La cobra escupidora predice los movimientos de su ‘agresor’ para dirigir el veneno

La mayoría de las serpientes más venenosas realizan mordiscos letales, pero otras, como la cobra, escupen para defenderse. Investigadores estadounidenses demuestran en el último número de Journal of Experimental Biology que las serpientes dirigen el veneno al analizar el movimiento de su víctima y predecir dónde estará a continuación.

La cobra escupidora predice los movimientos de su ‘agresor’ para dirigir el veneno
Cobra escupidora. Foto: Arno Meintjes.

Algunas cobras se defienden rociando veneno debilitante en los ojos de su agresor. Bruce Young, autor principal e investigador en la Universidad de Massachusetts Lowell (EE UU) tuvo la oportunidad de trabajar con cobras escupidoras en Sudáfrica, y por ello grabó el rastro de veneno pulverizado que se dirigía directamente a sus ojos. Dos cosas le impactaron: la precisión con las serpientes dirigen el veneno y el carácter único de cada rastro.

Según el investigador, los colmillos de la cobra están fijos y no pueden cambiar el tamaño del orificio del veneno, “por lo que la dinámica de fluidos elemental nos conduce a pensar que el patrón del fluido debería ser fijo”, explica Young. Pero las serpientes “contonean” la cabeza justo antes de expulsar el veneno. “La pregunta es cómo son capaces de reconciliar esas dos cosas”, afirma el científico.

Young viajó con su ayudante de investigación, Melissa Boetig, hasta el laboratorio de Horst Bleckmann en la Universidad de Bonn (Alemania) para averiguar cómo las cobras escupidoras afinan de forma precisa el chorro de veneno. Para provocar a las serpientes, el propio Young hizo de “víctima” y publica los resultados en el último número de Journal of Experimental Biology.

El investigador llevaba un visor equipado con acelerómetros para realizar un seguimiento de los movimientos de su cabeza mientras los otros dos científicos, Boetig y Westhoff, grababan los movimientos de la cobra a 500 fotogramas por segundo. Durante las seis semanas siguientes, el equipo grabó unas 100 veces cómo las cobras escupían.

Predecir los movimientos

Los científicos se percataron que 200 milisegundos antes de que la serpiente escupiera, Young hacía un movimiento brusco con la cabeza. Ese movimiento era el desencadenante de la expulsión del veneno, por lo que el equipo llegó a la conclusión de que la serpiente seguía los movimientos de Young y tardaba 200 ms en reaccionar y expulsar el veneno.

Sin embargo, el científico seguía moviéndose después de provocar a la serpiente. El equipó comparó todos los movimientos de cabeza de las serpientes y observó que las cobras se movían de una forma similar a sus víctimas. Movían la cabeza de la misma forma que los ojos de Young. “No solo se precipitan, sino que también predicen dónde voy a estar y entonces expulsan el veneno en esa zona”, destaca el experto.

Los investigadores concluyen que las cobras escupidoras primero se defienden siguiendo el movimiento de su agresor. Sin embargo, en el momento de la provocación que desencadena la expulsión del veneo, el reptil predice dónde estarán los ojos de su atacante en los próximos 200 ms y apunta allí donde está segura de que alcanzará su objetivo.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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