La empresa española Bioo desarrolla dispositivos que aprovechan las sustancias orgánicas de suelos naturales y las descomponen con microorganismos que son capaces de crear electrones libres y generar una corriente eléctrica. Con su tecnología ya se puede tener una zona verde que genere energía para alimentar todos sus puntos de luz. Además, estas baterías vegetales reducen el consumo de agua hasta un 50 % y bajan la temperatura.
Las ciudades biotecnológicas podrían estar más cerca. Una startup española llamada Bioo ha llevado a cabo interesantes avances en este concepto, haciendo posible que la iluminación de grandes superficies se dé a través de las denominadas baterías biológicas.
Este tipo de baterías aprovechan las sustancias orgánicas que hay en suelos naturales y las descomponen con microorganismos que son capaces de crear electrones libres y generar una corriente eléctrica. Aunque esta tecnología hoy en día no es capaz de abastecer de energía un hogar o una empresa completamente, sí puede ofrecer cosas como iluminación o la carga de dispositivos no muy potentes.
Al frente de Bioo se encuentra Pablo Vidarte (Sevilla, 1996). Desde pequeño, este emprendedor ya desarrollaba algunos proyectos de programación e hizo sus primeros pinitos en el campo de la energía. Con solo 16 años comenzó a trabajar en motores de combustión externa llamados Stirling y mejoró un sistema que hizo la NASA en 2002, logrando que fuera un 60 % más eficiente
“La NASA me introdujo luego a la Singularity University. Justo a esa edad puse en marcha mi primera empresa. Esta era de software, con inteligencia artificial para mejorar los procesos de las empresas. La siguiente que monté era de geolocalizadores, con pegatinas que podías usar para seguir objetos desde tu móvil”, explica Vidarte a SINC.
Bioo nació algunos años más tarde, en 2015, y de la manera “más estereotipada del mundo”. El empresario tuvo un sueño revelador que le hizo despertarse a las 3 de mañana y pensó “Esto hay que hacerlo realidad. No sé cómo, pero hay que hacerlo”. Según cuenta, durante dos semanas se encerró “como alguien en su cueva” para estudiar cómo podía materializar lo que había visto mientras dormía.
En su proceso de investigación y análisis, descubrió que existían baterías biológicas desde los años 70, pero “el problema que había con ellas era que si las ponías a la intemperie dejaban de funcionar, porque se contaminaban de los microorganismos de fuera. Solo eran operativas en entornos controlados y necesitaban unos microorganismos muy específicos”.
Vidarte decidió que debía crear un entorno apropiado, una especie de “hotel perfecto para los microorganismos más ideales para una batería biológica”. Se sirvió de algunos de ellos electrogénicos o electrofílicos que se podían encontrar fácilmente en la naturaleza, como en cualquier parque o jardín, pero facilitó que “se sintieran atraídos a meterse en la batería y crecer en mayor número”.
Según se detalla en la información de la empresa, los microorganismos electrogénicos pueden intercambiar electrones con superficies conductoras (electrodos) y producir una corriente eléctrica a partir de la degradación de la materia orgánica presente. Por su parte, los electrofílicos serían una parte de una molécula que reaccionaría con un grupo nucleofílico de la misma u otra molécula para quedar unidos mediante un enlace covalente.
A partir de ahí, comenzó a formar su equipo de ingenieros, nanotecnólogos, biólogos y biotecnólogos procedentes de empresas y universidades. Al principio eran todos voluntarios y durante un año confeccionaron prototipo tras prototipo. Todo ello llevó a que Bioo se fundara oficialmente en 2015, con el cierre de la primera ronda de financiación.
Las baterías creadas por la start-up además de en exteriores, pueden usarse en interiones, ayudando a reducir la temperatura. / Bioo
Desde finales del año pasado la tecnología de Bioo ya está en el mercado. Este 2022 ha estado transformando ya edificios de todo tipo, oficinas, parques, tiendas, hospitales, hoteles, etc. Entre sus proyectos más importantes, están el Parc Blau de Barcelona (un proyecto de transformación del Port Vell), una biblioteca viva en el Monumento de Silicon Valley al Siglo XXI o un complejo residencial y de oficinas en Argel llamado Urban Oasis.
“Ahora mismo somos capaces de tener una zona verde que pueda generar energía para alimentar todos sus puntos de luz", comenta. "Además de esto, lo chulo de nuestras baterías biológicas es que reducen el consumo de agua hasta un 50 % y bajan la temperatura”.
Las soluciones de Bioo no solo son aplicables en exterior, sino también en interior. Mientras los paneles solares generalmente solo se pueden poner en el tejado o azotea de un edificio, la innovación de la compañía permite aprovechar cada piso para colocar en los techos plantas colgantes que caigan y generen energía para alimentar los puntos de luz.
“De esta forma tenemos los primeros edificios biotecnológicos, que es lo que estamos creando”, asegura el ingeniero. Estos ofrecen menos dependencia de otras fuentes de energía y sus áreas verdes mejoran la calidad del aire. "Aunque no generamos tanta energía como un panel solar, lo que sí hacemos es generarla de manera constante, durante el día y la noche, esté lloviendo o nublado”.
Otra ventaja del sistema de Bioo “es que no solo es neutro en carbono, sino que lo reduce, absorbe el CO2, literalmente. Es una tecnología que no previene el mundo de ir a peor, sino que encima lo recupera, por así decirlo”.
Una superficie de 7x7 metros con las baterías biológicas de Bioo tendría la capacidad para encender seis puntos de luz o generar unos 15 watios/hora al día.
“El coste de un sistema como el nuestro no es más caro que instalar una cubierta vegetal”, asevera Vidarte. Estaríamos hablando de entre 500 y 1.000 euros el metro cuadrado, aproximadamente.
Dentro del sector urbano Bioo cuenta con otra tecnología más experimental que permite usar plantas como interruptores biológicos. Además de facilitar la existencia de un parque o jardín que genere energía, posibilita que al tocar una planta puedan encenderse todas sus luces o se haga música o arte.
Los interruptores biológicos de la empresa funcionan solo mediante el contacto, ninguna lluvia o viento los activa. Las plantas vivas perciben los cambios en frecuencias que se dan por dicha aproximación y que son convertidos en voltaje. Este voltaje se transmite por sus cuerpos conductores y a la tierra. Es entonces cuando el dispositivo llega a capturar la señal y la transforma en un interruptor que puede activar cualquier sistema que esté alimentando de forma externa.
En palabras de Vidarte, la planta lo que hace es que cuando una persona se acerca capta la señal, “esa diferencia de frecuencia. La modula por su cuerpo que, además es conductor. Esa diferencia potencial va por la propia tierra y nosotros la captamos". Aclara que "si la tocas con un palo u otra cosa no se va a activar”, aunque reconoce que con ciertos animales de masa y tamaño parecido al humano sí puede ponerse en marcha.
“En cualquier caso, estos sistemas se pueden calibrar para ser mucho más precisos o todo lo contrario, que a cierta distancia se activen sin necesidad de tocarlos”, puntualiza. “Lo bueno es que con esta tecnología se pueden hacer locuras. Para que te hagas una idea, en Ibiza hemos llegado a hacer una mesa de mezclas que funciona con plantas”.
La compañía va más allá y explica que gracias a esta solución “se podría guardar la memoria de la humanidad en la naturaleza misma. Nosotros hablamos de 'biblioteca viva'. Imagina caminar por un parque, tocar una planta y escuchar mensajes de gente que haya querido dejar una huella para las generaciones futuras”.
El emprendedor destaca que la parte más experiencial de Bioo permite crear “los primeros monumentos biotecnológicos”. No solo es posible usar la naturaleza para generar energía, sino también para “comunicarte con ella misma”.
La startup también dispone de una solución basada en esta aplicación para el ámbito del hogar y personal, una maceta de cerámica translúcida que se retroilumina cuando tocas la planta.
Bioo ha recibido varios premios y reconocimientos hasta el momento. Entre ellos, el Parlamento Europeo nombró a la startup como la empresa más innovadora de Europa. Vidarte explica que la Comisión Europa les ha financiado varios desarrollos a nivel I+D que han estado haciendo y actualmente están trabajando con nueve entidades por toda Europa, incluyendo el CRNS francés (Centre National de la Recherche Scientifique) o el ITE (Insituto Italiano di Tecnologia).
En total la empresa ha obtenido hasta ahora unos 5,5 millones de euros de fondos, de los cuales 2,5 millones de euros pertenecen a financiación pública.
También mantienen colaboraciones con diversas empresas. En su pata agro trabajan con Bayer Crop Science, una filial de la famosa farmacéutica centrada en la protección química y biológica de los cultivos y la producción de semillas y que en su momento adquirió Monsanto. “Controlan 50 millones de hectáreas agrícolas y nos dieron 200 hectáreas para implementar nuestros sistemas y activar dispositivos en agricultura y fue muy bien. El objetivo es lanzar nuestra línea agrícola para finales de año que viene”, adelanta el CEO de Bioo.
El empresario asegura que hasta el momento “la cosa más exótica” que han hecho con su tecnología es en el Eden Project, una instalación ubicada en Cornualles (Reino Unido) donde hay unas cúpulas de cristal gigantescas con bosques y junglas en su interior y que acoge la celebración del festival de música y arte Eden Sessions.
En sus oficinas de Ibiza —cuentan con esta sede, además de la principal de Barcelona— comenta que han construido “el primer jardín botánico biotecnológico del mundo. Ahí hemos recreado varios entornos, como desérticos, lunares, de bosques, salinas, mediterráneos, etc. Por un lado, estamos recuperando especies, algunas incluso que se creían extintas y por otro estamos probando todas nuestras tecnologías en todos esos campos”.
En la imagen el investigador Pablo Vidarte, CEO y fundador de Bioo, con sus interruptores biológicos. / Bioo
Hasta la fecha la compañía ha estado dedicada al I+D puro, pero no ha sido hasta 2022 cuando han salido al mercado. A lo largo de 2023 Bioo mostrará sus primeros edificios biotecnológicos completamente acabados en España.
El futuro no tan lejano que vislumbran Vidarte y su empresa Bioo pueden resumirse en algo así: “Que un día estés en la cama, abras los ojos y lo primero que te ilumine el día sea el contacto con la naturaleza. Que te levantes, vayas al salón y veas que en el techo están saliendo unas plantas que generan energía para las luces y reducen el calor de la vivienda. Y que al abrir la ventana veas que tu propia ciudad se ha transformado en una urbe biotecnológica”.