Un estudio demuestra que el análisis de dos marcadores de lipoproteínas presentes en la sangre ofrece información más precisa sobre el riesgo de padecer enfermedad cardíaca. Esto se debe a que la prueba mide la cantidad de proteínas transportadoras del ‘colesterol malo’ cuando las convencionales no lo tenían en cuenta.
Uno de los principales indicadores y factores de riesgo de enfermedades coronarias es el colesterol alto en la sangre. Esta molécula de grasa ayuda a la formación celular y a la producción de vitaminas y hormonas.
No obstante, cuando su presencia es elevada, tiende a acumularse en las paredes de las arterias y formar depósitos conocidos como placas de ateroma; unas obstrucciones que si se rompen forman un coágulo que resulta en infarto o derrame cerebral.
Un nuevo estudio, publicado en la European Heart Journal, ofrece una prueba alternativa para detectar de forma precoz esta posible acumulación de grasa en el torrente sanguíneo.
Mediante un análisis de sangre, los investigadores miden la cantidad de apolipoproteínas B (apoB), que son las moléculas encargadas de depositar el colesterol en las paredes de los vasos sanguíneos, y con ello el riesgo de sufrir cardiopatías vasculares.
“En poblaciones adultas generalmente sanas, los niveles de apoB superiores a 100 mg/ dL se asocian a un aumento sustancial de eventos cardiogénicos”, resalta a SINC el principal autor de este estudio e investigador de la Universidad Tecnológica de Chalmer (Suecia), Jakub Morze.
Al evaluar la posible existencia de una enfermedad cardiaca, los médicos miden la cantidad de colesterol LDL —el perjudicial — a través de una analítica.
Sin embargo, dado que el colesterol no puede circular ni causar daños sin sus lipoproteínas transportadoras, el equipo de Morze se dedicó a evaluar la cantidad de apolipoproteínas B como un indicador más preciso de riesgo coronario.
“La apoB integra la información procedente, tanto del colesterol LDL como de los triglicéridos, al medir directamente el número de partículas aterogénicas circulantes”, explica el primer autor de esta investigación.
Esto quiere decir que cuando se analiza esta molécula se puede saber qué partículas de grasa pueden tapar las arterias sin necesidad de saber su cantidad.
De hecho, hasta ahora no estaba claro si dos pacientes con el mismo nivel de ‘colesterol malo’ presentaban el mismo riesgo de enfermedad cardiaca. Era necesario especificar el tipo de lipoproteína transportadora, así como su tamaño y cantidad en sangre.
Los científicos analizaron muestras de sangre de más de 200 000 personas del Biobanco del Reino Unido sin antecedentes de cardiopatía.
Se centraron específicamente en las lipoproteínas que transportaban apoB y realizaron un seguimiento a los pacientes durante 15 años para ver qué tipo de proteínas estaban más relacionadas con ataques cardiacos.
Descubrieron que la apoB es el mejor marcador para evaluar el riesgo de enfermedad coronaria, dado que indica el número total de partículas de colesterol LDL y ofrece mayor precisión que las mediciones estándar.
Esto no significa que las pruebas convencionales no sean eficaces, pero, en aproximadamente uno de cada doce pacientes, pueden subestimar el riesgo de posibles eventos relacionados con el corazón, según detalla el estudio.
Antes, los métodos de laboratorio para medir la ApoB eran complejos, por lo que se prefirió cuantificar la cantidad de colesterol. “Hoy en día es técnicamente posible ya que los ensayos están estandarizados y son rentables, pero se enfrentan a una preferencia arraigada de más de 50 años”, afirma Morze.
La detección temprana es relevante porque entre el 20 % y el 40 % de los casos iniciales de enfermedad coronaria son mortales, por lo que, al cambiar el tipo de pruebas, “podemos mejorar esa precisión y salvar vidas”, argumenta el investigador.
El estudio también observó que otro tipo de proteína del colesterol LDL, llamada lipoproteína (a) es un componente relevante para identificar riesgo coronario.
Según detalla Morze a SINC, esta molécula es capaz de dañar las paredes de las arterias y hacer que se inflamen. “La lipoproteína(a) es estructuralmente similar a las LDL, ya que transporta colesterol, pero contiene una proteína de superficie adicional, la apolipoproteína(a), que favorece la inflamación vascular y la disfunción endotelial”, afirma el científico.
Asimismo, este tipo de proteína “puede alterar la fibrinólisis”, un proceso natural por el que el cuerpo disuelve los coágulos de sangre; y aumentar así el riesgo de padecer trombos en el futuro.
Pocas personas tienen niveles altos de lipoproteína (a), ya que se heredan genéticamente en la mayoría de los casos, y representan menos del 1% del total de proteínas transportadoras de ‘colesterol malo’ en la población general.
No obstante, sigue siendo necesaria revisión porque hay pacientes que tienen valores muy altos y podría llevar a un aumento del riesgo cardiovascular.
Morze, J. et al. ApoB-containing lipoproteins: count, type, size, and risk of coronary artery disease. European Heart Journal. 2025