El oso pardo es una especie emblemática de Europa que requiere proteger todo su ecosistema. Más de 20 años de investigación muestran que algunas poblaciones no hibernan, que los ejemplares del sur comen más plantas y que los de Finlandia alcanzan mayor tamaño. Estas diferencias ayudan a diseñar planes de conservación más efectivos y aplicables a otras especies.
La etóloga británica, fundadora del Jane Goodall Institute, Mensajera de la Paz de la ONU y una de las científicas más influyentes del siglo XX, ha fallecido a los 91 años por causas naturales.
Ilustración de Jane Goodall. / Curro Oñate
Las esponjas que habitan en el Atlántico Norte y el Ártico desempeñan un papel esencial en los ecosistemas marinos profundos, pero su fragilidad frente a las alteraciones humanas las sitúa en una posición vulnerable. Un análisis genético revela los riesgos que enfrentan sus poblaciones.
Una fama injustificada. Una investigación en la Polinesia Francesa revela que ciertos tiburones muerden como respuesta instintiva de supervivencia ante seres humanos que perciben como amenazas.
En los bosques del norte de Perú, científicas y ambientalistas luchan por salvar a uno de los primates más amenazados del planeta: el mono choro de cola amarilla. Su extinción, indican las investigadoras, sería devastadora para este ecosistema que provee agua a millones de personas.
Dos trabajos de la Universitat de València constatan la importancia de reorientar las políticas de gestión de la costa hacia la protección de las especies que dependen de los hábitats dunares abiertos y de los restos naturales que se depositan en las playas.
Un estudio internacional, con participación de la Universidad Politécnica de Madrid, revela que estos animales se establecen en sus nuevas poblaciones de forma similar en ambos casos, lo que refleja el éxito del programa de reintroducción.
Un biólogo de la Universidad de Florida viajará el próximo jueves con la empresa Blue Origin al espacio suborbital para examinar cómo las plantas se adaptan, responden a entornos nuevos y ajustan su expresión genética, especialmente durante el vuelo.
El patrimonio cultural de la humanidad, que abarca desde las primeras manifestaciones creativas de la prehistoria hasta el arte contemporáneo, está cada vez más amenazado por las alteraciones ambientales. Estos desajustes pueden acelerar drásticamente los procesos degradación de monumentos y artefactos, lo que pone en peligro tanto nuestra herencia como la producción actual de obras.