Tras más de una década de investigaciones y desarrollos tecnológicos liderados por primera vez desde España, hoy por fin el satélite SMOS se ha puesto en órbita. Esta madrugada la nave ha despegado con éxito desde el cosmódromo de Plesetsk, en el norte de Rusia, y pronto comenzará a enviar datos sobre la salinidad de los océanos y la humedad del suelo, una información clave para entender mejor el cambio climático.
Poco antes de la hora prevista para el lanzamiento del satélite SMOS, las 02:50 (hora española), el nerviosismo era patente entre las cerca de 200 personas que hoy se han reunido en el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC), en Villanueva de la Cañada (Madrid), para observar la retransmisión en directo del acontecimiento.
Muchos de los ingenieros y científicos presentes han dedicado gran parte de su vida profesional a sacar adelante este proyecto de la Agencia Espacial Europea (ESA), destinado a cartografiar la salinidad de los mares y la humedad del suelo a escala global.
Por primera vez la industria aeroespacial española ha liderado la fabricación de un instrumento tan complejo como SMOS (Soil Moisture and Ocean Salinity) para la ESA y la responsabilidad era grande.
Las palabras que el Director General de la ESA, Jean-Jacques Dordain, pronunció el 30 de octubre pasado en este centro estaban en la mente de todos: “SMOS es muy importante para el planeta, para la ESA y para España”. El presupuesto de la misión es de 300 millones de euros, de los que un tercio los aporta España, otro tercio Francia y el resto los demás países de la agencia.
Dos pantallas gigantes situadas en el salón de actos del ESAC congregaron a los visitantes cuando comenzó la transmisión desde el centro de control de la misión en CNES-Toulouse (Francia) y el cosmódromo ruso de Plesetsk, el lugar del lanzamiento. El jefe de Comunicación para España y Portugal de la ESA, Javier Ventura-Traveset, anunció que le acababa de llegar a su PDA el mensaje “All green in Plesetsk”, y en unos instantes el lanzador Rockot despegó con los satélites SMOS y Proba-2 (un demostrador tecnológico) a bordo.
En la sala de ESAC, salvo la toma de algunas fotografías, no hubo expresiones de júbilo. El público experto recordaba el caso del satélite Cryosat-1, que no logró desprenderse de la segunda etapa del cohete que lo transportaba y la misión fracasó. Diversas animaciones generadas por telemetría tranquilizaron a los asistentes al ver que las etapas del lanzador se separaban correctamente, pero la transmisión de televisión se interrumpió y hubo que esperar más de 50 minutos para saber si llegaba alguna señal de SMOS.
Los brazos de MIRAS se abrirán el martes
“Durante ese tiempo no hay visibilidad con el satélite”, explicó a SINC, Guillermo Buenadicha, ingeniero de operaciones del instrumento principal de SMOS. El ingeniero mostró la sala de control en ESAC donde se supervisará el único instrumento que lleva el satélite, completamente nuevo e innovador: MIRAS (radiómetro interferómetro de imágenes de microondas con síntesis de apertura en 2D).
Se trata de una antena con tres brazos en forma de “Y”, de unos ocho metros de diámetro, en la que se disponen 69 receptores para detectar las radiaciones microondas emitidas desde la superficie de la Tierra. “Una vez realizada una verificación térmica, los brazos se desplegarán completamente el martes a las 8 de la tarde”, adelantó Buenadicha.
El procesamiento de los datos obtenidos con SMOS, que con complejos algoritmos se transformarán en mapas de humedad y salinidad, también se realiza en otra de las salas del ESAC, donde el equipo ya trabajaba en los preparativos, mientras los visitantes de la noche se volvieron a congregar frente a las pantallas.
Momentos de incertidumbre
Sobre las cuatro de la madrugada Ventura-Traveset anunció que todo parecía ir “nominal”, que los paneles solares se habían desplegado, pero no acababa de llegar la confirmación de la comunicación correcta con SMOS. Fueron unos momentos de tensión, sobre todo al observar los gestos de nerviosismo de François Bermudo, Jefe de Proyecto SMOS en CNES-Toulouse. Tras unos minutos de incertidumbre, finalmente Bermudo se dirigió a la cámara y con una sonrisa informó que la estación de Hertebeesthoek, en Sudáfrica, se había comunicado con SMOS.
El satélite, con sus 658 kilos de masa (355 kg de carga útil y 303 kg de la plataforma Próteus que controla su vuelo -con 28 kg de combustible de hidracina-) ya orbitaba a una altitud media de 758 kilómetros, según lo previsto, y se confirmaba el éxito del lanzamiento. En ese momento sí: los aplausos y los abrazos inundaron la sala. Algunos asistentes no pudieron ocultar su emoción.
En cualquier caso, la misión del agua de la ESA, como también se denomina a SMOS, no ha hecho más que empezar. Se prolongará durante tres años, más otros dos prorrogables. Los próximos dos meses serán críticos y la fase de puesta en servicio se prolongará otros cuatro meses más, para realizar todo tipo de pruebas y calibraciones (se apuntará a MIRAS al fondo oscuro y frío del universo para ello). Los primeros datos de interés para la comunidad científica estarán disponibles en abril de 2010.
“Tendremos una información muy útil para los investigadores que estudian la dinámica oceánica y la hidrología, pero también para perfeccionar los modelos de predicción del tiempo y responder mejor a algunas preguntas sobre el cambio climático”, destacó a SINC Jordi Font, profesor del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, que junto al investigador Yann Kerr, director del CESBIO en Francia, son los dos directores científicos de la misión (el primero para el tema de la salinidad de los océanos y el segundo para el de la humedad de los suelos).
Mientras los científicos esperan impacientes los datos de SMOS, los técnicos que durante más de una década han desarrollado el satélite descansaron por fin aliviados. Manuel Martín-Neira, ingeniero del Instrumento Principal de SMOS, que desde 1992 trabaja y conoce bien todos los problemas que ha tenido que superar el proyecto, quiso expresar su mensaje a los responsables de la ESA: ¡Misión cumplida!
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Más información:
Animación que muestra cómo se separa SMOS se separa el vehículo de lanzamiento Breeze.