Investigadores de la Universidad de Columbia (EE UU) han detectado un área del cerebro, el llamado subcampo CA1, que está implicado en las fases más tempranas de la esquizofrenia y de los trastornos psicóticos relacionados. Los descubrimientos pueden ayudar a predecir la progresión de la enfermedad y desarrollar fármacos más específicos para su tratamiento.
A través de la primera representación de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI, en inglés), neurólogos y psiquiatras de la Universidad de Columbia han detectado un área del cerebro implicada en las fases más tempranas de la esquizofrenia y trastornos psicóticos relacionados. La actividad en esta región específica del hipocampo puede ayudar a predecir la aparición de la enfermedad, facilitar un diagnóstico temprano y permitir la creación de fármacos para la prevención de la esquizofrenia. Los detalles de los descubrimientos se publican hoy en los Archives of Psychiatry.
Los investigadores escanearon el cerebro de 18 individuos de alto riesgo con síntomas ‘prodromales’ (previos al desarrollo de un trastorno psicótico), y les hicieron un seguimiento durante dos años. De los individuos que continuaron desarrollando los trastornos psicóticos de primer episodio, como la esquizofrenia, el 70% mostró una actividad inusualmente alta en esta región del hipocampo, conocida como subcampo CA1.
Los estudios anteriores ya habían identificado un aumento generalizado de la actividad en el hipocampo de las personas con esquizofrenia crónica. Este estudio muestra que en las fases tempranas de la enfermedad, antes de que los síntomas se hagan evidentes, esta actividad mayor sólo es evidente en el subcampos CA1, por lo que es posible saber qué individuos de alto riesgo continuarán desarrollando estos trastornos.
Lo invisible se vuelve visible
La primera representación de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) es una técnica no invasiva que mide el metabolismo cerebral, e indica qué partes del cerebro están activas durante determinadas actividades. Cartografiar el volumen sanguíneo cerebral (CBV) es un método utilizado en fMRI para medir esta actividad e indica aumentos o descensos en el metabolismo.
Con una nueva aplicación de alta resolución de fMRI, el equipo comparó a 18 pacientes con esquizofrenia y 18 controles de salud. “Con la aplicación de esta tecnología a una población de personas de alto riesgo, queríamos ver si podíamos encontrar un área del cerebro que fuera objetivo selectivo”, explica Scott A. Schobel, autor principal del nuevo artículo y profesor adjunto de psiquiatría clínica en Columbia y el Instituto de Psiquiatría de Nueva York.
"Al comparar a personas con alto riesgo que desarrollaron psicosis con otras que no, descubrimos que sólo el subcampo CA1 era irregular en esas personas jóvenes que continuaron desarrollando esquizofrenia. Creemos que esto puede darnos una visión general temprana de la enfermedad”, puntualiza Schobel.
“Lo que los trastornos cerebrales tienen en común es que todos son relativamente invisibles para las técnicas de representación de imagen convencionales”, explica Scott A. Small, investigador principal del estudio y profesor en el Hospital Universitario de Columbia. “Es crucial que podamos visualizar el área más afectada del cerebro y señalar la región que sea más vulnerable. Esto nos dará las claves de las causas de la enfermedad.
De un grupo prodromal típico, cerca del 35% desarrollará en dos años y medio un trastorno psicótico avanzado, en general la esquizofrenia. En la actualidad, no hay pruebas disponibles para diagnosticar la esquizofrenia. El diagnóstico está basado en síntomas clínicos tras las pruebas para descartar otras posibles causas. "Hoy las probabilidades de saber quién desarrollará esquizofrenia de la fase prodromal son sólo un poco mejores que lanzar una moneda al aire”, comenta Schobel.
“Ahora estamos intentando entender por qué la CA1 es objetivo selectivo. Necesitamos preguntar cuál es la causa subyacente y encontrar un patrón para poder investigar por qué esta área es la primera afectada. Podría ser que el subcampo CA1 también estuviera propagando la disfunción a otras regiones del cerebro al establecer la enfermedad", explica Small, para quien tendrá que ser un estudio a mayor escala lo que determine si su hallazgo es realmente un biomarcador que puede utilizarse como herramienta de diagnóstico e identificación del riesgo de esquizofrenia.
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Referencia bibliográfica:
Scott A. Schobel, Nicole M. Lewandowski, Cheryl M. Corcoran, Holly Moore, Truman Brown, Dolores Malaspina, M.S.P.H. y Scott A. Small, M.D., “Brain defect implicated in early schizophrenia”, Archives of Psychiatry, 7 de septiembre de 2009.