Tienen el tamaño de los huracanes terrestres y se producen por el mismo mecanismo que hace girar al agua en la bañera cuando se acerca al desagüe. Su detección confirma una predicción específica y esquiva de los modelos teóricos de convección solar.
Investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y de la Universidad de Valencia han descubierto remolinos en el Sol semejantes al que forma el agua alrededor del desagüe al quitar el tapón de la bañera de casa. Tienen el tamaño de los huracanes terrestres y, hasta la fecha, nadie los había observado. Su detección confirma una predicción específica de los modelos teóricos de convección solar.
El fenómeno había sido buscado sin éxito a lo largo de los últimos 20 años y, según el investigador del IAC José Antonio Bonet, “lo encontramos por casualidad”. Bonet explica que “contábamos el número de puntos brillantes magnéticos que tiene el Sol y descubrimos que algunos giran en espiral antes de desaparecer. Inmediatamente nos dimos cuenta de que se trataba de los remolinos que predecían los modelos de convección”.
Las capas superficiales del Sol están en continuo movimiento, con material caliente que flota y sube, se enfría y cae nuevamente hacia el interior solar por el efecto de la gravedad. El regreso al interior se produce en zonas muy localizadas y sucede exactamente lo mismo que en una bañera: el agua originalmente gira de forma imperceptible y, al acercarse al sumidero, se acelera girando más y más rápidamente hasta desaparecer.
En las imágenes se aprecia, de acuerdo con la investigadora Inés Márquez, “cómo el material parece seguir una espiral logarítmica antes de desaparecer, es decir, una espiral con la forma de las conchas de caracol. Durante un tiempo pensamos que eran espirales aúreas, lo que daba un inquietante tinte esotérico al descubrimiento. No es así y parece haber espirales de todos los tipos”.
El descubrimiento fue posible gracias a las observaciones con el Telescopio Solar Sueco ubicado en el Observatorio del Roque de los Muchachos de La Palma. Este telescopio es único por su capacidad de captar las estructuras solares con detalle sin precedentes.
Los astrofísicos destacan la importancia científica del hallazgo que afianza la teoría de convección solar, usada como herramienta dentro y fuera del ámbito de la física solar. Jorge Sánchez Almeida, investigador del IAC, destaca que “este curioso descubrimiento pone fin a una situación incómoda: los remolinos debían existir, pero hasta ahora nadie los había descubierto”.
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