Un equipo de investigadores, compuesto por estudiantes y profesores de la Universidad Pablo de Olavide, trabaja actualmente en el desarrollo de microorganismos capaces de recibir, almacenar y mostrar información, de una forma similar a como funcionan las memorias de los ordenadores.
Este proyecto, titulado FlashBacter, tiene como objetivo competir en el concurso iGEM, organizado por el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) para alumnos no titulados. Una cita internacional que busca impulsar entre los miembros más jóvenes de la comunidad científica la investigación en Biología Sintética, un campo en alza que estudia el diseño y la construcción de sistemas biológicos.
Los más de 150 grupos que actualmente aspiran a pasar a la fase final de este certamen deberán elaborar, ejecutar y buscar financiación para un proyecto científico, en el que tendrán que crear organismos vivos capaces de llevar a cabo nuevas funciones, lo que se conoce como “máquinas biológicas”, mediante la manipulación de sus genes y los circuitos de regulación que los controlan. El éxito de la pasada edición, en la que participaron casi 2.000 personas, ha llevado a la organización a establecer este año una fase previa, donde los grupos competirán por zonas (Europa, América y Asia) para conseguir su plaza en la final de Boston. Para ello, deberán trabajar duro durante todo el verano y poner a punto su idea.
Tras presentar el pasado año el proyecto Bacterial Crowding, que buscaba diseñar bacterias que se dirigieran a dianas biológicas y que usaran señales químicas para incrementar la concentración bacteriana en torno a un punto, el equipo retoma la modificación de microorganismos para que, esta vez, sirvan para almacenar información. Partiendo de disciplinas como la Biotecnología o la Ingeniería Informática, el equipo de la UPO está dando ya los primeros pasos para construir “memorias biológicas” que, al igual que ocurre con las utilizadas en los ordenadores, estarán compuestas por elementos biestables, que actuarían a modo de interruptores biológicos capaces de almacenar la información en forma de ceros y unos.
Para hacer esto posible, los investigadores recurrirán a grupos de bacterias y levaduras con las que pretenden diseñar sistemas moleculares capaces de recrear fielmente lo que ocurre en las memorias electrónicas, de modo que se pueda escribir en código binario, almacenarlo y leer su contenido. Si lo consiguieran, estarían ante el primer paso necesario para poder construir circuitos más complejos con posibles aplicaciones en todo tipo de ámbitos, desde la agroalimentación hasta la biomedicina. “La idea que planteamos nos situamos en el punto de partida para la creación de, por ejemplo, fármacos inteligentes, programados para actuar ante una señal determinada, de manera que se aumentaría su efectividad y disminuirían los efectos secundarios”, señalan los científicos.
En esta edición del iGEM, el grupo compuesto por estudiantes y profesores de la Pablo de Olavide ha crecido en número y, con ello, han sumado nuevas áreas de conocimiento (Fisiología, Genética, Bioinformática) En total, se ha reunido a dieciséis participantes. Entre los profesores, a Luis Merino y Fernando Govantes se les suman en esta edición Manuel Béjar, Antonio Pérez Pulido, Antonio Prado, Víctor Álvarez Tallada y Rafael Rodríguez Daga. Entre los alumnos, repiten David Caballero, Adrián Arellano, Paola Gallardo, Félix Reyes y Eduardo Pavón, a quienes se unen Yolanda González, José Gutiérrez, Amalia Martínez y Aída Moreno.
Otra de las novedades que presenta el equipo este año es el reciente lanzamiento de “Tornillos y genes”, el primer blog en español de divulgación científica sobre Biología Sintética. Esta iniciativa pretende servir de referencia para el acercamiento de todo tipo de públicos a esta materia, caracterizada por su alto nivel de complejidad. Una vía para acercar a la sociedad las últimas novedades en Biología Sintética, así como los principales beneficios que se pueden obtener de ella. Además, el equipo tiene planeadas otras actividades de divulgación en institutos de secundaria de la comunidad andaluza, en la Feria de la Ciencia de Sevilla y en la Semana de la Ciencia de la UPO.
Los resultados obtenidos por los distintos equipos europeos que participan en el iGEM se presentarán a una fase de clasificación en Amsterdam el próximo mes de octubre, y los equipos seleccionados accederán a la final en la sede del MIT en Boston. Para realizar su trabajo, el grupo de la Olavide está actualmente buscando financiación tanto en las administraciones públicas como en entidades privadas.
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