Los programas de seguimiento a largo plazo del Observatorio del Cambio Global de Sierra Nevada han detectado cambios significativos en el clima que afectan al carácter alpino de este enclave considerado uno de los hotspots de la biodiversidad más importantes de la región mediterránea. Este área montañosa alberga un total de 2.100 especies de plantas vasculares, representando el 25% de la flora de España y el 20% de Europa, lo que le confiere el carácter de laboratorio natural donde estudiar los impactos del cambio global.
Sierra Nevada está perdiendo paulatinamente su carácter alpino debido, en gran parte, a un aumento generalizado en las temperaturas, según recoge el estudio publicado en la Revista Ecosistemas de la Asociación Española de Ecología Terrestre.
Este trabajo constata cómo los cambios en el clima y en el uso del suelo están produciendo variaciones en la distribución y productividad de especies vegetales y animales de montaña, y presenta algunos de los resultados de los impactos del cambio global sobre los ecosistemas nevadenses obtenidos tras varios años de investigación, y recogidos en el libro La huella del Cambio Global en Sierra Nevada: Retos para la conservación, en el que están implicados investigadores, gestores y técnicos.
Los cambios, observados a través de mapas climáticos, muestran cómo Sierra Nevada ha sufrido un descenso generalizado en la precipitación, que parece más intenso en la zona occidental del macizo, más expuesta a los frentes procedentes del Atlántico. Esta tendencia se hace más acusada conforme ascendemos en altura, lo que explica la reducción observada en la duración de la cubierta de nieve en altas cumbres, la cual se ha visto reducida en una media de tres días en los últimos 14 años. También se observa un retraso en la fecha de las primeras nevadas y un adelanto en la fecha de fusión de la nieve.
Recolonización de campos de cultivo abandonados
En el uso del suelo, uno de los cambios más significativos detectados mediante la interpretación de fotografías antiguas a escala de Sierra Nevada, ha sido la recolonización de campos de cultivo abandonados por la expansión general de matorral pionero de media y alta montaña (por ejemplo los piornales y orla de matorrales espinosos) unido al aumento de la superficie arbolada (sobre todo pinares de repoblación) y, en menor medida, una densificación de los bosques de encinas y robles.
"En las últimas décadas Sierra Nevada ha recuperado parte de su cobertura arbórea y arbustiva como consecuencia del abandono agrícola y ganadero, y gracias a una mejora significativa en la gestión ambiental”, comentan los autores del estudio.
En cuanto a los cambios observados en la comunidad de aves de Sierra Nevada se aprecia una descenso poblacional significativo de muchas de las especies que eran dominantes en los años 80. Esta tendencia se reduce con la altitud, ya que algunas especies de cotas bajas (como la tarabilla común o la curruca tomillera) han ascendido altitudinalmente en las últimas décadas.
Adaptación a nuevos escenarios climáticos
El Observatorio del Cambio Global de Sierra Nevada apuesta por una gestión adaptativa al cambio, que busca aprender de los resultados de las actuaciones sobre los recursos naturales, mejorando su gestión mediante la adaptación a los nuevos escenarios climáticos y de usos del suelo. Los autores afirman que “tratar de revertir la situación no tiene sentido porque han cambiado la condiciones ambientales y socioeconómicas”.
En este sentido, existen ya diversas actuaciones en marcha como por ejemplo el recién concedido proyecto LIFE, llamado ADAPTAMED, destinado a la protección de servicios ecosistémicos clave más amenazados por el cambio climático como los sumideros de carbono o la regeneración natural de los bosques y matorrales mediterráneos.
Dentro de las prioridades del Observatorio, está también el estudio y recopilación de información útil sobre el funcionamiento de los sistemas socioeconómicos de Sierra Nevada, mediante el análisis de indicadores que representan diferentes dimensiones del bienestar (población, salud, empleo, economía y renta, infraestructuras, educación, cultura y ocio, participación social y etc) en dos momentos temporales: antes de la creación del espacio natural y tras 20 años.
Los resultados obtenidos hasta ahora, coinciden con los obtenidos a nivel regional, donde los municipios pertenecientes a espacios protegidos han experimentado un aumento mayor del bienestar que aquellos no pertenecientes a espacios protegidos, lo que demuestra la importancia de estas áreas protegidas, no solo desde el punto de vista de la conservación de la biodiversidad, sino como generadores de servicios ecosistémicos beneficiosos para la sociedad por su relevancia socioeconómica.
El trabajo ha sido liderado por los investigadores Antonio Jesús Pérez Luque, Francisco Javier Bonet y Regino Zamora del Instituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra en Andalucía de la Universidad de Granada (CEAMA), junto a José Miguel Barea-Azcón y Rut Aspizua de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de la Junta de Andalucía, y Francisco Javier Sánchez-Gutiérrez, director del Parque Nacional y Natural de Sierra Nevada,
Referencia bibliográfica:
Pérez-Luque, J.A., Bonet, F.J., Zamora, R., Bara-Azcón, J.M., Aspizua, R., Sánchez-Gutiérrez, F.J. 2016. "Señales del cambio global en el sitio LTER-Sierra Nevada". Ecosistemas 25(1): 65-71. Doi.: 10.7818/ECOS.2016.25-1.08