Aunque se requieren esfuerzos “titánicos” por parte de todos los países para reducir aún más las emisiones de CO2, mantener el aumento de las temperaturas a 1,5ºC es todavía factible. Pero la verdadera situación en Cancún recoge compromisos dispares que, en la actualidad, no cumplirían ni siquiera con el límite de los 2ºC. Un nuevo estudio, presentado en Cancún, se convierte en el detonador para aumentar estas ambiciones.
“El mayor reto es la rapidez con la que tenemos que hacer los cambios de reducción de emisiones, entre otros. Ya nadie discute que los seres humanos son los causantes, ahora ya es una cuestión de tiempo”, ha declarado a SINC Adrián Fernández, presidente del Instituto Nacional de Ecología de México. La pregunta es: ¿seremos capaces de aplicar la magnitud de los cambios a los esquemas de producción, al consumo, y a nuestro estilo de vida?
Una cosa está clara: cuanto más se tarde, más emisiones, mayor impacto y mayor necesidad de adaptación habrá. El nuevo informe sobre la disparidad en las emisiones presentado hoy en Cancún por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) proyecta la brecha existente entre los compromisos de reducción de emisiones que los países han ofrecido en este último , y lo que se requiere realmente para evitar el ascenso de temperaturas de 2ºC.
Unos 30 investigadores de 25 centros de modelación climática de todo el mundo ofrecen a los negociadores de la Cumbre del Clima los elementos para actuar y tres proyecciones de futuro: de acuerdo a los compromisos de Copenhague, al límite de los 2ºC y al de 1,5ºC. “Queríamos comprobar si se nos había ido el primer tren. La buena noticia es que no”, manifiesta Fernández.
Según Juan Rafael Elvira, secretario por el Medio Ambiente y Recursos Naturales de México, este trabajo es “el documento más importante desde el IV informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), y se ha realizado en un tiempo récord”.
La brecha de la discordia
Los científicos demuestran que las emisiones globales tendrán que ser de 44 giga toneladas de CO2 equivalente en 2020 para mantener el incremento de la temperatura por debajo de los 2ºC hasta el año 2050.
Sin embargo, si los compromisos realizados durante y después de la Cumbre de Copenhague en 2009 se cumplieran por completo –incluyendo los financieros-, las emisiones alcanzarían las 49 giga toneladas. La brecha es de cinco giga toneladas de CO2 equivalente para 2020.
“La breca existe y seguirá existiendo. Hay muchos países que no se sienten muy cómodos con esto pero, o bien se admite que es un proceso en el que habrá que poner en marcha los sistemas para que se reduzca esa brecha, o bien hay que tocar uno de los dos elementos de la balanza: el de los 2ºC o el de los compromisos”, ha destacado Teresa Ribera, secretaria de Estado de Cambio Climático.
Con los compromisos de Copenhague, que aún tienen que ser aprobados, “estaremos en el 60% de donde tendríamos que estar para 2020. Nos faltaría el 40%. En Cancún hay que trabajar por un convenio global”, ha señalado Achim Steiner, secretario general y director ejecutivo de PNUMA.
¿Una meta todavía realista?
“A pesar de que todas las propuestas de Copenhague no son suficientes, todavía es factible lograrlo si aumentamos la ambición para 2020. Nos meteremos así en una de esas trayectorias que nos llevarían a no superar los 2ºC, incluso a 1,5ºC con grandes esfuerzos de reducción de emisiones de CO2”, ha afirmado a SINC Fernández.
Los esfuerzos tienen que superar lo que está puesto sobre la mesa. Para Fernández hay dos maneras de ampliar la ambición: incluir a los países que todavía no han hecho propuestas en el Acuerdo de Copenhague, y ampliar el nivel de compromiso de reducción de emisiones de los que sí lo han hecho.
“El mejor ejemplo es el de la Unión Europea con su intención de aumentar a 30% la reducción de emisiones de CO2. Pero hay más ejemplos”, ha recalcado el experto. Si los países en vías de desarrollo contaran ya con la financiación adecuada, "se desencadenaría las respuestas a estos compromisos".
Sin embargo, según Ribera, no parece que ninguna de las partes esté “dispuesta a negociar o a mover sus compromisos”. “Este es uno de los puntos más delicados y sensibles en términos de coherencia, y no es descartable que algunos prefieran que desaparezca la referencia de los 2ºC. Pero no sería aceptable por una gran mayoría”, ha manifestado la secretaria de Estado español.