Los chorros de agua que expulsa Encélado, una de las lunas de Saturno, forman un gigantesco anillo de vapor de agua alrededor del planeta. El descubrimiento se ha realizado gracias a las observaciones del telescopio espacial Herschel de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Hasta ahora se desconocía el origen del agua presente en las capas superiores de la atmósfera de Saturno, pero el telescopio Herschel acaba de resolver el misterio: viene de Encélado, una de sus lunas.
Este satélite expulsa alrededor de 250 kg/s de vapor de agua, mediante chorros que salen de su polo sur (conocidos como Tiger Stripes –franjas del tigre– por las marcas que dejan en su superficie), y el agua crea una gran estructura en forma de ‘donut’ (en geometría se denomina ‘toro’) de vapor en torno a Saturno.
Así lo recogen las observaciones de Herschel, que confirman a Encélado como la única luna conocida en el sistema solar que influye en la composición química del planeta al que orbita.
“No existe un fenómeno comparable en la Tierra”, dice Paul Hartogh, del Max-Planck-Institut für Sonnensystemforschung (Katlenburg-Lindau, Alemania), director del equipo responsable del análisis de estos resultados. “Esto pasa solo en Saturno. A nuestra atmósfera no llegan cantidades significativas de agua procedentes del espacio”.
La anchura total del toro es de más de diez veces el radio de Saturno, pero su grosor equivale a solo un radio del planeta. Encélado orbita el planeta a una distancia de unos cuatro radios de Saturno, y desde ahí alimenta el gigantesco ‘donut’ con sus chorros de agua.
El toro de vapor sale a la luz
A pesar de su enorme tamaño, el toro no se había observado hasta ahora porque el vapor de agua es transparente a la luz visible, pero no a la radiación infrarroja que detecta el telescopio Herschel. Se sabía que la atmósfera de Saturno contiene restos de agua gaseosa en sus capas más profundas, pero la presencia de esta molécula en las capas superiores constituía un enigma hasta ahora.
El Observatorio Espacial Infrarrojo ISO, también de la ESA, detectó el agua en las capas superiores de Saturno en 1997. Ahora, los modelos computacionales desarrollados a partir de los últimos datos de Herschel revelan que entre el 3% y el 5% del agua que expele Encélado acaba cayendo en Saturno.
Aunque la mayor parte del agua de la luna se pierde en el espacio, se congela en los anillos de Saturno o quizá llegue a los otros satélites de Saturno, la pequeña fracción que cae en el planeta es suficiente para explicar el agua detectada en la parte superior de la atmósfera ‘saturniana’. Esta agua también es responsable de la producción de otros compuestos oxigenados, como el dióxido de carbono.
En última instancia el agua de las capas superiores de Saturno se transportan a niveles inferiores, donde se condensa, aunque las cantidades son tan pequeñas que las nubes resultantes no son observables.
“ISO detectó el vapor de agua en la atmósfera de Saturno, después la misión Cassini/Huygens (NASA-ESA) descubrió los chorros de Encélado, y ahora Herschel desvela el escenario completo mostrando cómo encajan todas estas observaciones”, resume Göran Pilbratt, jefe científico de Herschel.