Un software conecta los ecosistemas para conservar su biodiversidad

Un equipo de investigadores coordinados desde la Universidad Politécnica de Madrid ha desarrollado una metodología y herramienta informática para mantener y fomentar la conectividad de los paisajes. El sistema está destinado a mejorar la planificación territorial, así como a conservar las especies y sus hábitats.

Conectividad propiciada por la continuidad y proximidad espacial de las masas forestales en el entorno del Barranco de Caranys (Tremp, Lérida).
Conectividad propiciada por la continuidad y proximidad espacial de masas forestales en el Barranco de Caranys (Tremp, Lérida). Imagen: Cristina Vega.

Miembros de la Universidad Politécnica de Madrid y otros centros han desarrollado una metodología para apoyar la toma de decisiones en el mantenimiento y fomento de la conectividad ecológica, de interés en los planes de gestión y conservación.

La metodología, basada en nuevos índices que cuantifican la cantidad de hábitat alcanzable en el territorio para las especies, ha sido implementada en una herramienta de uso libre: el programa informático Conefor. Según sus promotores, se ha convertido en una de las referencias internacionales en este campo.

La conectividad ecológica (también llamada conectividad del paisaje) se define como el grado en que el territorio facilita el movimiento de las especies, el intercambio genético y otros flujos ecológicos entre las poblaciones y hábitats distribuidos a lo largo del mismo.

Importancia de la conectividad ecológica

El mantenimiento y fomento de la conectividad ecológica es una pieza clave en los esfuerzos nacionales e internacionales para la conservación de la biodiversidad, al permitir contrarrestar los efectos adversos de la fragmentación y aislamiento de los ecosistemas y facilitar la adaptación de las especies a los desplazamientos en sus áreas óptimas de distribución causados por el cambio climático y otros factores.

En un contexto de crecientes presiones a escala global sobre los ecosistemas naturales derivados de la deforestación, la expansión de las redes de transporte, los desarrollos urbanísticos, la intensificación de la agricultura y otros cambios en los usos del suelo, es necesario tomar medidas que contribuyan a garantizar la viabilidad y persistencia de la especies de fauna y flora.

Entre ellas, la gestión y conservación de la conectividad ecológica deben jugar un papel protagonista, tal como recogen numerosas iniciativas, políticas y legislaciones vigentes en España y en el conjunto de la Unión Europea. Por estos motivos, cada vez es mayor el énfasis otorgado a medidas como el establecimiento o restauración de corredores y otros elementos conectores entre hábitats, la permeabilización del territorio, o la defragmentación y mitigación del efecto barrera de autopistas y otras infraestructuras viarias.

Sin embargo, la aplicación práctica de estos conceptos y consideraciones se ha visto limitada en la práctica por la falta de procedimientos y metodologías contrastadas que, con una base sólida y cuantitativa, permitieran a los gestores incorporar de manera efectiva y operativa criterios de conectividad ecológica en la planificación territorial, el diseño de redes de espacios protegidos, o la conservación de especies amenazadas.

Difusión mundial

Para superar estas carencias, investigadores de la ETSI de Montes de la UPM dirigidos por el catedrático Santiago Saura Martínez de Toda, en colaboración con otros grupos, han desarrollado esta nueva metodología que a pesar de ser reciente está alcanzando una amplia difusión y aceptación a nivel mundial.

Las aplicaciones del Conefor realizadas hasta la fecha incluyen, entre otras, el planeamiento de desarrollos urbanísticos en la región de Estocolmo (Suecia), la identificación de zonas críticas para la conservación de aves amenazadas en España y Brasil y la evaluación del impacto de las infraestructuras viarias en China y Europa y sus posibles medidas de permeabilización.

También se ha empleado en los planes de recuperación de las poblaciones de especies amenazadas en EEUU, el diseño de redes de corredores y planes de reforestación, la evaluación de la efectividad de las redes de espacios protegidos y otras figuras de protección en países como Finlandia o Alemania, así como el seguimiento de indicadores de biodiversidad y la fragmentación de los ecosistemas europeos por parte de la Comisión Europea y la Agencia Europea de Medio Ambiente.

Fuente: Universidad Politécnica de Madrid
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