Un estudio del Hospital Clínic de Barcelona permite relacionar la actividad física, la altura y el tamaño de la aurícula con el desarrollo de la fibrilación auricular idiopática. Los resultados determinan que la probabilidad de padecer esta cardiopatía aumenta con las horas de ejercicio físico realizadas. Según este trabajo, la practica de deportes de resistencia o una actividad física laboral intensa mantenida durante años, aumenta el riesgo de padecer en un futuro la arritmia cardiaca más frecuente en la población adulta.
La fibrilación auricular (FA) es la arritmia cardiaca más común en la práctica clínica. Se caracteriza por la presencia de un ritmo cardiaco irregular, y puede ser causa o consecuencia de una insuficiencia cardiaca. Los síntomas más frecuentes son palpitaciones en reposo o en esfuerzo, disnea –sensación de falta de aire-, dolor torácico o mareo. El 30% de los casos que ingresan en urgencias son idiopáticas, es decir, de causa desconocida en personas de menos de 65 años.
Esta es una de las principales conclusiones extraídas de un estudio, publicado en la revista Europace (10(1):15-20), llevado a cabo por investigadores del Hospital Clínic de Barcelona/IDIBAPS. El trabajo ha sido coordinado por el Dr. Lluis Mont (en la imagen), médico investigador del Instituto del Tórax del Hospital Clínic y coordinador del ‘Grup de Recerca en Fibril·lació Auricular’ (GIRAFA), dentro del grupo de investigación de arritmias del IDIBAPS dirigido por el Dr. Josep Brugada. El trabajo se ha realizado en colaboración con el Dr. Roberto Elosua, del Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM), quien colaboró en el diseño del estudio y el análisis estadístico de los datos. El trabajo científico se ha presentado hoy con ocasión del III Simposio Internacional Esteve de Cardiología.
La prevalencia de esta cardiopatía aumenta con la edad, pasando de un 0.4% en la población general, a prácticamente un 5% en los mayores de 65 años. El objetivo del estudio liderado por el Hospital Clínic era identificar nuevos factores de riesgo para el desarrollo de la fibrilación auricular idiopática. Los resultados demuestran que existe un efecto acumulativo, ya que la probabilidad de padecer fibrilación auricular aumenta con la cantidad de ejercicio físico que se practique a lo largo de la vida. Además de la actividad física, la altura y el tamaño de la aurícula son también factores de riesgo independientes para el desarrollo de esta patología cardiaca.
El propósito de este estudio era comprobar que efectivamente existe un vínculo entre la actividad física y la fibrilación auricular. Para llegar a esta conclusión, los investigadores incluyeron en su análisis a dos grupos de individuos: por un lado, revisaron a 107 pacientes menores de 65 años que habían acudido al Servicio de Urgencias del Hospital Clínic con un episodio de fibrilación auricular de menos de 48 horas de duración; por otro lado, como grupo control seleccionaron a 107 individuos voluntarios sanos emparejados por edad y sexo.
Cada una de estas personas contestó a un detallado cuestionario con el fin de determinar el tiempo acumulado que dedicaban a actividades físicas a lo largo de sus vidas. Del análisis multivariable se deduce que la práctica de deportes de resistencia aumenta en 7 veces el riesgo de padecer fibrilación auricular idiopática, esta tiene relación con la actividad física acumulada durante la vida.
Según el Dr. Mont, estudios previos relacionan el ejercicio físico intenso con la aparición de fibrilación auricular, como consecuencia de la hipertrofia típica de las cavidades cardiacas (o corazón de atleta) de estos pacientes. Sin embargo, dichos trabajos no recogían algunas variables cuantificables en otro tipo de pacientes, como son la actividad laboral que implique una actividad física mantenida o incluso la altura del individuo. El descubrimiento de estos nuevos factores de riesgo en la más común de las arritmias puede ser clave para conocer las causas de la fibrilación auricular idiopática y determinar así medidas preventivas eficaces.
“El estudio nos demuestra que a mayor actividad física, mayor probabilidad de padecer fibrilación auricular. Esto significa que a partir de una determinada edad hay que ajustar el grado de esfuerzo físico para evitar problemas cardíacos futuros”, afirma el Dr. Mont, quien matiza que “el deporte es sano, pero debemos ser conscientes de nuestras capacidades y no exigirnos altos rendimientos a partir de ciertas edades”.