El análisis retrospectivo de 181 casos diagnosticados en Madrid y Barcelona ha permitido examinar por primera vez las variables clínicas, epidemiológicas y virológicas de esta enfermedad en nuestro país. La investigación también señala que la infección puede presentarse mediante manifestaciones atípicas no descritas hasta el momento como la proctitis o la amigdalitis.
Mientras los casos de viruela del mono siguen subiendo en España, la revista The Lancet ha publicado recientemente un estudio que demuestra que el contacto piel con piel es la causa más probable de transmisión de esta patología en 181 pacientes de Madrid y Barcelona. En el trabajo han participado los hospitales catalanes Vall d’Hebron y Germans Trias y el madrileño 12 de Octubre junto con la Fundación Lucha contra las Infecciones.
La investigación también señala que la infección puede presentarse mediante manifestaciones atípicas no descritas hasta el momento, por lo que insta a los profesionales sanitarios para que estén atentos ante esta circunstancia, especialmente importante en el diagnóstico de la enfermedad.
El estudio se ha basado en el análisis pormenorizado de la epidemiología clínica y las características que presentaban 181 casos confirmados, de los que 175 eran hombres con una media de edad de 37 años. En cuanto a las lesiones, todos tenían manifestaciones en la piel, con un número inferior a las descritas hasta el momento —entre 3 y 20—.
De todos los casos, solo tres requirieron ingreso por complicaciones. En cuanto a la duración media del periodo de incubación, se situó en solo siete días, un periodo breve que debe ser considerado para valorar el momento de vacunación de los grupos de alto riesgo, ya que podría ser más eficaz la inmunización previa que la posterior a la exposición, según subrayan los investigadores.
A partir de la evidencia del contacto piel con piel durante las relaciones sexuales como principal vía de transmisión de la viruela del mono, las conclusiones de este estudio aportan información necesaria para alcanzar diagnósticos certeros, como que el patrón de transmisión ha cambiado en esta ocasión del contacto respiratorio al contacto cutáneo, junto a la aparición de manifestaciones no habituales.
Asimismo, la investigación señala que las cargas virales eran sorprendentemente más altas en muestras de lesiones cutáneas que en las obtenidas de la faringe, lo que debe estudiarse más y, en función de las conclusiones, optar o no por el aislamiento domiciliario de los afectados por motivos respiratorios.
Todos los infectados explicaron haber tenido sensación de malestar previo o posterior al sarpullido, pero además aparecieron algunas señales atípicas, como proctitis (inflamación del recto) en el 25 % de los casos, amigdalitis en un 11 % y abscesos (acumulación de pus) en un 3 %.
Destacan especialmente las complicaciones generadas por la proctitis, ya que muchos de los infectados tuvieron manifestaciones sistémicas antes incluso de la aparición de las lesiones cutáneas y sobre la ulceración amigdalar.
En el análisis prospectivo de todos los pacientes, se analizó no solo el comportamiento sexual y la forma de presentación de la infección, sino que también se estudiaron los exámenes y seguimiento clínico y los resultados de las pruebas virales realizadas en muestras obtenidas de las lesiones en piel, garganta y mucosa anal.
Gracias a ello, la investigación confirma la sintomatología de otros estudios retrospectivos, pero además, dado el mayor volumen de la muestra y el análisis clínico pormenorizado de los casos, añade nuevos síntomas no descritos hasta el momento, como la proctitis y la ulceración de las amígdalas.