Un nuevo estudio afirma que la edad del paciente influye en la presentación del trastorno de juego patológico y en su evolución clínica. Los resultados, publicados en la revista Journal of Gambling Studies, asocia una edad de inicio más precoz con una mayor severidad en la conducta del juego.
El investigador español Rafael Yuste, uno de los inspiradores de la iniciativa de investigación neurológica lanzada ayer por el presidente de EE UU, Barack Obama, considera que se trata de "un momento histórico" para la ciencia.
La estrecha relación existente entre pobreza y salud es evidente: las personas más pobres enferman más y mueren antes que las ricas. Además existe una correlación entre desigualdad económica y enfermedad mental. Estudios recientes revelan que países desarrollados con altos niveles de desigualdad, como EE UU y Reino Unido, tienen una proporción mayor de enfermos mentales que países como Nigeria, Dinamarca o Noruega, con una brecha menor.
En febrero, New York Times anunció la intención de la administración Obama de impulsar con financiación el proyecto Brain Activity Map, coliderado por el español Rafael Yuste. De hacerse realidad, este mapa exhaustivo de todas y cada una de las conexiones neuronales servirá para comprender cómo funciona y por qué deja de funcionar el cerebro.
En un ambiente ruidoso somos capaces de escuchar lo que nos cuenta una sola persona. / Zion-Golumbic et al
En un ambiente ruidoso, como el de una reunión social, somos capaces de escuchar lo que nos cuenta una sola persona. Científicos de EE UU han desentrañado los entresijos neuronales de este mecanismo de selección de señales auditivas. Para conseguirlo, las ondas cerebrales se centran en los sonidos provenientes de quien nos interesa y se reduce la importancia de los demás.
Un estudio confirma que las personas mayores de 65 años son más felices cuando, a su vez, han disfrutado de una vida feliz. Además, aquellos mayores que no padecen depresión, tienen apoyo familiar y niveles bajos de estrés y presentan un 'correcto funcionamiento cotidiano', están más satisfechos con su vida al final de esta que los demás.
Todo indica que no existe vínculo entre las características de los rasgos faciales y el comportamiento violento en algunos hombres, según un estudio publicado en la revista PLOS ONE por un equipo internacional en el que participa el Departamento de Biología Animal de la Universidad de Barcelona.
Dos estudios realizados en ratones aclaran cómo ciertas hormonas esteroides, conocidas como glucocorticoides, influyen en algunas vías neuronales y alteran el comportamiento. Estos hallazgos pueden tener implicaciones en humanos en patologías como la depresión y la psicosis.
Interacciones sociales entre ratones. Imagen: S. Karaki y F. Tronche