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Un equipo interdisciplinar de investigadores de Valladolid y Salamanca ha diseñado un novedoso modelo matemático para cuantificar el daño que se le puede hacer a un paciente al someterle a la provocación de una posible reacción alérgica. Este procedimiento se lleva a cabo cuando los médicos quieren comprobar sin lugar a dudas si una persona tiene alergia o no a un fármaco.
Una controvertida columna en la prestigiosa revista científica Nature ha defendido el estudio de las terapias alternativas. Aun admitiendo que no funcionan como sus practicantes proclaman, su autora instaba a valorar los beneficios que aportan a través del efecto placebo. Recibió una gran cantidad de críticas, pero sus detractores coinciden en algo: deberían estudiarse los mecanismos por los que estas pseudoterapias fraudulentas logran ciertos resultados. Quizá la medicina podría aprovecharlos.
Desde hace décadas se conoce la capacidad antioxidante de los líquenes, aunque apenas se ha investigado desde el punto de vista farmacológico. Investigadores de la facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid han revisado cerca de un centenar de estudios donde, mediante modelos celulares y animales, se describen las posibles aplicaciones terapéuticas de estos organismos.
Científicos españoles han mostrado en ensayos preclínicos una molécula hasta cuatro veces más eficaz que el único tratamiento farmacológico actual para la amiloidosis familiar por transtiretina, una enfermedad minoritaria y degenerativa. El compuesto actúa como un potente inhibidor de las deposiciones de la proteína que causa la enfermedad, reduciendo su progresión. Ya se ha probado en un ensayo clínico con personas afectadas.
El grupo de investigación NanoBioCel de la Universidad del País Vasco ha desarrollado un sistema para desarrollar medicamentos adaptados a células madre, lo que permite mejorar su funcionalidad para la liberación de sustancias terapéuticas. Se trata de una alternativa prometedora para enfermedades crónicas que en la actualidad carecen de tratamiento eficaz.
La utilización de nanopartículas en tratamientos como vehículo para transportar fármacos está cada vez más extendida, especialmente, en enfermedades como el cáncer. Investigadores de la Universidad de Salamanca han analizado ahora los últimos estudios sobre su aplicación en enfermedades infecciosas, destacando su utilidad tanto en tratamientos como en diagnósticos, aunque apenas hay medicamentos comercializados. Un aspecto clave es que pueden ayudar a resolver el problema de las resistencias de virus y bacterias.
La resistencia a la quimioterapia es uno de los caballos de batalla de los tratamientos contra el cáncer. Investigadores de la Universidad de Córdoba han descrito una nueva vía para regular estos mecanismos cuando se produce falta de oxígeno, lo que abre las puertas a nuevos tratamientos farmacológicos. Los resultados se publican en Oncogene.