El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático ha publicado hoy la tercera parte sobre mitigación de su VI informe de evaluación. La evidencia es clara, alertan sus autores: el tiempo para la acción es ahora si se quiere limitar el aumento de la temperatura a 1,5 ºC. Para ello, las emisiones de gases de efecto invernadero deben disminuir drásticamente esta década.
En el período 2010-2019, las emisiones de gases de efecto invernadero medias anuales a escala global se situaron en los niveles más altos de la historia de la humanidad, pero el ritmo de aumento ha disminuido. Si no se logran fuertes reducciones de las emisiones de forma inmediata en todos los sectores, limitar el calentamiento global a 1,5 °C estará fuera de nuestro alcance.
Así lo indica el Grupo de Trabajo III sobre Mitigación del Cambio Climático del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), la tercera y última parte del VI Informe que ha reunido durante cinco años el trabajo de más de 235 científicos de todo el mundo, siete de ellos españoles.
Según el trabajo publicado hoy, hay cada vez más evidencias de que la acción por el clima surte efectos: desde 2010 se han observado disminuciones sostenidas de hasta el 85 % en los costes de la energía solar y eólica y de las baterías.
“Otro informe del IPCC y otra llamada a la acción urgente. El informe deja claro que se necesita una aceleración inmediata y a corto plazo de la energía baja en carbono si se quiere limitar el calentamiento por debajo de los niveles de peligro”, señala Rob Gross, director del Centro de Investigación Energética del Reino Unido y profesor de política energética del Imperial College de Londres.
El experto destaca de forma positiva la drástica reducción de costes de las principales opciones energéticas, como la eólica, la solar y las baterías, así como la disminución del ritmo de crecimiento de las emisiones.
“La esperanza proviene del hecho de que ya hay opciones disponibles en todos los sectores que pueden reducir al menos a la mitad las emisiones para 2030. Los cambios significativos en el transporte, la industria, los edificios y el uso de la tierra facilitarán que las personas lleven un estilo de vida bajo en carbono y, al mismo tiempo, mejoren su bienestar”, apunta al SMC España, Luisa Cabeza, directora del Grupo de Investigación en Energía e Inteligencia Artificial en la Universidad de Lleida, que ha participado en la elaboración del estudio del Grupo de Trabajo III del IPCC.
La experta subraya que los resultados de este informe son importantes porque “la ciencia ha demostrado que la mitigación del cambio climático es posible, pero solo si todos trabajamos juntos”.
De la misma opinión es Alejandro Caparrós, catedrático de Economía de la Energía en la Universidad de Durham (Reino Unido) y autor principal del informe: “Es muy positivo el hecho de que han bajado mucho los costes de mitigación, mucho más de lo que se esperaba hace 10 años. En especial en la generación de energía solar”. El científico comenta al SMC España que eso hace que, “a pesar de que no estamos en la senda, el objetivo se ve como más alcanzable que nunca porque tenemos la tecnología y los costes han bajado de manera muy significativa”.
Gracias a un conjunto de políticas y leyes cada vez más amplio, se ha mejorado la eficiencia energética, se han reducido las tasas de deforestación y se ha acelerado la utilización de las energías renovables, recalca el informe. “Estamos en una encrucijada. Las decisiones que adoptemos ahora pueden asegurar un futuro digno. Contamos con las herramientas y los conocimientos especializados necesarios para limitar el calentamiento”, sostiene Hoesung Lee, Presidente del IPCC.
Para limitar el calentamiento global, se necesitarán transiciones importantes en el sector energético. Esto implicará reducir de forma contundente el uso de los combustibles fósiles, extender la electrificación, mejorar la eficiencia energética y utilizar combustibles alternativos (como el hidrógeno).
“Pero simplemente estamos yendo en la dirección equivocada más lentamente. Esta es una de las razones por las que el IPCC dice ahora que necesitaremos no solo cero emisiones netas, sino empezar a eliminar el CO2 del aire. No podemos hacer una cosa en lugar de la otra, pero hemos llegado a un punto en el que es probable que la humanidad tenga que hacer ambas cosas para evitar un cambio climático peligroso”, alerta Gross.
Para Kaisa Kosonen, asesora política principal de Greenpeace Nordic, hay mucho potencial para hacer más ahora mismo y con grandes beneficios. “Mientras que nuestros líderes han estado afirmando que están haciendo todo lo posible sobre el clima, los científicos acaban de demostrar que no es así. El dinero sigue fluyendo hacia los problemas en lugar de hacia las soluciones, y esto solo cambiará con objetivos creíbles, políticas y apoyo alineados con el límite de calentamiento del Acuerdo de París”, añade.
Como las emisiones de gases de efecto invernadero han seguido aumentando mucho a lo largo de la última década, “esto implica que no estamos en la senda adecuada para llegar a objetivo del Acuerdo de París de aumentar solo 1,5 o menos de 2 ºC. Tenemos que cambiar esto”, lamenta Caparrós.
Numerosos científicos subrayan la enorme distancia que sigue existiendo aún entre las medidas actuales y las necesarias para limitar el calentamiento por debajo de los niveles más perjudiciales. “Aunque el crecimiento de las energías renovables, la eficiencia y la electrificación está desplazando el crecimiento de los combustibles fósiles, es demasiado lento y no podemos permitirnos esperar a que esto ocurra por sí solo”, apunta Robin Lamboll, investigador asociado en el Centro de Política Medioambiental del Imperial College de Londres.
“Si disponemos de las políticas, la infraestructura y las tecnologías adecuadas para realizar cambios en nuestros estilos de vida y comportamientos, de aquí a 2050, podremos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre el 40 % y el 70 %. Esto ofrece importantes posibilidades que aún no hemos aprovechado”, dice Priyadarshi Shukla, copresidente del Grupo de Trabajo III del IPCC.
“La evidencia indica que estos cambios en el estilo de vida pueden mejorar nuestra salud y bienestar”. Las ciudades y otras zonas urbanas también ofrecen importantes oportunidades para reducir las emisiones, señala el informe.
Esta reducción puede lograrse mediante un menor consumo de energía (por ejemplo, creando ciudades compactas y caminables), la electrificación del transporte en combinación con fuentes de energía de baja emisión, y una mayor absorción y almacenamiento de carbono a través de la naturaleza. Hay opciones para las ciudades nuevas, consolidadas y en rápido crecimiento. “Vemos ejemplos de edificios de energía cero o sin emisiones de carbono en casi todos los climas”, señala Jim Skea, copresidente del Grupo de Trabajo III del IPCC.
“La adopción de medidas en esta década es fundamental para aprovechar el potencial de mitigación de los edificios”, continúa. La reducción de las emisiones en la industria implicará el uso de los materiales de manera más eficiente, la reutilización y el reciclaje de productos, y la reducción al mínimo de los residuos.
“En el sector de los edificios, el que he liderado dentro del informe, la actuación en esta década (hasta 2030) es fundamental para aprovechar plenamente el potencial de mitigación de los edificios. Mediante la readaptación de los ya existentes y el uso de técnicas de mitigación eficaces en los que aún no se han construido, es posible acercarse a las emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2050”, informa la española Luisa Cabeza al SMC España.
Para ello se necesitan paquetes ambiciosos de políticas que, por ejemplo, podrían incorporar el uso de energías renovables y el diseño y uso eficiente del espacio, la energía, los materiales y los electrodomésticos, según la coautora.
En el caso de los materiales básicos, incluidos el acero, los materiales de construcción y los productos químicos, los procesos de producción de bajas emisiones o de emisión cero de gases de efecto invernadero se encuentran en las etapas de pruebas o cercanas a la comercialización. Este sector representa aproximadamente una cuarta parte de las emisiones globales, destaca el trabajo.
Será difícil alcanzar las emisiones netas iguales a cero y, para ello, será necesario crear nuevos procesos de producción, emplear hidrógeno y electricidad de bajas o cero emisiones y, cuando sea necesario, aplicar técnicas de captura y almacenamiento de carbono. La agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra pueden reducir las emisiones a gran escala, así como eliminar y almacenar dióxido de carbono a gran escala.
La comunidad científica coincide en señalar que los próximos años son críticos. En los escenarios que se evalúan, para limitar el calentamiento a aproximadamente 1,5 °C, es necesario que las emisiones de gases de efecto invernadero a escala global alcancen su punto máximo antes de 2025, a más tardar, y se reduzcan en un 43 %, a más tardar, en 2030.
Por otra parte, también sería necesario reducir el metano en alrededor de un tercio. Aunque esto suceda, es casi inevitable que se supere temporalmente este umbral de temperatura, pero podríamos volver a situarnos por debajo de él a finales de siglo.
“Si queremos limitar el calentamiento global a 1,5 °C, este es el momento, es ahora o nunca”, sentencia Skea. “Sin una reducción inmediata y profunda de las emisiones en todos los sectores, será imposible”.
La temperatura global se estabilizará cuando las emisiones de dióxido de carbono alcancen el nivel cero neto. Para llegar a 1,5 °C, debemos alcanzar las emisiones netas de dióxido de carbono iguales a cero a nivel mundial a principios de la década de 2050; para 2 °C, a principios de la década de 2070. En este informe de evaluación se señala que, para limitar el calentamiento a 2 °C (3,6 °F), será necesario que las emisiones de gases de efecto invernadero a escala global alcancen su nivel máximo en 2025, a más tardar, y que se reduzcan en un cuarto antes de 2030.
“Cada acción para reducir emisiones y cada centígrado que se consiga limitar el calentamiento global cuentan. Con los planes actuales, el mundo se encamina hacia un calentamiento de 2,7 °C. Esto es una sentencia de muerte para países vulnerables a los fenómenos climáticos como Vanuatu y Bangladesh”, dice Nafkote Dabi, responsable de Políticas sobre Cambio Climático de Oxfam.
Para Mike Meredith, oceanógrafo y director científico del British Antarctic Survey, los resultados demuestran que está claro que es absolutamente necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y que “cualquier propuesta de solución a la crisis climática que no incluya este aspecto está condenada al fracaso”.