Un pueblo de Salamanca alberga uno de los museos científicos más singulares que podamos encontrar: el único dedicado a una falla, en concreto, la fractura del terreno que va desde esta localidad, Juzbado, hasta Penalva do Castelo, en Portugal. Una investigación internacional, liderada por la Universidad de Salamanca, ha datado las rocas que se encuentran justo a su entrada: son granitos de entre 320 y 340 millones de años.
Las rocas de granito de la localidad salmantina de Juzbado se formaron hace entre 320 y 340 millones de años. Están deformadas, precisamente, por ser más antiguas que la falla del terreno en la que se asientan. Los datos concuerdan con otras dataciones de los alrededores y revelan que el origen geológico de la zona se remonta a la colisión que dio lugar al supercontinente Pangea, según una investigación internacional en la que han participado la Universidad de Salamanca y el Museo de la Falla, ubicado en este municipio. Los resultados se publican en la revista científica Geogaceta.
El estudio se enmarca dentro del trabajo de datación de rocas ígneas del noroeste de la península que lleva a cabo desde hace años Gabriel Gutiérrez-Alonso, científico del departamento de Geología de la institución académica salmantina. En esta ocasión, el material que se ha utilizado se encontraba a escasos metros del museo geológico de Juzbado. “Procede de una roca que estaba casi a la puerta”, señala el investigador.
Los científicos consiguen determinar cuál es la edad del granito gracias a uno de los minerales que lo componen, el circón. “Suele ser abundante, pero esta vez no tuvimos suerte, porque de 25 kilos de roca sólo obtuvimos siete circones de unas 100 micras de tamaño”, explica. No obstante, fue suficiente para lograr unos resultados que “reflejan cuándo se formó el granito y de qué rocas proviene”.
Las muestras se analizaron en un laboratorio de Dresde (Alemania), donde se les pone edad mediante ablación láser. Esta técnica consiste en disparar el láser sobre el material y estudiar la relación de los isótopos de uranio y plomo que contiene. Estos elementos cambian su relación isotópica en función del tiempo transcurrido desde su formación, lo que permite datarlos con bastante exactitud. “Es como un reloj geológico”, señala el investigador.
Según los resultados obtenidos, el circón más joven indicaría que este granito es de hace 340 millones de años. Sin embargo, al tener muy pocas muestras de este mineral, “no podemos estar seguros de que no haya circones más recientes, de hace 320 millones de años”, lo que, en principio, cuadraría con otras dataciones de esta zona, conocida en geología como Domo del Tormes.
“Los granitos de los alrededores son de hace 320 millones de años y todos contienen circones de 340”, comenta Gutiérrez-Alonso. Sin embargo, bastante cerca, en la localidad zamorana de Ricobayo, el granito está datado en 340 millones, así que cualquiera de las dos posibilidades puede ser cierta. “Necesitamos machacar más rocas para confirmarlo”, agrega.
Rocas deformadas
Los investigadores cuentan con otro dato esencial: la falla que va desde Juzbado hasta Penalva do Castelo (Portugal), una fractura del terreno de 160 kilómetros de longitud que tiene 308 millones de años. Esto permite saber que los granitos del lugar son más antiguos, porque la falla cambió su forma original e hizo que adquiriesen su forma actual, más alargada. Aunque nos parezca que las rocas no pueden cambiar porque son muy duras, en realidad se deforman y estos granitos ya estaban allí cuando ocurrió”, explica.
El gran evento geológico que marcó la formación de estas rocas y lo que hoy es el suelo del oeste de Castilla y León se conoce como Orógeno Varisco. “Hace alrededor de 350 millones de años se produjo una colisión continental que dio lugar al supercontinente Pangea”, comenta el geólogo de la Universidad de Salamanca. “Todo lo que hay ahora tiene que ver con lo que ocurrió en aquel momento, la geología que observamos y las condiciones del medio natural, por qué Juzbado está en un alto y por qué el río va por donde va”, destaca.
Más datos para el Museo de la Falla
Uno de los objetivos de estos estudios es llenar deaumentar el contenido el Museo de la Falla. “Es el único museo de geología dedicado a una falla y se nutre, precisamente, de estos trabajos científicos”, señala su director, Jerónimo Jablonski.
Con más de 2.000 visitas en 2018, en gran parte de escolares, su objetivo es acercar el mundo de la geología a la población y para ello “es bueno que sigamos de cerca los avances científicos. Por eso, estamos pendientes de lo que hacen los laboratorios y las universidades y tratamos de apoyarlo, por ejemplo, recibiendo todos los años a alumnos en prácticas”, destaca.
El Museo de la Falla explica cómo la geología ha dejado su huella en el paisaje e incluso en las fachadas del pueblo, donde no faltan las rocas ornamentales. Ciencia y cultura se unen en las actividades que organiza, como las rutas geológicas. A partir de ahora los visitantes también sabrán que una roca de la puerta sirvió para conocer la historia del suelo que pisan.
Referencia bibliográfica
"U-Pb geochronolgy of the deformed Juzbado Granite (Salamanca, NW Spain)". Gabriel Gutiérrez-Alonso, Alicia López-Carmona, Javier Fernández-Suárez, Jerónimo Jablonski, Mandy Hofmann and Andreas Gärtner. Geogaceta, 64 (2018), 163-166.