados filogenéticamente, mientras que otros muy distintos entre sí están emparentados.
El papel de la evolución
Un espacio de transición ayuda a explicar el origen y el árbol de la vida. Allí es posible encontrar una zona de proyección de documentales, a través de la cual se accede al segundo ámbito, titulado La Biodiversidad, fruto de la Evolución.
La teoría de la evolución aparece detallada a través de la selección natural y sexual. Además, diversos apartados explican su base genética, así como su relación con el registro fósil. Una gran vitrina con una colección representativa de esqueletos de reptiles, mamíferos y aves hará que los visitantes hagan un ejercicio de anatomía comparada.
Especies extinguidas
Las extinciones producidas en el pasado remoto, desde un punto de vista geológico, y las más recientes relacionadas con la actividad humana dan paso al ámbito de la conservación, un espacio que recoge especies ya extinguidas, como el lobo marsupial o el alca gigante.
La exposición finaliza con un espacio dedicado a la labor que realizan los investigadores del Museo para mejorar la conservación de distintas especies con diferentes grados de amenaza, como el urogallo, el lince ibérico, el oso pardo, la lapa Patella ferruginea o la gacela Mohor.
Según el comisario de la muestra: “La activa interacción de los investigadores ha facilitado que la exposición sea rigurosa, pero también actual y dinámica. A medida que se produzcan nuevos descubrimientos, se irá modificando con nuevos elementos expositivos”.