Una investigación de la Universidad de Salamanca ha detectado que las familias cuyos hijos han sido diagnosticados de autismo a una edad más temprana expresan mayores niveles de bienestar personal y familiar que aquellas que han recibido la noticia cuando ya tiene una edad más avanzada. Los autores también han encontrado diferencias entre la percepción del problema entre las madres y los padres.
El objetivo de este estudio fue "comparar el bienestar personal y familiar de los padres que tienen niños detectados precozmente con el de los padres de niños autistas diagnosticados más tarde, para ver si este segundo caso implica menor bienestar y mayores problemas", explica Ricardo Canal Bedia, científico de la Universidad de Salamanca, que lidera esta línea de investigación.
En efecto, la investigación confirma que existe "un mayor bienestar en las familias cuyos hijos han sido diagnosticados antes", señala Canal Bedia, profesor de la Facultad de Educación que desde hace años dirige el tercer programa de detección precoz del autismo más grande de Europa, uno de los más eficaces con más de 11.500 niños estudiados en ocho años en las provincias de Salamanca y Zamora.
El propósito de esta experiencia es hacer un cribado de posibles casos antes de los dos años edad. Sin embargo, según este último estudio es habitual que el problema no se pueda diagnosticar hasta edades más avanzadas, lo cual resulta una complicación no sólo para el tratamiento, sino también para la estabilidad psicológica de los padres.
La investigación se basa en cuestionarios que se le han pasado a los padres seis meses después de que hayan recibido el diagnóstico y el resultado ha sido "curioso", asegura el experto, porque "queríamos ver las variables que más pesan para valorar el propio bienestar y nos hemos encontrado con que son diferentes en las madres y en los padres". Es decir, que cada uno de los sexos tiene en cuenta diferentes aspectos de su vida a la hora de valorar su grado de satisfacción y cómo ha influido tener un hijo con autismo.
Bienestar individual y familiar
El cuestionario ha diferenciado el bienestar individual y el de la familia en su conjunto. En el primer caso, "el bienestar emocional es la variable que más pesa para estar a gusto con su vida tanto en madres como en padres. Sin embargo, en segundo lugar, las madres consideran más importantes las expectativas de futuro y los padres, seguir con la vida que llevan". La productividad, entendida como los logros personales alcanzados, es el tercer factor para ambos. Sin embargo, en cuarto lugar las madres valoran la intimidad, y los padres, el bienestar material.
En cuanto al bienestar familiar, tanto madres como padres consideran que los más importante es el bienestar material del grupo, pero a partir de ahí hay notables diferencias. Así, para las madres son muy importantes las dificultades que se encuentran en las tareas cotidianas, mientras que los padres consideran que la posibilidad de descansar y tener momentos de ocio es uno de los principales factores para llevar una vida familiar satisfactoria. Además, ellas valoran más el hecho de compartir tareas o las condiciones de vida del hogar. Ambos sexos coinciden en destacar al mismo nivel la importancia de las relaciones sociales y de la productividad familiar, entendida como los logros alcanzados (pagar la hipoteca, saldar deudas, etc.).
En cualquier caso, la percepción del bienestar de los padres que tienen hijos con autismo está estrechamente relacionada con la "percepción de la carga" que este problema les supone. "Cuanto mayor afectación perciben en el niño, independientemente de que objetivamente sea así o no, perciben también más carga de trabajo y con ello se ve más afectado el bienestar familiar", concluye Canal Bedia.