Un estudio en el que ha participado el Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) ha desarrollado un nuevo método para evaluar los efectos del cambio climático en la dinámica poblacional de las especies, mediante el análisis de la plasticidad de la estrategia vital de dos plantas amenazadas.
Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) han desarrollado un nuevo método para evaluar los efectos del cambio climático en la dinámica poblacional de las especies.
Lo han aplicado a dos especies de cactus utilizando funciones que relacionan rasgos de la historia natural de estas especies con variaciones climáticas como una medida de su plasticidad frente al ambiente. Sus resultados han sido publicados en la revista Perspectives in Plant Ecology, Evolution and Systematics.
Las cactáceas son uno de los grupos más amenazados del reino vegetal. Las especies elegidas para el estudio son Mammillaria hernandezii, un cactus endémico de un área de apenas 17 km2, y Mammillaria dixanthocentron, cuyo rango de distribución supera los 2.000 km2 y con un gradiente de altitudes de 1.500 m, por lo que habita en una gran variedad de condiciones climáticas.
Las respuestas de las poblaciones de ambas especies al cambio climático se examinaron bajo condiciones naturales y alteradas, para obtener predicciones más realistas sobre su evolución demográfica.
A partir de los datos de campo tomados a lo largo de cinco años, los científicos han desarrollado modelos demográficos para estimar la relación existente entre las características de la estrategia vital de los cactus con la pluviosidad y la temperatura. Estas funciones se han utilizado para predecir el crecimiento de las poblaciones bajo diferentes escenarios de cambio climático y con distintos niveles de presión humana.
Ambientes poco alterados por el ser humano
Las predicciones del modelo indican que en ambas especies se espera una disminución en la tasa de crecimiento de la población y un incremento en las probabilidades de extinción. Sin embargo, el cactus más extendido se vería menos afectado por el cambio climático, lo que sugiere que en el pasado hubo un proceso de selección asociado a la amplia variedad de condiciones naturales en las que vive, que incrementó su plasticidad y le permitiría sobrevivir en un ambiente menos estable.
Sin embargo, esto solo sucedería en ambientes poco alterados por el ser humano. La interacción entre la presión antrópica y el cambio climático son los factores decisivos en el riesgo de extinción, de modo que si se gestiona adecuadamente la presión humana se podría disminuir el impacto del cambio climático.
Joaquín Hortal, investigador del MNCN, señala: “Algunas especies con distribuciones geográficas pequeñas pueden ser más vulnerables al cambio climático por su escasa capacidad para amortiguar los efectos del clima, a diferencia de muchas de las especies que poseen distribuciones más amplias. El modelo que proponemos puede utilizarse para pronosticar la evolución futura de las poblaciones ya que permite determinar las áreas con regímenes de pluviosidad y temperatura adecuados para su persistencia”.
Esto es interesante, ya que, como comenta Hortal, la identificación de hábitats con clima apropiado es fundamental para los programas de translocación de especies, o conservación ex situ.
Referencia bibliográfica:
Ureta, C., Martorell, C., Hortal, J., Fornoni, J. 2012. Assessing extinction risks under the combined effects of climate change and human disturbance through the analysis of life-history plasticity. Perspectives in Plant Ecology, Evolution and Systematics, 14: 393– 401. Doi.org/10.1016/j.ppees.2012.09.001
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