CAMBIO CLIMÁTICO Y TECNOLOGÍAS INTELIGENTES

Las tecnologías de la información y comunicación pueden contribuir a reducir del efecto invernadero

La generalización en el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación y de otros sistemas inteligentes sería una gran ayuda para cumplir el compromiso europeo de reducción de CO2 expulsado a la atmósfera.

VIdeoconferencia. Imagen: Fernando Mafra.
VIdeoconferencia. Imagen: Fernando Mafra.

El informe de la Iniciativa por la e-Sustentibilidad Global (Global eSustainability Initiative), hecho publico el pasado 20 de junio, señala la importante contribución que las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) harán a la reducción del efecto invernadero en los próximos años.

Tal y como lo ha recogido la revista The Economist, mientras podría parecer alarmante el crecimiento esperado en las toneladas de CO2 expulsadas a la atmósfera hasta el 2020, derivadas del uso de aparatos electrónicos relacionados con las TIC (unos 1.4 billones de toneladas), más significativas son las cifras relacionadas con la disminución de emisiones que ellas permitirán respecto de otros sectores.

El llamado “efector facilitador” (enabling effect) de este tipo de tecnologías ayudará a que para ese mismo año se reduzca la expulsión de CO2 de origen industrial en 7.8 billones de toneladas.

Hace ya años que las TIC están contribuyendo al ahorro energético y económico al facilitar la sustitución de encuentros físicos por videoconferencias, por ejemplo, o permitiendo el teletrabajo. Pero los mayores beneficios en este sentido vendrán, tal y como señala el citado informe, por el uso de las TIC en, por ejemplo, la mejora logística, lo que podría suponer una reducción de 1.5 billones de toneladas de CO2.

Otro caso llamativo es la construcción de edificios inteligentes, los cuales miden y regulan su consumo energético mediante el control automatizado de, por ejemplo, el aire acondicionado, la calefacción, etc. Iniciativas como éstas contribuirían, sin duda, a cumplir la expectativa de la Unión Europea de reducir un 20 % de emisiones de CO2 y de un 20% de ahorro de energía para 2020 respecto de 1997.

En todo caso, y tal y como se argumenta en The Economist, aún queda camino por recorrer para conseguir una aplicación generalizada de estos nuevos recursos tecnológicos, dado que hay una destacada escasez de incentivos que animen al sector privado a invertir en ellos, así como serían necesarios nuevos estándares técnicos que fomentaran el uso de sistemas más eficientes energéticamente.

No obstante, en nuestro país empiezan a darse iniciativas públicas y privadas que favorecen la transferencia de este tipo de tecnologías al sector productivo y de servicios. Este es el caso del European Centre for Soft Computing (Asturias) que, a finales de este año, llevará a cabo su quinto foro tecnológico. En esta ocasión, se dedicará, precisamente, a las aplicaciones de sistemas inteligentes en logística.

Fuente: The Economist / ECSC
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