Dos especies de aves que están en declive en sus hábitats óptimos en la naturaleza, el verdecillo y la curruca cabecinegra, pueden encontrar en zonas urbanas un ambiente alternativo para vivir. Esta es la conclusión de un estudio del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona donde se ha analizado la capacidad adaptativa de estas dos aves mediterráneas en hábitats urbanos.
El verdecillo es un pequeño pájaro granívoro usual en los parques y en ambientes agrarios. Por su parte, la curruca cabecinegra es una especie insectívora que elige ambientes más arbustivos. Ambos son todavía bastante comunes, pero su presencia ha ido disminuyendo en los últimos años, afectados por el abandono de campos de cultivo, cambios en los sistemas de producción agrícola y la urbanización de muchos espacios. En cambio, la evolución de las poblaciones de estas aves en áreas urbanas han aumentado o se mantienen estables en los últimos años.
Investigadores del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, conjuntamente con el Instituto Catalán de Ornitología y la Universidad de Barcelona han utilizado datos del proyecto Seguimiento de Aves Comunes de Cataluña para conocer la evolución de estas especies en ambientes urbanos y periurbanos –zonas rurales afectadas por el impacto urbano debido a su proximidad a ciudades–.
El estudio demuestra que el verdecillo tiene una tendencia decreciente en zonas periurbanas, sobre todo en invierno, y se mantiene estable en las urbanas. En cambio, para el curruca cabecinegra la tendencia es de estabilidad en zonas periurbanas y decreciente en las zonas urbanas en invierno. Pero en la primavera presenta una tendencia claramente creciente.
La conclusión es que la ciudad no les va mal: una de las especies crece en primavera y la otra al menos se mantiene estable.
La segunda parte del trabajo consistió en averiguar qué necesidades tienen las dos especies para poder vivir en la ciudad. En 80 puntos de la ciudad de Barcelona se anotó la presencia de individuos de cada especie y las características del entorno: vegetación , presión humana y estructuras artificiales.
Los resultados indican que ambos pájaros prefieren lugares con pocas estructuras artificiales y poca presencia humana. Pero parece que las superficies duras de asfalto y cemento les molestan mucho más que la frecuentación de gente.
En cuanto a su alimento, al verdecillo no le gustan los parques con césped, tal vez porque el mantenimiento de los jardines y los pesticidas los dejan sin semillas. Y a la curruca cabecinegra le gustan los jardines con arbustos exóticos , posiblemente porque producen muchos frutos comestibles.
En resumen, dos especies mediterráneas que van disminuyendo en nuestro territorio pueden encontrar en las ciudades hábitats que les sean favorables , sobre todo en época de cría, y así mantener o aumentar las poblaciones. Pero esto requiere manejar algunos espacios de las ciudades para que tengan las características que gustan al verdecillo y el curruca cabecinegra. Esto sería muy positivo para dos especies de campo que, si es necesario, también saben adaptarse a la vida urbana.
Referencia bibliográfica:
Izquierdo, J., Quesada, J., Herrando, S., Anton, M. & Ferrer, X., 2014. Dos especies mediterráneas en la gran ciudad: el reto del verdecillo y la curruca cabecinegra. Póster, XXII Congreso Español de Ornitología, SEO BirdLife, Madrid.