Un estudio de la Universidad del País Vasco analiza cómo afrontan las personas inmigrantes la discriminación y qué consecuencias tiene en su bienestar. El trabajo resalta los aspectos positivos de la inmigración, frente al enfoque tradicional que pone el acento en los síntomas negativos.
El colectivo de inmigrantes jóvenes, de 18 a 24 años, debe hacer frente a numerosos cambios que pueden ser motivo de angustia, de sentimientos de vergüenza y de inestabilidad. Además de la edad, un factor que contribuye a la percepción negativa de la inmigración es la procedencia geográfica: la juventud procedente de América Latina, por ejemplo, muestra mayores niveles de bienestar psicológico que la procedente de África, tanto del Magreb como de los países subsaharianos.
Así lo recoge un estudio elaborado por el equipo de Investigación de Psicología Social de la UPV/EHU. Según Magdalena Bobowik, miembro del equipo, “también hay diferencias en la percepción que de la inmigración tiene la sociedad vasca. Por ejemplo, la inmigración procedente del África subsahariana es percibida como más positiva que la del Magreb, y la latinoamericana, por lo general, mejor que el resto. En cuanto a la procedente de Rumanía, se la asocia, muchas veces, con los gitanos, con lo que padece bastante discriminación”.
La juventud de procedencia latinoamericana tiene una visión más optimista de la inmigración. Hablar la misma lengua y profesar la misma religión ayudan a derribar algunas barreras. Por el contrario, la juventud marroquí y subsahariana está más expuesta a la discriminación, y sufre con mayor intensidad los rigores de la crisis. Este colectivo, al igual que el procedente de Rumanía, tiene una visión menos favorable de su situación personal y de la de sus compatriotas que el de la juventud procedente de Latinoamérica.
Por lo que al género se refiere, “incluimos en el estudio criterios para estudiar si hay diferencias entre hombres y mujeres a la hora de percibir mayor o menor discriminación, pero, por el momento, no se han analizado”, señala la investigadora.
El procedimiento utilizado fue el siguiente: se recogieron numerosos datos, mediante un muestreo aleatorio, en colaboración con Ikuspegi (Observatorio de Inmigración) durante los años 2004, 2007 y 2010, a través de entrevistas personales: “El procedimiento fue muy cuidadoso –señala la investigadora–- Elegíamos a las personas inmigradas a entrevistar por cuotas, con rutas específicas, entrevistadoras y entrevistadores cualificados. Las casas de los candidatos a la entrevista se escogían al azar y las entrevistas eran individuales, anónimas, con gente de todo tipo de estatus, tanto regularizados como no regularizados”.
La importancia de la “comparación social”
Participaron en el estudio 232 jóvenes de entre 18 y 24 años procedentes de Bolivia, Colombia, Marruecos, Rumanía y los países del África subsahariana, de entre un total de 1.250 personas encuestadas. Destaca entre sus conclusiones que el esfuerzo realizado en combatir la situación de discriminación puede ayudar a proteger el bienestar de las personas inmigrantes y mejorar su adaptación al nuevo contexto social.
El estudio analiza dicho esfuerzo integrador desde la teoría de la identidad social, uno de cuyos ejes es el análisis de los procesos de “comparación social”. Las comparaciones sociales favorables, señala el estudio, son la mejor herramienta para que una persona inmigrante joven afronte su nueva situación: si percibe la inmigración no solo como una adversidad, sino también como una oportunidad para el propio crecimiento y para adquirir nuevas habilidades, puede alcanzar mayores niveles de bienestar personal, de felicidad.
De cara al futuro, “seguiremos trabajando, pero con una perspectiva diferente: queremos intervenir más en la población autóctona, para mejorar las relaciones con la inmigrante”, subraya Bobowik. Señala la investigadora que trabajarán con diversas organizaciones (SOS Racismo, por ejemplo) para impulsar una visión multicultural de la sociedad vasca. “Participo en estudios experimentales relacionados con la expresión facial en las personas inmigrantes y cómo afecta dicha expresión a la relación con aquellas. Ya no se trata solo -al contrario que en estudios anteriores- de cómo se siente el inmigrante, el estigmatizado, sino aquel que puede estigmatizarlo”, señala la investigadora. La expresión facial, afirma Bobowik, es crucial a la hora de manifestar o de crear empatía con las personas inmigrantes, o para todo lo contrario.
Referencias bibliográficas
Bobowik, M., Basabe, N., & Páez, D. (2013). Identity Management Strategies, Perceived Discrimination and Well-being among Young Immigrants in Spain. In R. Dimitrova, M. Bender & F. van de Vijver(Eds.), Global Perspectives on Well-Being in Immigrant Families (pp.213-234). The Netherlands: Springer.
http://link.springer.com/chapter/10.1007/978-1-4614-9129-3_12
Bobowik, M., Basabe, N., Páez, D., Jiménez-Aristizabal, A., & Bilbao, M. A. (2011). Personal Values and Well-Being among Europeans, Spanish Natives and Immigrants to Spain: Does the Culture Matter?. Journal of Happiness Studies 12(3), 401–419. doi: 10.1007/s10902-010-9202-1