Este verano se han introducido varias toneladas de sulfato de gadolinio en el gigantesco tanque de agua ultrapura del detector Super-Kamiokande, situado a un kilómetro bajo tierra en una mina de Japón. La adición de esta tierra rara abre la posibilidad de descubrir los esquivos neutrinos que han producido las explosiones de supernova desde los inicios del universo.