Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han diseñado una herramienta que permite evaluar la calidad ambiental y funcional de las unidades de un hospital. De esta forma se puede estudiar el potencial que ofrece su diseño arquitectónico en la recuperación de pacientes, además de la repercusión económica que supone para los centros sanitarios.
Científicos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), junto con el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), han llevado a cabo un estudio sobre la evaluación de la arquitectura hospitalaria utilizando la llamada metodología de 'diseño basado en evidencias', cuyo objetivo es establecer un vínculo directo entre estrategias de diseño y resultados médicos.
Uno de los resultados obtenidos con el trabajo es una herramienta que permite identificar posibles actuaciones de mejora y ordenarlas según su coste, lo que puede resultar de gran utilidad para los centros sanitarios.
Existe evidencia científica que demuestra la influencia de la arquitectura en la salud de las personas. Por ejemplo, un estudio publicado en los años ochenta en la revista Sciencedemostró que los pacientes que tenían vistas a entornos vegetales desde su habitación del hospital permanecían menos tiempo ingresados y necesitaban menos analgésicos.
Esta relación directa entre el diseño y los resultados obtenidos pone en evidencia no solo el potencial que tiene el diseño arquitectónico en la recuperación de pacientes, sino la repercusión económica que supone para las instituciones sanitarias.
The Center for Health Design es una institución estadounidense que trata de transformar los edificios sanitarios en espacios más saludables y seguros. En el año 2009 creó el programa de acreditación y certificación del ´diseño basado en evidencias´ (EDAC), un proceso que consiste en utilizar la investigación tanto para informar a priori como para evaluar a posteriori las decisiones de diseño de un hospital. Su finalidad es estandarizar este proceso de diseño e identificar a las personas capaces de aplicarlo.
Llega la certificación EDAC a España
Una de estas personas es Laura Cambra Rufino, investigadora de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, que se ha convertido en la primera persona en España que supera el programa de acreditación y certificación del 'diseño basado en evidencias' para la arquitectura sanitaria.
Dentro del trabajo de investigación que Cambra está llevando a cabo para su tesis doctoral ha desarrollado CURARQ, la herramienta que posibilita la evaluación de la calidad ambiental y funcional de las unidades de un hospital en funcionamiento.
A pesar de que otros países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Noruega o Suecia ya utilizan mecanismos de evaluación de la arquitectura sanitaria para mejorar la calidad de los cuidados y la rentabilidad de sus infraestructuras sanitarias, en España todavía no se tiene muy en cuenta esta certificación.
Como comenta Cambra, “¿hasta dónde se podría llegar si se incorporara este conocimiento a los hospitales españoles y los y arquitectos afrontaran su responsabilidad social para con el sistema sanitario?”.
Este estudio ha captado la atención del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social por su visión multidisciplinar de la asistencia sanitaria y ha sido publicado en su Revista Española de Salud Pública.
Referencia bibliográfica:
Cambra-Rufino, Laura; Paniagua-Caparros, José León; Bedoya-Frutos, César. Evidence-based design accreditation and certification program for healthcare architecture reaches Spain. Revista Española de Salud Pública 93. Oct 2019. // Enlace de interés: Arqueitectura por prescripción médica
Imaginemos que un hospital de tratamiento de agudos quiere construir una nueva unidad de hospitalización y los responsables usan el diseño basado en evidencias. En primer lugar, establecen como objetivo principal mejorar la experiencia del paciente y la efectividad del personal de enfermería (paso 1). A continuación, identifican y analizan la literatura existente sobre los controles de enfermería centralizados o descentralizados, y visitan unidades de hospitalización de otros hospitales con distintas configuraciones (paso 2 y 3). Se deciden por diseñar dos zonas de trabajo a lo largo de la unidad que permiten un control visual entre ellas (paso 4).
La hipótesis que plantean es que si la distancia de la zona de trabajo a la habitación de pacientes es menor, el tiempo empleado atendiendo a pacientes aumentará (paso 5). Como medidas de referencia (paso 6) se toman las encuestas de satisfacción a familiares y pacientes en las unidades existentes y dos investigadoras realizan cuatro entrevistas estructuradas al personal de enfermería y un estudio observacional para determinar el tiempo que dedica la enfermería a cada tipo de tarea (atención a pacientes, trabajo de ordenador, relevo, coordinación con enfermería, coordinación con facultativos, descanso, etc.). Durante la ejecución de la obra, el equipo de diseño supervisa el correcto desarrollo de los controles de enfermería (paso 7). Seis meses después de haber ocupado la nueva unidad de hospitalización, las investigadoras vuelven a visitar el hospital y toman los mismos datos (paso 8).
Una vez analizados, observan que aunque los resultados de la encuesta de satisfacción de pacientes y familiares han mejorado en cuanto a la percepción del trato recibido, el personal de enfermería dedica más tiempo a su coordinación interna porque es menos probable coincidir con compañeros/as y porque les resulta menos eficiente en aquellos horarios en los que hay menos personal disponible (noches, festivos y fines de semana). Las investigadoras publican un artículo científico en una revista de revisión por pares en el que identifican los resultados obtenidos, tanto positivos como negativos, así como las propuestas de mejora para futuros proyectos.