Mediante la extracción de las células senescentes de ratones de mediana edad, un grupo internacional de investigadores ha conseguido alargar entre un 17% y un 35% la vida útil de los roedores y retrasar el declive relacionado con el envejecimiento tanto en machos como en hembras.
La senescencia celular es un mecanismo que limita permanentemente el crecimiento de las células. Dicho de otra forma, las células senescentes son células disfuncionales que han dejado de proliferar. Aunque también pueden tener algunas propiedades beneficiosas –como la cicatrización de heridas–, su presencia se asocia con varias enfermedades relacionadas con la edad.
Un estudio publicado esta semana en Nature y liderado por el equipo de Darren Baker y Jan van Deursen, de la Clínica Mayo de Minnesota (EE UU), muestra cómo al eliminar estas células en ratones de mediana edad (unos 12 meses) aumenta la esperanza de vida media de los animales tratados.
Para ello, desarrollaron ratones modificados genéticamente en los que dichas células se podían eliminar en cualquier momento de su vida. "La ventaja de dirigirse a las células senescentes es que la limpieza de tan solo el 60-70% puede tener efectos terapéuticos significativos", afirma Baker.
Según explica a Sinc Óscar Fernández-Capetillo, investigador del CNIO experto en cáncer y envejecimiento, “la senescencia es importante para limitar la expansión de células dañadas y, por lo tanto, podría proteger potencialmente de patologías cómo el cáncer. Y dado que nuestras células se van dañando con la edad, también se había especulado que podría contribuir al envejecimiento. Este estudio aporta evidencias genéticas que apoyan esta visión”.
Así, los científicos observaron que los cambios relacionados con la edad, incluyendo pérdida de grasa, desarrollo de cataratas y deterioro del riñón y el corazón, se produjeron más lentamente en ausencia de células senescentes.
Estos cambios se produjeron sin efectos secundarios aparentes en ratones con dos líneas genéticas distintas, lo que en su opinión “plantea la posibilidad de utilizar el enfoque para el tratamiento de enfermedades relacionadas con la edad”.
Además, la limpieza de estas células retrasa la formación de tumores. Para los autores, esto sugiere que durante el envejecimiento normal, la presencia de células senescentes acorta la vida y el período durante el cual los ratones están sanos.
“Si bien los resultados no son especialmente sorprendentes vistos los trabajos anteriores, sí que avalan el papel central del gen p16 y la senescencia en el envejecimiento natural”, añade Fernández-Capetillo. “Queda por ver si esta aproximación es extensible a humanos, para lo que habría que desarrollar una tecnología equivalente capaz de matar selectivamente células senescentes”.
Vivir mejor, pero no mucho más
Los investigadores de la Clínica Mayo han demostrado que las células senescentes producen un impacto negativo en la salud y acortan la vida útil hasta en un 35% en los ratones normales de mediana edad.
Aunque el sistema inmune barre dichas células, con el tiempo se vuelve menos eficaz. Las células senescentes producen factores que dañan las células adyacentes y causan inflamación crónica, la cual está estrechamente asociada con enfermedades relacionadas con la edad y fragilidad.
La duración media de la vida de los ratones tratados se amplió de un 17 a un 35%. Los roedores también mostraron una apariencia más sana y una cantidad reducida de inflamación en el tejido graso, muscular y renal.
Fernández-Capetillo matiza que, aunque en el trabajo se consigue alargar la vida media, “no se consigue extender la ‘vida máxima’. Esto es, más ratones llegan a vivir hasta edad avanzada, pero no se consigue vivir más que el más viejo de los ratones normales”.
“El desafío realmente importante sigue siendo encontrar alguna manera de romper las reglas del juego y vivir más allá de los límites. Al parecer, solamente eliminando las células senescentes no va a ser suficiente. Pero desde luego llegar más saludable a una edad avanzada es, de momento, suficiente premio; y un estímulo más para confiar en que se están tocando las teclas apropiadas”, concluye el investigador español.
Referencia bibliográfica:
Darren J. Baker, Bennett G. Childs, Matej Durik, Melinde E. Wijers, Cynthia J. Sieben, Jian Zhong, Rachel A. Saltness, Karthik B. Jeganathan, Grace Casaclang Verzosa, Abdulmohammad Pezeshki, Khashayarsha Khazaie, Jordan D. Miller & Jan M. van Deursen. ‘Naturally occurring p16Ink4a-positive cells shorten healthy lifespan’. Nature, 4 de febrero de 2016. DOI 10.1038/nature16932 http://nature.com/articles/doi:10.1038/nature16932