Los efectos producidos por la actividad humana, que incluyen el rallado de las paredes, están acelerando mucho el deterioro de la Tumba del Mausoleo Circular de Carmona (Sevilla). Así lo constata un estudio del Museo Nacional de Ciencias Naturales, que también identifica y localiza colonizaciones microbiológicas.
Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) han analizado el estado de conservación de la Tumba del Mausoleo Circular de Carmona (Sevilla) y, además de constatar el deterioro que ha provocado la actividad humana en este monumento arqueológico, proponen una serie de medidas necesarias para su conservación.
Esta tumba forma parte de la necrópolis romana del siglo I ubicada en el municipio Carmona. De planta rectangular con bóveda de cañón, es una cámara funeraria excavada en el interior de un edificio circular de sillares cuyas paredes estuvieron enlucidas. Con once nichos repartidos en cerca de seis metros cuadrados, es el único mausoleo de la necrópolis que conserva la cubierta de la cámara y parte de la estructura exterior.
“La exhumación de las tumbas de la Necrópolis de Carmona ha acelerado su deterioro, provocando en un siglo un grado de alteración mayor que el acumulado durante 2.000 años”, explica el investigador del MNCN Sergio Sánchez-Moral. “La secuencia de intervenciones tras su descubrimiento, que incluyen la modificación del acceso y el interior de la tumba, ha modificado las condiciones ambientales con un fuerte incremento de la humedad, altas tasas de condensación y un marcado sobrecalentamiento en el techo”, continúa Sánchez-Moral.
En este estudio, además de destrozos como pintadas y ralladuras provocados por algunos visitantes, se han identificado y localizado colonizaciones microbiológicas, así como la pérdida de material y la desintegración de las paredes excavadas. “El análisis de las formas y los mecanismos de alteración, así como de los rangos microambientales en los que se desarrollan, nos permite delimitar unos umbrales de seguridad microambiental bajo los cuales los procesos de deterioro disminuirían su efectividad”, aclara Sánchez-Moral.
Mantener la humedad relativa del aire por debajo del 65%, reducir la oscilación térmica en el interior de las tumbas o reducir la concentración de CO2 hasta valores similares a los atmosféricos son algunas de las medidas que proponen los investigadores.
Asimismo, advierten de que cualquier intervención para la restauración del interior de la tumba debe ir precedida por medidas previas que corrijan el origen del deterioro. “El principal problema de la necrópolis es el exceso de humedad, por lo tanto, lo primero que hay que lograr es disminuir la cantidad de agua que se filtra a las tumbas”, comenta el investigador del MNCN.
En este sentido proponen medidas que han estructurado en dos plazos y escalas de trabajo diferentes: medidas locales y a corto plazo para impedir la entrada de agua directa a las tumbas, y medidas a medio y largo plazo para la reestructuración del drenaje a escala del Conjunto Arqueológico.
Referencia bibliográfica:
Juan C. Cañaveras, J.C., Fernández-Cortés, A., Elez, J., Cuezva, S., Jurado, V., Zelia Miller, A., Rogerio-Candelera, M.A., Benavente, D.. Hérnandez-Marine, M., Sáiz-Jimenez, C., Sánchez-Moral, S. (2015) The deterioration of Circular Mausoleum, Roman Necropolis of Carmona, Spain, Science of the Total Environment. DOI:http://dx.doi.org/10.1016/j.scitotenv.2015.02.095