Un grupo internacional de investigadores, con participación española, ha identificado en la historia más reciente de la falla de Alhama de Murcia seis grandes terremotos de magnitud superior a 7. Según los científicos, esto proporciona una “evidencia convincente” de que las magnitudes máximas de sismicidad en la zona son superiores a las que se pensaba.
Investigadores de las universidades de Barcelona, León, Complutense de Madrid (UCM), Coimbra (Portugal), Aahus (Dinamarca) y de la Universidad Nacional Autónoma de México han trabajado desde 2001 en la falla Alhama de Murcia con el fin de identificar los terremotos de gran magnitud que han ocurrido en ella en el periodo cuaternario –la etapa geológica más reciente–.
“Hasta hace apenas diez años no había datos geológicos de actividad paleosísmica en las fallas activas de España por falta de información, se había invertido muy poco dinero en estudiar la geología de estas falla. Los testimonios que se manejaban para entender las fallas activas eran solamente los que se encontraban en los catálogos sísmicos históricos, que apenas recogen los grandes terremotos asociados a ellas. Como la geología puede retroceder mucho más atrás en el tiempo, los que encontramos nosotros son más y de mayor magnitud”, declara a SINC Jose J. Martínez Díaz, investigador de la UCM y coautor del estudio que publica la revista Geological Society of America Bulletin.
Esta falla es un plano de fractura del terreno que atraviesa toda la corteza terrestre, por lo que, para identificar los terremotos prehistóricos en sus paredes, los científicos hicieron excavaciones superficiales perpendiculares a la falla –unas trincheras de entre 20 y 30 metros de largo y cuatro metros de profundidad– que han permitido obtener un registro paleosísmico excepcionalmente largo.
“Los grandes terremotos –añade Martínez– al superar la magnitud 6 suelen romper en superficie y, por ello, hemos podido identificar en sus paredes esas roturas”. La datación de esas deformaciones tectónicas se llevó a cabo por medio de carbono-14 y técnicas de luminiscencia estimulada por infrarrojos.
Para entender la pauta de comportamiento de la falla de Alhama de Murcia, los investigadores se tienen que remontar en el tiempo cientos de miles de años “mucho más que americanos o japonenses, que con 10 mil años ya pueden identificarlos”, explica.
Esto se debe a que en España las fallas son más lentas y por tanto el tiempo de recurrencia entre grandes terremotos es mucho mayor –del orden de miles de años– que el que tiene fallas mucho más rápidas como la de San Andrés (California). Según sus estimaciones, la falla de Alhama se habría generado hace más de 9 millones de años y provocaría terremotos desde su inicio controlando de ese modo el paisaje de la región.
“Nos interesaba detectar la actividad símica del Cuaternario, es decir, aquellos terremotos que tienen menos de 1,8 millones de años. Hemos identificado en total un mínimo de seis seísmos de gran magnitud durante el periodo estudiado (más de 300.000 años), pero sabemos que el número real de grandes eventos ha debido ser mayor. De algunos puede haber desaparecido el registro sedimentario o quizá se encuentre en ramas de la falla aún por estudiar”, subraya el investigador.
¿Una peligrosidad sísmica subestimada?
Otra novedad es que, según el artículo, en la zona se podría producir un terremoto mayor de lo que se pensaba. “Las fallas no rompen en toda su longitud a la vez durante los terremotos, sino que están segmentadas. Hemos comprobado que esta falla puede romper de una sola vez sus dos segmentos occidentales, desde Góñar (Almería) hasta Totana (Murcia), lo que implicaría un terremoto de magnitud superior a 7”, explica Martínez.
“Si esta falla generó hace unos miles de años un terremoto de magnitud 6,5 o 7, perfectamente lo puede generar mañana. Por ello, es fundamental que se tenga en cuenta en los cálculos de peligrosidad y normas de construcción en la zona”, señalan los investigadores.
El mapa de peligrosidad sísmica en el que se basa la Norma de Construcción Sismo-resistente Española asignaba a la zona de Lorca una aceleración máxima para el diseño de 0,19 g. Sin embargo, el terremoto de magnitud 5,2 generó una aceleración mucho mayor (0,36 g).
“Su peligrosidad estaba minusvalorada porque, hasta ahora, las estimaciones se basaban en el catálogo de sismicidad histórica con los eventos ocurridos en los últimos 2000 años”, señala Martínez. Según él, con los parámetros de actividad de la falla obtenidos a partir de estudios paleosísmicos como el suyo, se podrán mejorar los cálculos de peligrosidad.
¿Pero serán capaces de predecir el siguiente movimiento sísmico de gran magnitud? Los autores recalcan que es posible decir su magnitud máxima y donde pueden producirse, pero hoy por hoy no hay manera de pronosticar el momento del terremoto, que es un fenómeno geológico complejo gobernado por procesos físicos no lineales.
“Lo que sí podemos saber, porque se ha modelizado y lo hemos publicado en estudios previos, es que terremotos como el de Lorca y otros anteriores provocan cambios de esfuerzos en la falla, con aumentos en ciertas partes de la misma. En estas zonas es más probable que ocurra el siguiente. Ahora bien, estimar cuándo es imposible”, asegura el científico.
Respecto al estudio publicado recientemente en la revista Nature Geoscience que aseguraba que la extracción de agua podría haber estado implicada en el terremoto de Lorca de 2011, el investigador expresa sus dudas.
“Hay mucha discusión científica al respecto, somos varios grupos trabajando en la zona desde hace tiempo y no soy el único que se muestra escéptico con esa idea. El de Lorca de 2011 es un terremoto similar a los que ocurrieron en 1674 y en 1818, y en aquella época no había ningún tipo de explotación de acuíferos. Opino que no es necesario buscar ningún tipo de razón extraña al seísmo aparte de la evolución tectónica de la falla. Fue un terremoto absolutamente normal desde el punto de vista geológico, de los de pequeña magnitud que ocurre en la falla cada cierto tiempo”, concluye Martínez.
Referencia bibliográfica:
María Ortuño, Eulalia Masana, Eduardo García-Meléndez, José Martínez-Díaz, Petra Štěpančíková, Pedro P. Cunha, Reza Sohbati, Carolina Canora, Jan-Pieter Buylaert, and Andrew S. Murray, “An exceptionally long paleoseismic record of a slow-moving fault: The Alhama de Murcia fault (Eastern Betic shear zone, Spain)”, Geological Society of America Bulletin 1474 – 1494, septiembre –octubre de 2012.
Solo para medios:
Si eres periodista y quieres el contacto con los investigadores, regístrate en SINC como periodista.