Técnicos de Protección de la Naturaleza del Gobierno de Aragón y de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos han observado un crecimiento de hasta 28 pollos volados de esta especie amenazada en la temporada 2007-2008 frente a los 22 del año anterior y los 13 de 2006. Según los expertos, estos son los mejores datos de los últimos años.
Un equipo de investigadores de la Facultad de Biología de la Universidad de Santiago (USC) está estudiando el sistema nervioso central de los tiburones. La finalidad es avanzar en el conocimiento de la evolución del cerebro en vertebrados a través de la búsqueda de genes comunes que regulan su desarrollo.
Casi el 50% de las parejas reproductoras de quebrantahuesos de Aragón logran que sus pollos sobrevivan y vuelen
"Es un estudio muy ambiciso", afirma Tomás Santamaría Polo, vicerrector de Investigación de la Universidad Católica de Ávila y profesor de Zoología, Ecología y Espacios Naturales Protegidos. Desde 1996 este experto analiza la vegetación que crece sobre los peculiares terrenos ultramáficos de California (Estados Unidos), genuinos de esta región. En concreto, allí se encuentra una roca denominada serpentina o serpentinita, que presenta altas concentraciones de metales pesados. "Esto hace que la flora y la fauna que allí se establezca sea muy curiosa", asegura Santamaría. Tan curiosa como la Darlingtonia californica o lirio cobra, una planta insectívora cuyo estudio permite conocer a su vez la entomología de la zona.
Un equipo investigador ha descrito unos patrones de regulación entre genes relacionados con las neuronas que captan los estímulos visuales en el ojo de la Drosophila melanogaster, la conocida mosca de la fruta, que es un modelo biológico en estudios de genética y desarrollo. Los resultados aparecen publicados esta semana en la edición on-line de la revista Nature.
Un equipo de investigación internacional ha reconstruido la historia medioambiental de selvas de Centroamérica y Sudamérica con el análisis de la diversidad genética de un árbol considerado un ‘fósil viviente’: el Symphonia globulifera. Los resultados aportan información “esclarecedora” sobre el cambio climático.
Investigadores de la Universidad de Oslo (Noruega) y el Imperial College de Londres (Reino Unido) atribuyen al cambio climático la reducción de las poblaciones de lemmings en Noruega. Según el estudio, que se publica esta semana en Nature, la desaparición de estos pequeños roedores contribuye también a la disminución del zorro ártico y el búho nival.