Tras la confirmación ayer por parte de la Consejería de Sanidad de Madrid de dos casos de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo –un varón de 62 años, fallecido el pasado agosto, y una de las enfermeras que lo atendió, en la actualidad en la UCI–, son muchos los que se preguntan cuáles son los síntomas de la enfermedad y cómo se contagia a humanos.
Dos casos de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo. Un hombre fallecido y una mujer en la UCI. Estos son los datos confirmados hasta ahora por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid tras recibir por parte del Centro Nacional de Microbiología los resultados de las analíticas de los dos pacientes.
El virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) causa brotes graves de fiebre hemorrágica viral. El FHCC es bastante desconocido en España, aunque es endémico en los países situados por debajo de los 50º de latitud norte de África, los Balcanes, Oriente Medio y Asia.
Entre sus huéspedes figuran una amplia variedad de animales salvajes y domésticos como vacas, ovejas y cabras. Muchas aves son resistentes a la infección, pero los avestruces son vulnerables y han sido identificados como el origen de casos humanos.
Los animales se infectan por la picadura de garrapatas infectadas y el virus permanece en el torrente circulatorio durante aproximadamente una semana tras la infección, de modo que, cuando otra garrapata pica al animal, se perpetúa el ciclo garrapata-animal-garrapata.
Aunque hay varios géneros de garrapata que pueden verse infectados por el virus de la FHCC, Hyalomma constituye el vector principal.
De hecho, el varón fallecido explicó que fue picado por una garrapata mientras paseaba por el campo cuando fue ingresado en el hospital.
El virus de la FHCC se transmite a las personas ya sea por la picadura de garrapatas o por contacto con la sangre o tejidos de animales infectados durante o inmediatamente después de la matanza. La mayoría de los casos se han dado en personas relacionadas con la industria ganadera, como trabajadores agrícolas, trabajadores de mataderos y veterinarios.
Puede haber transmisión entre seres humanos en casos de contacto estrecho con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas.
También se producen infecciones nosocomiales como consecuencia de la mala esterilización del equipo médico, la reutilización de agujas y la contaminación de los suministros médicos.
La duración del periodo de incubación depende del modo de contagio del virus. Después de la picadura de garrapata, la fase de incubación es generalmente de uno a tres días, con un máximo de nueve días. El periodo de incubación tras el contacto con sangre o tejidos infectados es de cinco o seis días, con un máximo documentado de 13 días.
Los síntomas comienzan de forma súbita, en forma de fiebre, mialgia (dolor muscular), mareo, dolor y rigidez de cuello, lumbago, cefalea, irritación de los ojos y fotofobia (hipersensibilidad a la luz).
Puede haber náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y dolor de garganta al principio, seguidos de bruscos cambios de humor y confusión.
Al cabo de dos a cuatro días, la agitación puede dar paso a somnolencia, depresión y debilidad, y puede aparecer dolor abdominal en el cuadrante superior derecho, con agrandamiento del hígado detectable.
Otros signos clínicos posibles son taquicardia (aumento del ritmo cardiaco), adenopatías (inflamación de los ganglios linfáticos) y erupción petequial (erupción por hemorragia cutánea) en mucosas internas, por ejemplo en la boca y la garganta, y en la piel.
Las petequias pueden dar paso a erupciones más grandes llamadas equimosis, así como a otros fenómenos hemorrágicos.
La tasa de mortalidad asociada es de aproximadamente un 30%, y la muerte sobreviene durante la segunda semana. Entre los pacientes que se recuperan, la mejoría comienza generalmente al noveno o décimo día tras la aparición de la enfermedad.
No se dispone de vacunas para los animales, por lo que el tratamiento general contra los síntomas es la principal opción ante esos casos. Normalmente se utiliza el antiviral ribavirina para tratar la infección.
Para humanos, aunque se ha desarrollado una vacuna inactivada derivada de cerebro de ratón contra la FHCC, utilizada a pequeña escala en Europa oriental, actualmente no hay ninguna vacuna segura y eficaz ampliamente disponible.
- usar ropa protectora (manga larga, pantalones largos)
- usar ropa de color claro para poder detectar fácilmente las garrapatas adheridas
- usar acaricidas autorizados (productos químicos que matan las garrapatas) en la ropa
- aplicar repelentes autorizados en la piel
- examinar regularmente la piel en busca de garrapatas y eliminarlas de forma segura
- controlar las infestaciones por garrapatas en los animales y en los establos y graneros
- evitar zonas en las que abunden las garrapatas, y las estaciones más activas
- usar guantes y otro tipo de ropa protectora durante la manipulación de los animales, sobre todo durante la matanza y el despiece
- someter a los animales a cuarentena antes de llevarlos al matadero o tratarlos sistemáticamente con plaguicidas dos semanas antes de la matanza