La antigua civilización maya utilizaba una arcilla poco frecuente llamada palygorskita para fabricar un pigmento, el azul maya. Combinando métodos estructurales, morfológicos y geoquímicos, investigadores españoles han descrito las características comunes a las palygorskitas de la península mexicana del Yucatán. Los resultados permitirán saber de dónde se obtienían los materiales para fabricar el pigmento que resiste al tiempo y a las agresiones químicas y medioambientales.
Un equipo español de investigación ha trazado el itinerario que siguieron los mayas para conseguir uno de los dos ingredientes básicos del pigmento azul maya, la arcilla palygorskita. “Nuestro primer interés radicaba en saber si los mayas extrajeron estas arcillas de un lugar determinado”, comenta a SINC Manuel Sánchez del Río, coautor del estudio y físico del European Synchrotron Radiation Facility de Grenoble (Francia).
Junto a Mercedes Suárez, del Departamento de Geología de la Universidad de Salamanca y Emilia García Romero, de la Universidad Complutense de Madrid, el grupo ha analizado diferentes muestras de arcillas palygorskitas en la península del Yucatán para compararlas con otras muestras de otros orígenes. Los resultados aparecen en el último número de la revista Archaeometry.
Las palygorskitas han sido utilizadas en Mesoamérica desde la antigüedad. Existen múltiples datos que sugieren que los mayas conocían sus propiedades y, es más, que esta arcilla estaba muy relacionada con aspectos socioculturales de la cultura maya.
Sánchez del Río lo explica a SINC: “las actuales comunidades indígenas de la península del Yucatán conocen y utilizan la palygorskita con fines tan variados como fabricar velas el Día de los Muertos, producir piezas de cerámica caseras y artísticas, o como tratamiento médico”. Como agente curativo era utilizada contra las paperas, el dolor abdominal, dolores del embarazo y como medicamento para la disentería. Hoy la farmacología moderna utiliza arcillas como la palygorskita para elaborar antidiarreicos, algo que los mayas hicieron desde hace más de un milenio.
Pero su uso más importante es para fabricar el pigmento azul maya, que se elabora mezclado índigo, un colorante orgánico que obtenían de la planta añil, con una matriz arcillosa de palygorskita, y que da lugar a un componente extraordinariamente resistente a las agresiones químicas o medioambientales.
Los yacimientos darán más información
Los investigadores recogieron palygorskitas de gran pureza en varios lugares de la península del Yucatán, dentro de un radio de 40 kilómetros alrededor del conocido sitio arqueológico maya de Uxmal. Algunos de esos lugares estaban bien documentados, pero otros han sido descubiertos por primera vez en esta investigación.
La abundancia de esta arcilla en las muestras recogidas ha permitido comprobar que es un mineral frecuente en la península.
Los análisis cristaloquímicos han permitido a los investigadores obtener la fórmula de la composición de las palygorskitas mayas: (Si7.96Al0.07)O20 (Al1.59Fe3+0.20Mg2.25) (OH)2 (OH2)4Ca0.02Na0.02K0.04 4(H20).
Estos resultados serán útiles para estudiar restos arqueológicos con azul maya y determinar si las palygorskitas utilizadas en el pigmento fueron extraídas en los alrededores de Uxmal.
El azul maya se inventó entre los siglos VI y VIII y se encuentra en esculturas, frescos, códices y decoraciones precolombinas en toda Mesoamérica, desde la costa del Golfo de México hasta el Pacífico. Fue utilizado durante la colonia para pintar frescos en iglesias y conventos. En 1931 el redescubrimiento del pigmento azul maya desconcertó a la comunidad científica por la estabilidad y persistencia de este color encontrado en objetos datados en tiempos precolombinos. Este pigmento milenario, que se ha revelado inmune al paso del tiempo, de la erosión, de la biodegradación y de los disolventes modernos, se considera el precursor de los modernos materiales híbridos, compuestos de diseño orgánico-inorgánico con propiedades de interés en alta tecnología.
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Referencia bibliográfica:
Sánchez del Río, M; Suárez, M; y García-Romero, E. “The occurrence of palygoskirte in the Yucatán Península: Ethno-historic and archaelogical contexts”. Archaeometry 51(2) 214-230, 2009.
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