Expertos en consumo de drogas desarrollan vacunas contra la adicción a tabaco, cocaína y marihuana

El científico estadounidense de origen colombiano Iván Darío Montoya, director clínico adjunto de la división farmacológica del National Institute on Drug Abuse (NIDA) ha explicado en Salamanca que una de las principales líneas de investigación en el campo del consumo de drogas es el desarrollo de vacunas que prevengan la adicción a sustancias como la cocaína, el tabaco o la marihuna. Montoya ha explicado estas investigaciones y otras relacionadas con el abuso de drogas en el marco de las Jornadas Nacionales de 'Socidrogalcohol', que han recogido la aportación de otros especialistas en el tratamiento farmacológico del alcohol y los opiáceos.

Encuentro de especialistas en materias como el alcoholismo o los tratamientos a adictos a la heroína.
Iván Montoya. Foto: DiCYT.

Montoya explicó el funcionamiento de las vacunas centrándose en el caso de la nicotina, contenida en el tabaco. "La vacuna secuestra la nicotina para que no llegue al cerebro, de manera que un joven que comienza a fumar no llega a ser adicto", señaló en declaraciones recogidas por DiCYT. Pero además, alguien que ya es adicto al tabaco también se puede beneficiar de la actuación de este fármaco, ya que "si la nicotina no llega al cerebro del fumador, no experimentará placer y perderá el interés por fumar", de forma que la actuación de la futura vacuna sería doble, preventiva y curativa.

En este sentido, el experto ha señalado las diferencias que existen entre las vacunas contra las adicciones que están en pleno proceso de desarrollo y los medicamentos que ya se utilizan como tratamiento. En el caso de las primeras, se trata de "moléculas grandes, anticuerpos que se usan como inmunoterapia que se basan en evitar que las sustancias que provocan la adicción lleguen al cerebro"; mientras que en el caso de los segundos, los medicamentos enfocados al tratamiento, la clave está en "moléculas pequeñas" capaces de llegar al cerebro para contrarrestar los efectos de las sustancias adictivas, de manera que se trata de "añadir más químicos al cerebro". Dicho de otra forma: las vacunas serían preferibles, ya que "como afirma el dicho, siempre es mejor prevenir que curar".

El NIDA está trabajando con una compañía estadounidense en el desarrollo de una vacuna contra la nicotina, pero hay, al menos, otros tres proyectos en el mundo que trabajan en el mismo sentido. Además, en el caso de la cocaína y de otras sustancias, también se estudian posibles vacunas a través de proyectos de investigación basados en la misma idea. Pero además, en el caso de la cocaína de y los opiáceos, los anticuerpos monoclonales desarrollados en el laboratorio tendrían una aplicación más muy importante: los casos de sobredosis, en los que pueden impedir que la cocaína llegue al cerebro.

Precisamente, entre las prioridades que tiene la división farmacológica del NIDA de la que es director adjunto, Montoya destacó la búsqueda de un tratamiento de la dependencia de la cocaína, aunque advirtió que se trata de "una adicción de bases cerebrales complejas, con gran dificultad neurobiológica", de manera que tras 15 años de investigación aún no existe ningún fármaco aprobado.

Su "segunda prioridad" sería luchar contra la adicción a las metaanfetaminas, muy extendida en el oeste de Estados Unidos y cada vez más en Iberoamérica, sobre todo en Brasil. En este caso, la línea de investigación es mucho más novedosa y los estudios aún se encuentran en fases iniciales. Los derivados de opiáceos como la heronína se sitúan en el tercer lugar de sus preocupaciones, sin olvidar las investigaciones sobre la adicción a la marihuana. "Tras cinco años de investigación neurobiológica, entendemos mejor que hay receptores especiales en el cerebro para la marihuana e incluso hay sustancias cerebrales que actúan provocando efectos similares a los que provoca esta sustancia", apuntó, destacando también que ya se conocen posibles dianas terapéuticas.

El NIDA es el organismo que otorga el 85% de todos los fondos que se destinan en el mundo a la investigación científica sobre el abuso de drogas y la adicción, según los datos que ha expuesto Montoya, ya que financia programas dentro y fuera de Estados Unidos que incluyen, por ejemplo, un convenio con el Plan Nacional sobre Drogas de España. Por eso, ha apostado por "aumentar la cooperación internacional en investigación sobre abuso de drogas".

Además del norteamericano, otros expertos en adicciones se dieron cita hoy en Salamanca. Así, Josep Guardia, vicepresidente de Socidrogalcohol, explicó que el alcoholismo es "una enfermedad adictiva del sistema nervioso central" y que cuando una persona intenta abandonar el consumo de alcohol hay que afrontar "los síntomas de un cerebro sobreexcitado" para neutralizar la ansidedad o el insomnio, entre otros. Los estudios indican que el alcoholismo causa hasta 60 patologías y que el consumo precoz aumenta el riesgo de desarrollar una dependencia 10 años más tarde. Para abordar su tratamiento, existen terapias psicológicas y fármacos que atacan los síntomas de forma general, pero también hay y se están desarrollando medicamentos específicos para combatir este problema.

El encuentro de Socidrogalcohol es una cita anual de los expertos más destacados de España en el campo de las adicciones y las drogodependencias con un espíritu multidisciplinar que incluye a psiquiatras, trabajadores sociales, profesionales médicos y neurobiólogos. Socidrogalcohol es una sociedad científica fundada en 1969.

En Socidrogalcohol también ha intervenido Antonio Terán Prieto, psiquiatra del centro San Juan de Dios de Palencia, que ha expuesto las ventajas del fármaco Suboxone en el tratamiento de adictos a la heroína. Hasta su aparición, "no había alternativa a la metadona", pero ahora, entre un 30 y un 40 por ciento de los pacientes tratados con metadona podrían cambiar o compaginar esta terapia sustitutiva opioide con el nuevo medicamento, que "tiene menos efectos secundarios, disminuye el riesgo de depresión respiratoria en casos de sobredosis y produce menos trastornos cognitivos y menor disfunción sexual". El único problema, según Terán, es que en España sólo algunas comunidades autónomas lo financian.

Fuente: DiCYT
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