Las personas adictas a la cocaína que consumen otras sustancias sufren más problemas mentales

Un estudio realizado por científicos españoles muestra el mayor riesgo de padecer problemas mentales para aquellos consumidores de cocaína que además tomen otras sustancias adictivas. Los resultados publicados en la revista Addiction constituyen la primera parte de una investigación más ambiciosa.

Las personas adictas a la cocaína que consumen otras sustancias sufren más problemas mentales
Foto: April Southworth.

El Grupo de Epidemiología de las Drogas de Abuso del Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM-Hospital del Mar) de Barcelona ha realizado un estudio epidemiológico que confirma la presencia de patología dual en jóvenes consumidores habituales de cocaína. Antònia Domingo, una de las autoras principales de este estudio, señala a SINC la conclusión más relevante: “Observamos más problemas mentales en aquellas personas que habían consumido, además de cocaína, otras sustancias”.

En los últimos años han proliferado los estudios sobre la adicción de drogas unida a otras enfermedades mentales, la denominada ‘patología dual’, que se define de forma genérica como la existencia de un doble diagnóstico: trastorno por uso de sustancias y trastorno psiquiátrico asociado.

En el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV), la guía diagnóstica utilizada por los profesionales de la salud mental, los trastornos relacionados con sustancias (dependencia, abuso y trastornos inducidos por sustancias) están recogidos, en uno de los dos grandes ejes diagnósticos, junto a los trastornos del estado de ánimo, de ansiedad, de la conducta alimentaria o los trastornos psicóticos, entre otros.

Aún con todo, como explica Antònia Domingo, “aunque no se ha podido discernir si el trastorno psíquico predispone al consumo o si éste precipita determinados trastornos psiquiátricos, la distinción entre trastornos mentales independientes del consumo y trastornos inducidos por sustancias tiene importantes implicaciones en el tratamiento y la evolución de los individuos”.

Las investigadoras examinaron el estado psicopatológico de 139 consumidores de cocaína (entre 18-30 años de edad) inscritos fuera del contexto sanitario mediante la Entrevista de Investigación Psiquiátrica para Trastornos Mentales y por Sustancias (PRISM, en sus siglas en inglés), que permite discernir los casos en los que la patología mental es independiente del abuso de sustancias y cuándo es inducida por la droga.

Del total de las personas encuestadas, 84 (el 60,4% del total) no tenían ningún otro problema psiquiátrico. Sin embargo, 33 (23,8%) presentaban patologías mentales independientes de la drogas, y 22 (15,8%) patologías inducidas por ésta.

Entre estos últimos, algunos sujetos también padecían patologías independientes de la sustancia, fundamentalmente enfermedades psiquiátricas (en un 42,5% de los casos). Los trastornos más comunes estaban relacionados con el estado de ánimo (el 26,6%), como la depresión, o con la ansiedad (un 13%), como el pánico. Se diagnosticaron asimismo dos trastornos de la personalidad (cerca del 14%).

Por otro lado, quienes se administraban cocaína base (también llamada crack), tenían una mayor tendencia a padecer trastornos inducidos, aunque, según explica Domingo, “esto representa un mayor riesgo en países como EE UU, ya que en España se sigue usando en mayor medida por vía nasal”.

Los resultados publicados en la revista Addiction constituyen la primera parte de una investigación más amplia, en la que este grupo ha vuelto a evaluar a estos mismos participantes después de casi dos años. “Se pretende analizar sus patrones de consumo y determinar hasta qué punto están ligados a los problemas psiquiátricos. Estos estudios contribuirán a diseñar mejores tratamientos de deshabituación”, concluye la investigadora.

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Referencia bibliográfica:

M. Jesús Herrero, Antonia Domingo-Salvany, Marta Torrens, M. Teresa Brugal e investigadores ITINERE. “Psychiatric comorbidity in young cocaine users: induced versus independent disorders”. Addiction Vol. 103, pp. 284-293 FEB 2008.

Fuente: SINC
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