El Grupo de Estudios Ambientales Aplicados al Patrimonio de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) trabaja en el desarrollo de nuevas técnicas no destructivas que permiten cuantificar y estudiar la evolución de la colonización biológica sobre las construcciones graníticas. Es un equipo interdisciplinar, integrado por biólogos, químicos, físicos y expertos en patrimonio. Colaboran con investigadores de la Universidad de Alicante y de la Politécnica de Cataluña.
La coordinadora del proyecto, Beatriz Prieto Lamas, explica que uno de los principales problemas que afecta al patrimonio es la colonización biológica. “Se trata de algas y de cianobacterias, lo que popularmente se conoce con el nombre de verdín”, señala la investigadora.
Cuando estos organismos se depositan en la piedra, al realizar la fotosíntesis, generan un color verdoso. Así, cuantificando ese color es posible detectar y cuantificar los organismos, es decir, si tienen presencia en un determinado espacio y en qué cantidad. Esto representa un gran avance ya que “hasta el momento era preciso tomar muestras y hacer un análisis microbiológico de los organismos, lo cual resulta muy tedioso y requiere mucho tiempo. Además, conviene evitar la toma de muestras de cara a proteger el patrimonio”, apunta Prieto.
El equipo puso a punto una metodología novedosa para cuantificar la colonización biológica en edificios graníticos, basada en la realización de medidas del color. Con este método se evita la toma de muestras, con lo que las medidas se pueden realizar de forma directa en el edificio y los resultados se obtienen de manera inmediata. Consiste en emplear un espectrofotómetro de reflexión portátil, un aparato muy utilizado por los laboratorios de pinturas para la industria de la automoción y también en la industria textil. “Permite medir el color de superficies mediante la determinación de las coordenadas cromáticas, lo cual sirve para detectar y cuantificar los organismos presentes en las rocas, incluso cuando se encuentran en cantidades tan pequeñas que son imperceptibles para el ojo humano”, afirma Prieto.
Como paso previo a la puesta a punto de este método, el equipo realizó un trabajo de laboratorio con las algas y cianobacterias presentes en las construcciones graníticas. Correlacionaron los parámetros de color con la cantidad de organismos y con su estado fisiológico. En esta línea, la investigadora explica que “interesa saber en qué estado vital se encuentran estos organismos, es decir, en fase de desarrollo o en estado de senescencia”. Así, cuando un edificio está muy colonizado y se emplean biocidas, conviene hacer con posterioridad un control para comprobar si se lograron eliminar y, además, vigilar que no vuelvan a colonizar ese espacio con el tiempo. Por esta razón es importante conocer si los organismos se están empezando a desarrollar o si, por el contrario, están desapareciendo. Y los parámetros de color se mueven en direcciones opuestas según sea de uno u otro modo.
Los investigadores detectaron que no es posible acceder a todas las partes de un edificio, en particular a las más elevadas, para hacer las medidas con este aparato. Ahora tratan de resolver este problema, para lo que están avanzando en la puesta a punto de la misma metodología empleando cámaras digitales en lugar del aparato que mide el color. La idea es calibrar las cámaras para que funcionen como colorímetros, es decir, para que midan el color. Esto supone un trabajo previo de laboratorio, que consiste en buscar un algoritmo matemático que permita la conversión de la información digital en información colorimétrica.
El empleo de cámaras digitales permitirá a los investigadores realizar medidas a distancia, al tiempo que se incrementa el área de medida. Las zonas objeto de estudio son muy heterogéneas cromáticamente, de modo que la cámara permite captar áreas más amplias, lo que va a favorecer integrar mejor el color. Por otro lado, con el colorímetro los investigadores trabajaban sólo con el rango de luz visible. Con las cámaras podrán trabajar con luz infrarroja o ultravioleta, lo cual resulta de interés ya que estos organismos emiten fluorescencia.
En un trabajo previo el equipo de la USC ya caracterizó los colores de las algas, de las cianobacterias y del granito en condiciones ambientales diversas. “La principal complicación radica en que el granito es muy heterogéneo desde el punto de vista del color, a lo que hay que añadir el hecho de que el color de los organismos vivos varía con los factores ambientales como la luz o los nutrientes y también con los diferentes estados dentro de su ciclo de vida”, señala Prieto.
El objetivo de los investigadores de la Universidad de Santiago es aplicar estos nuevos métodos a la limpieza de edificios colonizados, así como al seguimiento de los mismos de cara a evitar recolonizaciones futuras. La finalidad es poder prevenir con antelación la aparición de estos organismos en los edificios.