Los resultados de esta investigación, de varios centros españoles, revelaron la presencia de medicamentos de uso veterinario en todos los bosques estudiados. Los investigadores detectaron la presencia de antibióticos y del antiparasitario ivermectina en un 20 % de las muestras.
Un equipo compuesto por técnicos de la Generalitat de Cataluña y del Conselh Generau d’Aran y por científicos del Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA)/INIA-CSIC, la Universidad de Murcia, la Universitat de Lleida (UdL) y el Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC) ha descubierto la exposición de los urogallos pirenaicos (Tetrao urogallus aquitanicus) a fármacos de uso veterinario.
El urogallo pirenaico es un ave sedentaria, extremadamente sensible a los cambios de su entorno. Habita en algunos reductos de los Pirineos, en bosques de pino negro con sotobosques en los que abunda el arándano. Los censos anuales realizados en los últimos años han confirmado un marcado declive de la especie, una tendencia que persiste, pese a las numerosas acciones de conservación y divulgación realizadas. Por esta razón, el urogallo pirenaico está en peligro de extinción, según el Catálogo español de especies amenazadas.
En los bosques habitados por el urogallo pirenaico, la presencia de ganadería semi-extensiva es frecuente durante los meses de verano y otoño. Para averiguar si el ganado puede introducir fármacos de uso veterinario en el hábitat del urogallo, los autores de este trabajo han buscado la presencia de 75 de estos compuestos en muestras de heces de ganado vacuno y equino y de urogallo -tanto de pollos como de adultos-, y también en insectos. Las muestras se tomaron en cinco bosques del Pirineo catalán con presencia de urogallos y ganadería semi-extensiva, pero sin actividad agrícola ni labores de fertilización del suelo.
Los resultados mostraron la presencia de antibióticos o antiparasitarios de uso veterinario en todos los bosques estudiados, en un 20 % de las muestras analizadas. Concretamente, los fármacos detectados fueron los antibióticos ciprofloxacina, enrofloxacina, florfenicol y tetraciclina, usados habitualmente para tratar infecciones bacterianas, y también el antiparasitario ivermectina. La presencia de estos medicamentos de uso ganadero en el medio natural indica una contaminación ambiental química de origen humano. Diversos estudios alertan sobre la presencia de fármacos en las heces del ganado, que a menudo se utilizan para fertilizar el suelo. Además, estos fármacos pueden ser absorbidos por plantas que, en algunos casos, terminan en la cadena alimentaria humana.
Este es el primer estudio que aborda la contaminación ambiental por fármacos de uso veterinario en entornos subalpinos, concretamente en áreas remotas que cuentan con presencia de ganadería estacional. Según Carlos Sacristán Yagüe, investigador del CISA-INIA-CSIC y último autor del trabajo “este estudio demuestra lo extendida que está la contaminación ambiental por fármacos, incluyendo medicamentos que pueden generar resistencias a antibióticos y antiparasitarios que afectan a las poblaciones de invertebrados, uno de los alimentos principales de los pollos de urogallo”.
Este estudio demuestra lo extendida que está la contaminación ambiental por fármacos, incluyendo medicamentos que pueden generar resistencias a antibióticos y antiparasitarios
El impacto de los medicamentos va más allá de la especie ganadera de destino. Aún se desconoce si la exposición intermitente, y posiblemente crónica, a los antibióticos detectados, tiene efectos adversos en los urogallos, pero en otras aves se ha observado que un mal uso o sobredosificación de estos fármacos puede causar caídas de inmunidad, hepatitis, fallo renal, alteraciones en la microbiota intestinal o reducción en la eclosión de los huevos.
“Por este motivo, no podemos obviar un potencial efecto adverso sobre especies no diana, como el urogallo”, explica Olga Nicolás, estudiante de doctorado de la UdL y primera autora del trabajo.
Por otra parte, numerosos estudios revelan el impacto de la ivermectina en una gran gama de animales, causando neurotoxicidad, alteraciones endocrinas o incluso la muerte.
El nivel detectado de ivermectina en una de las muestras de estiércol de ganado está por encima del umbral que causa caídas poblacionales y pérdida de biodiversidad en invertebrados, por lo que futuros estudios deberán contemplar el efecto de este antiparasitario en las especies de insectos que habitan los bosques pirenaicos, y que constituyen pilares fundamentales en la dieta de los pollos de urogallo y en el ecosistema.
Además, numerosos estudios han demostrado que la ivermectina tiene un gran impacto en las poblaciones de insectos coprófagos, como los escarabajos. Estos insectos son fundamentales para la degradación adecuada de las heces, y sin ellos el suelo se transforma en un lugar muy poco productivo, donde abundan las plantas nitrófilas, poco apetitosas para el ganado.
Los resultados del estudio han sido publicados en la revista Ecotoxicology and Environmental Safety y pueden ser de gran utilidad para diseñar estrategias de conservación del urogallo. También podrían servir para modificar la pauta veterinaria antiparasitaria administrada al ganado semi-extensivo, haciéndola menos ecotóxica, favoreciendo la degradación de los medicamentos presentes en los excrementos antes de la fertilización de los pastos y promoviendo el uso curativo de los fármacos en lugar del tratamiento preventivo de todo el ganado.
Referencia:
Francisco, ON. et al. "Environmental contamination by veterinary medicinal products and their implications in the conservation of the endangered Pyrenean Capercaillie (Tetrao urogallus aquitanicus)". Ecotoxicology and Environmental Safety