La nacionalización de los bancos podría ser necesaria en este momento, pero ese proceso no ayudará al sector a recuperar la salud y la independencia a largo plazo. Ésa es la opinión Thorsten Beck que hasta hace poco trabajaba como economista en el Banco Mundial. Los burócratas son pésimos banqueros, y la nacionalización no debería ser la primera solución que se intente, advertirá en la conferencia inaugural que ofrecerá en la Universidad de Tilburg el 7 de noviembre.
El investigador considera que los participantes del sector privado deben colaborar en la resolución de dichos bancos con la mayor prontitud posible, para ayudar al sector a recuperar su solidez.
Además, el enfoque nacional de la crisis financiera en Europa ha demostrado ser ineficaz, ha afirmado Beck. Una gran parte del sistema bancario europeo y sus transacciones asociadas se realizan cruzando las fronteras nacionales, mientras que la supervisión y la cobertura de las garantías de depósitos se mantienen en el nivel de los estados miembros. Ello genera problemas graves en épocas de crisis, como demuestra el caso de los bancos de Islandia, o incluso el banco de Benelux, Fortis. La resolución de grandes bancos europeos sólo puede realizarse a nivel europeo, mientras que las nacionalizaciones de bancos darán lugar en última instancia a la fragmentación del sistema financiero europeo.
Esa es la razón por la que Beck defiende la creación de una entidad de ámbito europeo para el seguimiento de las grandes instituciones financieras que desarrollan su actividad cruzando las fronteras de los países de Europa. Un organismo de ese tipo contaría con los suficientes recursos fiscales, aportados por los bancos en cuestión. Este enfoque ayudaría a evitar los conflictos políticos internos en Europa durante épocas de crisis.
Beck considera que la crisis actual se debe más a fallos de la administración que del mercado. Los bancos centrales y los organismos de supervisión de la banca, especialmente en EE.UU., aseguraron a los inversores una y otra vez que intervendrían con políticas monetarias y financieras si las circunstancias lo hacían necesario. Dichas garantías dieron a los bancos libertad de acción, e incluso incentivaron que se asumieran riesgos de modo agresivo e imprudente. Beck sugiere que, en el futuro, las instituciones financieras sean más transparentes y asuman una mayor responsabilidad sobre los riesgos que aceptan. Este enfoque es más fructífero que prohibir ciertas actividades, prohibición que impediría que la sociedad aproveche los beneficios de los mercados financieros florecientes.
Solo para medios:
Si eres periodista y quieres el contacto con los investigadores, regístrate en SINC como periodista.