Las labores de rescate tras el terremoto en Marruecos avanzan con ayuda internacional

El sismo, de magnitud 6,8, sacudió el viernes varias provincias sureñas del país magrebí y ya se han contabilizado más de 2.100 muertos y 2.400 heridos. Tuvo su epicentro en la localidad de Ighil, 63 km al suroeste de Marrakech. España es uno de los países aceptados para prestar apoyo sobre el terreno.

Efectivos del ejército buscan supervivientes entre los escombros tras el terremoto en Marruecos
Efectivos del ejército buscan supervivientes entre los escombros de edificios derruidos en la población de Amizmiz, situada a unos 30 km del epicentro del terremoto, en las faldas del Atlas. / EFE/ María Traspaderne

El número de víctimas del terremoto que azotó Marruecos el pasado viernes supera ya los 4.000 víctimas entre muertos y heridos mientras siguen las operaciones de rescate en varias aldeas sureñas del país, labores a las que se sumaron los primeros equipos de rescate españoles este mismo domingo.

El terremoto, de magnitud 6,8, tuvo su epicentro en Ighil, a 63 km de Marrakech, capital turística de Marruecos

El sismo, de magnitud 6,8, sacudió varias provincias del sur del país, con su epicentro en la localidad de Ighil, 63 kilómetros al suroeste de Marrakech, capital turística de Marruecos.

Según el último balance provisional ofrecido por el Ministerio de Interior marroquí, el terremoto ha causado un total de 2.122 muertos y 2.421 heridos, de ellos 1.351 graves. 

La provincia con más muertos es Al Haouz, que registró al menos 1.351, y la segunda es Tarudant, donde el sismo ha dejado ya 492 decesos.

Varias personas caminan entre los escombros en la aldea de Tafagajt (Marruecos). / EFE/ María Traspaderne

Marruecos analiza más ayuda internacional

En un comunicado, el Ministerio de Interior indicó que las autoridades del país podrían recurrir a más ayuda internacional conforme avancen las labores de rescate. Hasta ahora aceptó la ayuda de cuatro países: España, Catar, el Reino Unido y Emiratos Árabes.

Hasta ahora Marruecos ha aceptado la ayuda de cuatro países: España, Catar, el Reino Unido y Emiratos Árabes

La misma fuente indicó que las autoridades marroquíes realizaron "una evaluación precisa" de las necesidades sobre el terreno, y precisó que "la falta de coordinación" en la gestión de ayuda podría tener unos resultados contraproducentes.

"Con el avance de las operaciones de intervención que evolucione la evaluación de las posibles necesidades, eso llevaría a recurrir a las ofertas de apoyo propuestas por otros países amigos de acuerdo con las necesidades de cada etapa", dijo el ministerio.

Llegada de la UME y bomberos españoles

La ayuda española se ha materializado ya con el envío del equipo de Búsqueda y Rescate Urbano de la UME, que llegó este domingo a Marrakech tras despegar desde la Base Aérea de Zaragoza en un avión A400 del Ejército del Aire.

El equipo de búsqueda y rescate urbano, compuesto por 56 militares y cuatro perros, se trasladó desde Marrakech hasta Tala N'Yaaqoub, una zona situada a 25 kilómetros del epicentro del sismo, y se convirtió en el primero certificado en llegar a la zona de emergencia.

También grupos de bomberos españoles llegaron este domingo a Marrakech para colaborar con las autoridades marroquíes en las labores de rescate.

Aldeas aisladas 48 horas después

Mientras avanzan las operaciones de rescate, varios aldeanos denunciaron que 17 aldeas montañosas de la comarca de Imgdal, unos 77 kilómetros al sur de Marrakech y a unos 50 kilómetros del epicentro del terremoto, siguen aisladas sin ayuda básica.

Se trata de localidades como Anamir, Tiguirst, Taghzut y Taurirt, que según estos vecinos se encuentran totalmente aisladas. En esta última población una mujer dio a luz al aire libre sin posibilidad de trasladarla a un hospital, según explicó a EFE Omar Ait Said, procedente de Taurirt. 

El aislamiento en poblaciones cercanas al epicentro del terremoto de Marruecos se ve agravado por el derrumbe de sus carreteras, lo que obstaculiza que los habitantes accedan a la atención médica y a la ayuda que necesitan.

Varias aldeas siguen aisladas en la noche de este domingo en la zona cercana al epicentro del terremoto de Marruecos debido al derrumbe de sus carreteras. / EFE/María Traspaderne

Perder todo entre los escombros, como Amina

En las aldeas cercanas al epicentro del terremoto se repiten las tragedias personales, como la de Amina Ait Abdulá, que cenaba con su marido y su hija de 11 años cuando escucharon un ruido raro. Una gran brecha fue recorriendo las paredes del salón y, en un momento, todo se hundió. Su marido murió en el acto, pero su hija no. La escuchó llamarla hasta que su voz calló.

Una gran brecha fue recorriendo las paredes del salón y, en un momento, todo de hundió. El marido de Amina murió en el acto y a su hija la escuchó llamarla hasta que su voz calló

El pueblo de Amina, Targa, era una de las poblaciones aisladas: estaba en una zona inaccesible hasta el domingo. La carretera de montaña que la une con Marrakech fue una de las que se bloqueó con montones de piedras desprendidas de las laderas. Hicieron falta 13 horas de trabajo para abrir paso.

Caída la noche, la carretera reabierta es un reguero de vehículos particulares, ambulancias y camiones de diferentes cuerpos de seguridad que se turnan para ir cruzando los tramos más estrechos, de un carril, abiertos gracias a la labor de los militares.

En ese tiempo de aislamiento, en Targa los vecinos desescombraron lo que pudieron, como pudieron, y consiguieron sacar a Amina del hueco en el que había quedado encerrada, sin ganas ya de vivir.

Bajo una manta y en tienda de palos

Ella lo cuenta casi dos días después rodeada de mujeres, cubierta con una manta y recostada en la esquina de una tienda hecha de palos, alfombras y asientos fabricados con paquetes de paja forrados. Sus ojos, perdidos. "Estaba llena escombros y, cuando dejé de oír a mi hija, no quería quitármelos, solo morir. Me decía: no tengo nada, cómo voy a vivir sin ellos".

Pero sus dos hijos, que viven en Marrakech, no perdieron la esperanza y siguieron llamando al móvil. Hasta que ella lo cogió y, alertados, unos hombres del pueblo la llamaron desde fuera.

Al escuchar sus voces, se zafó de las rocas que la aplastaban hasta el pecho, del cable de electricidad que le rodeaba el cuello y consiguió salir por el techo derrumbado. Nada más salir, se desmayó y es incapaz de recordar cuánto tiempo pasó hasta ese momento.

Imagen del pueblo de Targa (Marruecos) tras el terremoto. / EFE/María Traspaderne

En los escombros de las 80 casas de Targa se quedaron 20 personas. Los vecinos encontraron 17 cuerpos, sus tumbas recién excavadas son ahora testigo de ello. Tres personas, explican, siguen sepultadas.

Junto a Amina están Fatima, de 30 años, y su hermana. Comparten pena con el resto de las mujeres. Ellas, que viven en Marrakech, han perdido a su madre. "Nací y crecí aquí hasta los 10 años. Vivíamos las tres en Marrakech, pero poco antes del terremoto mi madre se vino aquí para recoger nueces, es la temporada", recuerda, "y le cayó la casa encima, murió sola. Pasó toda la noche bajo los escombros y la sacaron al día siguiente".

Importancia de la ayuda

Para Fatima, el pueblo "no tiene futuro" y la ayuda es ahora vital. Hay pequeños que se han quedado huérfanos de padre o madre, apunta: "Los niños están mentalmente destrozados".

"Se me ha muerto mi madre y todavía era joven. Esta mujer –dice señalando a Amina– ha perdido a su marido, a su hija, yo he perdido también a mi primo y a las mujeres de dos de mis primos", se lamenta. Son solo algunos ejemplos de las miles de tragedias personales que están detrás de catástrofes como esta.

Fuente:
EFE
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