Al observar que los dinosaurios se habían reproducido a pesar de que sólo se criaban hembras, el matemático Ian Malmolm soltó una frase lapidaria: "La vida se abre paso, aún en los ambientes y circunstancias que puedan parecernos más adversos". Como muestra la escena de Parque Jurásico, los seres vivos tienden a ocupar todos los espacios que van abandonando otros, por ejemplo, el ser humano. La casi derruida azucarera de Santa Elvira, en pleno casco urbano de León, dejó de recibir remolacha en 1992.
Este mes de marzo, según anunciaron esta semana el alcalde, Francisco Fernández, y el arquitecto Dominique Perrault, empezará la construcción del futuro palacio de congresos en ese mismo lugar, que se espera que esté concluido a finales de 2012. Entre el cierre de la planta y la edificación del Petit Palais, el espacio ha permanecido abandonado y varias especies de invertebrados y plantas lo han okupado. Una reciente investigación científica ha realizado las citas más occidentales de Europa de dos especies de entomofauna y ha encontrado, además, una planta no referenciada aún en la provincia de León.
"Es una lástima que después de describir por primera vez a estos organismos en la provincia de León, puedan incluso desaparecer", lamenta Mary Cruz Delgado desde Huelva ante el inminente inicio de las obras. Ahora profesora en esta ciudad, durante su estancia en la Universidad de León, esta bióloga realizó un estudio innovador: analizar precisamente si la vida se abría paso en un entorno tan agresivo para diferentes especies como son las ciudades. "Cuando lo iniciamos no había referencias documentales ni investigaciones en este sentido", comenta la investigadora, que pertenecía al Área de Zoología de la institución académica leonesa. Delgado constató lo que el actor Jeff Goldblum decía en la película de Steven Spielberg. "Cualquier espacio de la naturaleza, ya sea industrial como éste o una vivienda abandonada, por ejemplo, termina siendo ocupado por diferentes seres vivos, y los primeros son los artrópodos y las plantas".
Dos invertebrados y una planta nuevas
Aunque el objetivo del trabajo era describir la diversidad entomológica que presentaba la vieja azucarera, saltaron algunas sorpresas. La primera se llama Cylisticus convexus y es un isópodo, un orden de los crustáceos. Esta especie es un habitante habitual de espacios urbanos abandonados. Se conoce su existencia en Europa central y Oriente Medio y últimamente ha sido descrita en otros puntos de la Península Ibérica y Baleares, pero es la primera vez que se encuentra en un punto tan occidental del continente. Delgado la referenció por primera vez en la Real Sociedad Entomológica Aragonesa. La segunda sorpresa biológica permanece en el anonimato. Se trata de un arácnido, pero la investigadora no puede proporcionar más datos, ya que aún no ha salido a la luz su publicación en revistas científicas. Como en el caso anterior, es la primera vez que se observa esta especie en un punto tan al oeste de Europa y, por lo tanto, también es una nueva especie para la fauna de la provincia de León.
La tercera novedad se encontró entre las plantas. El antiguo director de la azucarera debió de ser un amante de la jardinería, puesto que junto a su casa había una pequeña parcela con flores. Las plantas ornamentales fueron conolizando el espacio. Entre ellas, surgió una herbácea nativa de Norteamérica, la Epilobium brachycarpum. Como en el caso del crustáceo y del arácnido se trata de la primera vez que se describe en la provincia de León. La revista Bouteloua recoge el hallazgo.
Inventario entomológico
El trabajo científico logró identificar un total de 1.310 ejemplares de entomofauna (invertebrados, fundamentalmente insectos) que correspondían a 66 familias y 20 órdenes. Las muestras se obtuvieron por tres tipos de trampas aéreas, que contenían vino, cerveza e hígado de cerdo para atraer a estos animales. La mayoría de los insectos recolectados fueron escarabajos (729 en total), seguidos con chinches (252 en concreto). También se observaron significativos números de tijeretas, crisopas, piojos de los libros y milpiés. En el caso de la flora, las especies de plantas más observadas fueron el alianto (Ailanthus altissima), el árbol del amor (Cercis siliquastrum), el nogal común (Juglans Regia), la lila (Syringa vulgaris) y la madreselva (Lonicera japonica). La investigación concluye que el comportamiento de la naturaleza en la azucarera demuestra que este tipo de áreas abandonadas pueden llegar a convertirse en "áreas de protección para las faunas".